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SUMARIO
Editoriales. Ante un Congreso; Los estudiantes; Los escándalos del
Patronato del Turismo; El negocio de la Trasatlántica.
Ideas políti-
cas: Responsabilidades,
por Alva.ro de Albornoz.—Todo está igual, Un
problema importante que no importa,
por J. de Abendaño.—Manuel
Berl y !a cultura burguesa,
por A. Habaru.— El escritor en tos Esiados
burgueses.
La dictadura y la enseñanza, por Leopoldo Alas Argue-
lles.—Indulto y amnistía, por Antonio Dubois.—El sentido social de
la arquitectura nueva,
por F. Fernández Armesto.—Caricatura por
Maside.—¿Será posible? Hay que defender a España, por Roberto
Blanco Torres.—En París: Un estreno de Gorkin.Rifi-Rafe.Obre-
rismo: La trayectoria del Primero de Mayo,
por Isidoro Acevedo.—Se
ha suicidado Maiakovsky, el poeta épico de la Revolución rusa.

«.150.000.000)), por Vladimir Maiakovsky.—La izquierda literaria. Ro-
berto Desnos,
por Miguel Angel Asturias.—Un llamamiento a los es-
critores,
por Teófilo ortega.—Noticias literarias.Pintura soviética,
por Ernesto M. Dethorey.—Por sus obras los conoceréis: El Consor-
cio del Plomo, el Municipio de Linares y la familia Yanguas,
por
José Venegas.—Cinema: La canción del día, por José de la Fuente.—
Organización republicana: El Congreso del Partido Radical Socialis-
ta; La alianza republicana.
Vida española: Galicia, Ante unas pro-
blemáticas elecciones,
por José Cánovas y Albarracín.—Castilla (San-
tander),
por V.; Canarias: Estreno de uTic-tact, por A. Hurtado de
Mendoza; El sentido de la juventud, por Eduardo Westerdahl.— Los
libros: Jean Cocteau,
por Antonio de Obregón; V. /. Lenin, por M. Gar-
cía Pelayo, Ernesto Cauda, por J. de la F.; /. B. Treud, por J. B. y G.;
Sánchez Guerra (Rafael), por D. F.—La quincena internacional: El
Tratado Naval; El Banco Internacional de Pagos; La rebelión en la
India; El Congreso del I. L. P-
Inglaterra y la India, por Otero Es-
pasandín. —Nueva política: La República y los obreros, por José
Díaz Fernández.
A Ñ O I                  NUM. 7                     35 CTS.
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NUEVA ESPAÑA
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NUEVA ESPAÑA
REVISTA QUINCENAL
Año I * 1 de mayo de 1930 * N.° 7
Redacción, Administración y Talleres:
ALTAMIRANO, NUMERO 18
MADRID
Teléfonos números 40643 y 40505
Apartado de Correos: 8.046
EDITORIALES
ANTE
UN
CONGRESO
El día 15 de mayo empezará en el
teatro Kornea el Congreso del Partido
Radical-socialista, en período de cons-
titución . Nos interesa destacar este
acontecimiento político por varias razo-
nes. Una de ellas es que esas fuerzas
pueden agrupar,, y desde luego agru-
pan, los elementos más avanzados y
modernos del republicanismo, demasia-
do cerrado hasta ahora en su programa
histórico. Además, en estos momentos
son indispensables las reuniones repu-
blicanas, si es que el movimiento de las
izquierdas ha de ser orgánico y eficaz.
Aunque los temas del Congreso es-
tán sometidos al imperativo de las cir-
cunstancias difíciles en que aquél se
celebra, allí ha de perfilarse la fisono-
mía de este sector político, cuya de-
nominación ya indica abundantemente
su posición. En el manifiesto-convoca-
toria se adelantaban los propósitos qu.e
animan a los organizadores:, Dar al re-
publicanismo español un contenido so-
cial con arreglo a las realidades de la vi-
da, española y poner en juego solucio-
nes que hasta ahora estaban adscritas
únicamente a los programas obreros. A
juicio nuestro, el Congreso del Partido
Eepublicano Radical-socialista tiene que
dejar bien determinada su posición en
este punto para que su matiz no se
confunda con el de otras zonas ideoló-
gicas afines.
El Partido Socialista Obrero, inspi-
rado en la lucha de clases, agrupa en
sus filas a muchos trabajadores orga-
nizados. El Republicano Socialista ten-
drá como objetivo recoger a elementos
que por uno u otro concepto no figuran
en el Partido obrero y que sienten, sin
embargo, la necesidad de una Repúbii-
tía) socialista, extraída de Tos núcleos
de trabajadores intelectuales y manuales.
La República radical, sin un repertorio
de profundas reformas sociales represen-
taría un atraso con relación a las nuevas
naciones republicanas de Europa, donde
gobierna el socialismo con aquellas li-
mitaciones que impone el carácter de
cada país. Corresponde, pues, a los ra-
dicales-socialistas una actuación extre-
ma, acentuada hacia los sectores obre-
ros, cuya capacidad política será la
mejor inyección que pueda recibir en
su día el régimen republicano. Existien-
yo ya una derecha y un centro republi-
cano, los radicales-socialistas son los lla-
mados a sostener la posibilidad de una
República avanzada en todos los órde-
nes de la vida pública.
Pero el Congreso tendrá que decidir
también acerca de un punto importan-
tísimo en estos momentos: el del frente
único republicano. Este en un problema
de táctica. Ahora los hombres de iz-
quierda de todos los matices están uni-
dos por una aspiración común: traer la
República. Por lo tanto, toda actuación
ha de llevar implícito ese propósito. La
unión debe hacerse para .toda clase de
movimientos, y a nadie ha de repugnar
1 ir del brazo del enemigo de ayer; si este
enemigo está diáfanamente en actitud
quierda,, en cuyos programas políticos
está la clave de una total reforma uni-
versitaria.
LOS ESCÁNDALOS
DEL
PATRONATO
DEL
TURISMO
Entre los organismos creados por la
dictadura, pocos habrá de tan turbio fun-
cionamiento y desastrosas consecuencias-
de dilapidación, escándalo y fracaso co-
mo el Patronato Nacional del Turismo.
Es evidente, y esto no lo discute na-
die, que España necesita, con más ra-
zón que muchas otras naciones, de una
institución propulsora, y organizadora de
esa gran fuerza de apetencia viajera y ex-
cursionista que se llama turismo. Nuestro
país, emporio de arte, de tradición y de
bellezas naturales, puede y debe fomen-
tar la atracción de las gentes hacia sus
ciudades y paisajes y facilitar el movi-
miento turístico del público de España,,
y sobre todo del de fuera de España. Esta.
es una doble misión de sociabilidad y
cultura cuyos efectos podrían repercutir
beneficiosamente, y en alto grado, en la
economía nacional. Nadie, repetimos,,
niega, ni siquiera puede discutir, tal cosa.
Pero para que dicha labor se cumpla,
es necesario que el organismo encargado-
de ella sea apto, funcione con absoluta,
transparencia administrativa y demuestre
con su actividad y eficacia que llena de-
bidamente los fines para que fué creado.
En suma: es preciso que realice todo le*
contrario de lo que viene realizando nues-
tro Patronato Nacional de Turismo.
Esta entidad, organizada de prisa y co-.
rriendo por la dictadura, deseosa ante to-
do de satisfacer el ansia especuladora de
una pandilla adicta, ha fracasado rotun-
damente. Los altos cargos se repartieron
entre varios amigos de Primo de Rivera,
cuyas profesiones—un diplomático y cua-
tro aristócratas—eran y son por com-
pleto ajenas a todo ejercicio y técnica
del turismo. Recientemente, el Pubh-
Glub,
de Barcelona (la única Asociación
de Técnicos de Publicidad y Propaganda
que existe en España), ha elevado a la
presidencia del Consejo de ministros un
documento, pidiendo la reorganización
adecuada y urgente del funesto Patrona-
to. Como esta instancia se han dirigido»
otras muchas al Gobierno por calificadas
personas, corporaciones y gremios. La
pandilla adicta, y particularmente su je-
rife, D. José Antonio de Sangróniz, re-
clutaron, al formarse el Patronato, el
personal oficinesco entre favoritos y ami-
gos. Sin oposición ni concurso, sin garan-
tías de competencia de ninguna clase, la
mayor parte de los funcionarios del Tu-
rismo obtuvieron el clásico «enchufe»
por la subrepticia vía de la merced y el
compadrazgo. Escritores conocidos y^ cau-
tamente silenciosos durante el períoda
dictatorial, periodistas cuya pluma con-
venía tener inmóvil en determinadas ma-
terias, catedráticos emboscados en la tu-
rística fronda, desertores de sus cátedras
gracias a tal o cual martingala legal, et-
cétera, etc., hallaron y hallan acogida en
el opulento Patronato, donde disfrutan
copiosamente importantes sueldos a cam-
bio de dilatados ocios y bostezos.
Pero esto sería lo de menos, lo menos
republicana. Ahora bien; la conjunción
ha de ser circunstancial, sin que ningún
grupo pierda su matiz propio. Importa
mucho a la opinión saber que existe un
republicanismo conservador y modera-
do ; pero quizá le importe más tener
garantizada la transformación de Espa-
ña en un partido republicano moderno,
divorciado de la tradición, enemigo de
todo privilegio, primera etapa para lle-
gar a un auténtico Estado socialista.
LOS
ESTUDIANTES
El Congreso de la Unión Federal de
Estudiantes, que se ha celebrado en
Madrid, tiene verdadera trascendencia,
no sólo por los temas tratados en él, sino
por la sensación de fuerza y de solida-
ridad que dan los escolares españoles. Ya
hemos dicho otras veces que fué la ju-
ventud universitaria la que con más
gallardía defendió sus derechos, atro-
pellados por la dictadura. Pero lo que
acusa verdaderamente la existencia de
un fuerte espíritu de unión es que los
escolares siguen sintiendo después de la
lucha y del triunfo el imperativo profe-
sional, y se exhiben organizados para
tratar sus problemas de clase.
Lo cual quiere decir que son una fuer-
za considerable en la vida española y
que la F. U. E. es un ejemplo de ener-
gía y tenacidad juvenil de incompara-
ble valor. No sólo por los frutos que lo-
gre para los estudiantes dentro de la
Universidad, sino porque les imprime el
sentimiento de solidaridad y organiza-
ción que es uno de los grandes resortes
del hombre moderno, con los cuales se
ha de cambiar la faz del mundo.
Es indudable que la Universidaa es-
pañola vive una vida inferior. La po-
breza y atraso de nuestro Estado reper-
cuten en ella como en lo más sensible
del país. Hay una gran mayoría del
profesorado completamente ignorante,
estúpido y reaccionario; un academicis-
mo reñido con la inteligencia; un mono-
polio de educación que se reparten el ca-
pitalismo y la Iglesia. Contra esos vicios
quiere luchar la F.. U. E., intentando,
primero, la autonomía universitaria, y,
después, la reforma de métodos y orien-
taciones. Plausible idea que hay que
animar y defender. Pero—ya lo hemos
dicho en otras ocasiones—la Universi-
dad española no se transformará mien-
tras no se transforme el Estado espa-
ñol . Por eso hay que procurar que los
estudiantes no tengan solamente en la
vida pública una actuación profesional,
sino que, independientemente de la
F. U. E., organización apolítica, acu-
dan a engrosar las organizaciones de iz-
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NUEVA ESPAÑA
ner a su disposición gran parte de los
caudales del Tesoro español. Porque, en
efecto, era verdad que el tipo de sub-
vención era menor en ;el nuevo contrato;
pero, en cambio, se autorizaba a la Com-
pañía a negociar empréstitos en caso ne-
cesario, con el aval del Estado. ¿ Se com-
prende bien lo que esto significaba? Pues
significaba, sencillamente, dejar al libre
arbitrio de la gran Empresa naviera la
exacción de fondos públicos en la medida
y cuantía que a sus directores y conse-
jeros les viniese en gana. ¡ Y todo esto se
hizo bajo el pabellón arrogante y patrio-
tero de un saludable rescate de los inte-
reses del país 1
Con todo detenimiento hemos dé ocu-
parnos de este negocio, como venimos
haciendo de otros varios y pingües de los
que el régimen dictatorial fraguó en la
sombra de los Ministerios y las antecá-
maras. Para lucro de altos personajes y
bochorno de la nación, que lo soportó
con pastueña mansedumbre durante seis
años.
                                      .              -
gravoso para el Estado, si al fin el Pa-
tronato hubiera actuado en lo demás
con escrupulosa administración y acierto.
No ha ocurrido asi, como es notorio. Ha-
dispuesto en un año de más de 30 mi-
llones de pesetas y no ha hecho otra cosa
que cubrir de mala manera las aparien-
cias.
Según los datos del propio Patronato,
la propaganda ha consistido en lanzar
hasta dos docenas de títulos, de obritas,
de las cuales la mayor parte son folletos,
hojas, guías e itinerarios, tan parcamen-
te editados que han sido casi' invisibles
para el público, a pesar de las cantida-
des de papel, en peso, que el Patronato
pregona en las columnas de los periódi-
cos. Esto, más la edición de 15 películas
(124, contando, las copias), más la publi-
cidad en los grandes diarios—renglón el
más costoso, pero que no ha prodigado- el
Patronato hasta última hora—, no justifi-
can, en verdad, la inversión de tantos mi-
llones como han ido desapareciendo por
el escotillón del Turismo. Tales cifras,
datos y realidades inducen a la opinión-
pública a sospechas —> quiz.á impruden-
tes...—de algunos inadecuados empleos
de fondos y de filtraciones. Sospechas
que es indispensable desvanecer,, por el
hqnor mismo de las personas que compo-
nen la Junta del Patronato. Es necesa-
rio, pues, e inaplazable, una revisión de-
tallada y rigurosa. Hay que examinar
partida por partida, cuenta por cuenta,
cantidad por cantidad.
No~basta escribir vagamente : «Por ins-
EL NEGOCIO
DE LA
TRANSATLÁNTICA
Herencia- triste de la dictadura para el
Estado español es el fabuloso asunto de
la prórroga y modificación del contrato
con la Compañía Transatlántica.
En una de aquellas inolvidables notas
entre grotescas y dramáticas que obliga-
ba el dictador (afortunadamente desapa-
recido) a insertar en la Prensa, se pro-
clamaba que el Gobierno, dispuesto a aca-
bar con las subvenciones del Estado a
las grandes- Compañías, lesivas al interés
nacional, había resuelto rescindir el con-
trato con la Transatlántica y entablar
otro en el que el tipo de subvención fue-
se mucho menor.
Lo qué no se decía en la nota, ¡ natu-
ralmente!, era que en las Bases del nue-
vo contrato se establecían condiciones por
las cuales lá poderosa Empresa i'ba a te-
IDEAS POLÍTICAS
RESPONSABILIDADES
por ALVARO DE ALBORNOZ
pared de dos metros de espesor.-Aun así,
los Pares de Francia querían salvar a
todo trance a. Polignac y a sus colegas.
Pero, un día, el bello y romántico jardín
del Luxemburgo sintió turbada su tran-
quilidad provinciana. Una muchedumbre
en delirio patriótico, clamando, justicia,
rompía la guardia e invadía el palacio
del Senado. Y los Pares de Francia tu-
vieron que convertirse en los magistra-
dos del pueblo.
Cuarenta años después se desarrolla-
ba en Francia otro proceso histórico: el
del mariscal Bazaine, acusado de haber-
se rendido en Metz a los prusianos sin
combatir, con un ejército de ciento trein-
ta y nueve mil hombres. Un Consejo de
guerra reunido en Versalles, fen el pa-
lacio del Trianon, testigo de tantas li-
viandades, condenó al mariscal a la pena
de muerte con degradación militar, pena
que después fué. conmutada por la de
prisión perpetua. Pero el proceso de Ba-
zaine, mariscal del imperio hundido-en
Sedán, era tramitado por lá Eepública.
Y aun así encontró gracia el condenado
a muerte de Versalles, a quien no tar-
dando mucho se le franquearon las puer-
tas de la prisión.
Ni en 1830 ni en 1873 hizo Francia una
trágica justicia. Ni la monarquía de ju-
lio ni la Eepública de 1870 fueron crue-
les. Y lo que en uno y otro momento evi-
tó la impavidad de los culpables fué
la tensión del alma popular. Ni Polignac
ni Bazaine hubieran sido condenados sin
la agitación que se transmitía desde los
grandes bulevares hasta los últimos rin-
cones de los departamentos. Y „eso que
en ambos casos la solidaridad guberna-
mental se hallaba, si no rota, debilitada
por la solución de continuidad revolúcio-
talación de nuevas oficinas, 670.000 pe-
setas.» «Para nuevas adquisiciones, pese-
tas 3.815.000.» «Para impresión de folle-
tos, 1.000.000 de pesetas.» «Para organi-
zar un plan de propaganda, 3.850.000 pe-
setas», etc. Hay que justificar al detalle
toda esa zarabanda de millones que salen
del bolsillo del contribuyente. Todo el
mundo sabe que la atracción de turistas
para las Exposiciones de Sevilla y Bar-
celona ha sido casi nula por parte del
Patronato y que ello ha dado lugar a vi-
vas protestas en España y América. Por
ejemplo: la Asociación Americana de An-
ticuarios informa que los norteamericanos
gastaron en Europa, el año 1929, 250
millones de dólares en compras de obje-
tos de arte. Pues bien: en España no se
han vendido más objetos de arte que en
años anteriores. Otro dato: El mes pasa-
do
estaban pegando en la Exposición de
Barcelona los carteles de las provincias
españolas que editó el Turismo; durante
la Exposición no se ha visto allí ningu-
no de esos carteles. Se advierte con har-
ta diafanidad que las gestiones propagan-
distas del Patronato no tienen otro ob-
jeto que encubrir con brillantes exterio-
ridades de oportunos anuncios sus enor-
mes y misteriosos derroches. A esto alu-
dió recientemente la autorizada nevista
financiera El Economista, diciendo: «Sin
perjuicio de que se exijan en todos los
casos las responsabilidades que procedan,
es preciso cortar todo eso como se corta
un incendio.» Nosotros insistimos cerca
del gobierno Berenguer en que se vaya
a la disolución primero, y luego a la re-
organización del Patronato Nacional del
Turismo. Los mangoneadores de este, or-
ganismo fracasado deben rendir cuentas
de su escandalosa gestión, de la misma
De vuelta del campo de
Marte, se arremolinó el
pueblo en los alrededores de
las Túllenos, de la Asam-
blea y del palacio real;
mandó por su propia auto-
• ridad que se cerrasen los
teatros y dispuso que se,
suspendiese toda clase de
regocijos públicos hasta que
se le hiciese justicia.
Lamartine
No se ha dado jamás el caso de que
un régimen, abriendo ante la Historia
su propio proceso, se enjuiciara y conde-
nara a sí mismo.
En 1830. fué residenciado en Francia
el ministerio Polignac. El príncipe de
Polignac y sus compañeros de gobierno,
Peysonnet, Chantslaurs y Guermon-Ean-
vüle, fueron condenados por la Cámara
de los Pares, como culpables del delito
de alta traición, a la pena de prisión per-
petua. Pero el ministerio Polignac era un
gobierno caído, derribado por una revo-
lución. El rey, el rey de Polignac y con-
sortes, se hallaba en el destierro. Ha-
bía desaparecido la monarquía históri-
ca. El proceso del régimen derrocado se
tramitaba por el régimen nuevo ante una
opinión que habían sacudido las jornadas
revolucionarias. Los ministros acusados
no se erguían en los escaños del Parla-
mento ni intrigaban en las Cámaras o en
la Prensa, sino que se hallaban recluí-
dos en la fortaleza de Vincennes, ocu-
pando cada uno una celda de doce pies
de largo por siete de ancho, sin más luz
m
quero que, por dilapidar el dinero de <lue la que penetraba por una ventana naria. Fácil es imaginar lo que hubiera
con doble reja de hierro, abierta en una sucedido si a Polignac le hubiese juzga-
sus clientes, ha ido a la quiebra.
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NUEVA ESPAÑA
YODO ESTA IGUAL
Un problema importante que no importa
po.r J.. D.E ABEND AÑ.O
do el Parlamento de Carlos X y a Ba-
záine un Consejó de guerra bajo los aus-
picios de Napoleón III.
* * *
Los juristas suelen adoptar la misma
actitud ante las causas políticas que ante
las causas civiles. Pero en las Causas
políticas, sobre todo si llegan a la cate-
goría de procesos históricos, no sirven
las formas legales ni los argumentos ju-
rídicos, ni la toga venerable ni la balanza
simbólica;
La historia de Francia, de una singu-
lar ejemplaridad en la materia, nos ofre-
ce dos supremos momentos en que las
barreras jurídicas son arrolladas por el
sentimiento nacional.
El primero es el debate de la Asamblea
Constituyente sobre los derechos feuda-
les. Los jurisconsultos hacen esfuerzos
inauditos para que la gran transformación
revista formas jurídicas; pretenden dis-
tinguir, en la complejísima trama feu-
dal, los derechos legítimos de los privi-
legios y los abusos... Mas, sobre su com-
petencia técnica y su habilidad de legis-
tas profesionales, prevalece el sentido
simplista de la justicia popular. Los gra-
ves y sesudos jurisconsultos han olvida-
do que se trata, no de una serie de liti-
gios individuales, sino del proceso histó-
rico del feudalismo. Frente a la justicia
leguleyesca se afirma, inexorable., la jus-
ticia histórica.
El otro momento es el proceso de
Luis XVI. Hay en la Convención juris-
consultos insignes que reclaman para el
acusado todas las garantías del procedi-
miento legal. Quieren que la Asamblea
soberana sea un tribunal, un tribunal su-
premo, sin duda; pero un tribunal, al fin.
El sentido político de Eobespierre se opo-
ne a los escrúpulos de los juristas. Lo que
lleva a Luis XVI a la barra dé la Con-
vención no es tal o cual vulgar infrac-
ción de la ley; es la responsabilidad
histórica de la monarquía, que culmina
en la traición que ha abierto a la coali-
ción extranjera las puertas de Francia.
Con una lógica rectilínea, implacable,
Eobespierre entiende que Luis XVI no
puede tener razones leguleyescas contra
el inmenso hecho histórico de la Revo-
lución. Y su certero instinto político pre-
valece sobre las vacilaciones fatales de
la conciencia jurídica de Vergniaud...
Así en todos los grandes procesos his-
tóricos. Jamás los resuelve, tras uña eno-
josa y pedantesca discusión jurídica, una
sentencia de inacabables resultandos y
considerandos, sino un rápido, fulminan-
te veredicto. Cuando un pueblo enjuicia
a los responsables de una gran crisis na-
cional, no forma su convicción alargando
las orejas para escuchar a los rábulas,
sino levantando el corazón a la altura de
la tragedia. Ante ciertas culpas y ciertas
responsabilidades, para que la conciencia
popular se ilumine, basta el fulgor de un
relámpago. Y, si no hay nubes en la at-
mósfera, ni el mismo Júpiter podría for-
jar el rayo.
Por una disposición publicada en la
Gaceta del pasado día 20 han desapare-
cido hasta los últimos vestigios oficiales
del apapato que tan tímidamente se
montó durante la dictadura para vigi-
lar e intervenir el cambio. La medida
ha pasado completamente desapercibi-
da, no obstante entrañar, a nuestro jui-
cio, indudable importancia.
La inestabilidad monetaria constitu-
yej a nuestro entender¡ el más grave
problema que en el orden económico
tiene planteado España. El más negado
en estas cuestiones puede comprender-
lo con sólo reflexionar en los sacrificios
que todos los países han hecho para
conseguir la estabilidad del cambio, has-
ta el extremo de que hoy sólo España
continúa sin resolver situación tan eno-
josa entre los Estados que cuentan al-
go. Ya. Babemqß que hay quienes se
creen de vuelta y alegan que España es
un país «de especiales características»,
que puede vivir indefinidamente aisla-
do de las finanzas internacionales. Sin
perjuicio, naturalmente, de que cuan-
do se produce una fuerte convulsión en
nuestro cambio se alegue como causa
la existencia de una maniobra extranje-
ra que lo conturba con fines especulati-
vos, ya que la situación intrínseca na-
cional tiene que ser siempre buena a los
efectos de la Marcha de Cádiz.
La verdad es que estos problemas no
pueden resolverse ya en la intimidad
del hogar de la eábila, sino que tienen
un carácter internacional cada día más
acusado. Sobre todo desde el momento
en que los capitales a corto plazo, que
se trasladan con la rapidez del rayo de
una plaza a otra—según la remunera-
ción que se les ofrece—, han llegado a
ser los verdaderos reguladores del cam-
bio, elevándolo si son atraídos, depre-
ciándolo si se les rechaza.
Como se ha dicho insuperablemente
por un ilustre especialista, en un país
de moneda inestable los capitales a cor-
to plazo en busca de colocación no se
aventuran. Los únicos capitales a cor-
to plazo que se importan son capitales
especulativos, que corren voluntariamen-
te el riesgo de las variaciones del cam-
bio para entrar y salir a gusto de la ima-
ginación de sus propietarios, provocan-
do unas veces el alza, otras la baja del
cambio, sin que el Banco de emisión
pueda ejercer ningún control eficaz de
ellos. En suma: el Banco, en vez de re-
gular los movimientos del cambio—con-
formé a su misión esencial en todas par-
tes, menos en España—, se ve precisado
a soportarlos pasivamente, con enorme
daño para la economía entera.
Porque, no nos cansaremos de repe-
tirlo, salvada la excepcional interferen-
cia de algún fenómeno imprevisible
—como la guerra mundial—, en un régi-
men inestable acaban por imponerse a
la larga las influencias bajistas. La ra-
zón es obvia: los capitales sanos extran-
jeros a corto plazo no acuden, como he-
mos dicho, porque no quieren afrontar
riesgos; los propios del ahorro nacional
sienten en parte la comezón de despla-
zarse a lugares más seguros; los comer-
ciantes colocan cuanto no les es indis-
pensable en moneda fija, que, además,
puede ser mejor cambiada en su día...
determinándose en conjunto una debi-
litación en él aflujo de capitales que
por moderada quíe sea provoca inme-
diatamente un mayor desnivel en la ba-
lanza general de pagos.
Los originales que publica
NUEVA ESPAÑA son
RIGUROSAMENTE INÉDITOS
tos obreros sin trabajo haciendo cola en una calle de Nueva York para solicitar
la comida que se reparte todos los días en un dispensario instalado por la señora
de Irving T. Bush
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NU IVA ESPAÑA
raciones de Berl. Frente a él ve, encuen-
tra detrás del estandarte de la cultura,
la coalición "de todas las fuerzas intelec-
tuales de la burguesía, desde los católi-
cos neo-tomistas hasta los dilettantis es-
téticos del escepticismo y el libre pensa-
miento. Materialista, Berl ataca el espl-
ritualismo y el idealismo en todas sus
manifestaciones.
El alma, lo inconsciente que la lite-
ratura de la postguerra ha exaltado tan-
to, Berl los denuncia como una trampa,
como un medio de evasión de la realidad.
«El pensamiento, independientemente de
sus elementos sociales, puede justificar
tal o cual estado de la sociedad... Por
eso debemos desconfiar un poco cuando
los filósofos invocan el pensamiento pu-
ro. Mr. Boutroux era un pensador
puro; sus investigaciones sobre la filo-
sofía alemana procedían del más libré
fuego de la crítica, y he aquí que en
1914, precisamente en 1914, Mr. Bou-
troux se puso de pronto a renegar del
kantismo. Mr. Bergson era un pensa-
dor puro; siempre estaba buscando el
mecanismo que encierra el impulso vital,
sustancia del mundo. Por nuestra parte,
nos costaba mucho trabajo representar-
nos claramente la distinción jentre lo
mecánico y lo vital. Y he aquí que...,
en 1914, la distinción se impuso muy
sencilla: lo mecánico eran Bismarck,
Guillermo II, Ludendorff jt en general,
Alemania. En cuanto al impulso vital,
nosotros teníamos bien cerca dos imáge-
nes perfectamente adecuadas: el maris-
cal Joffre y Mr. Eaimundo Poincaré.» Al
mismo tiempo, para Berl, la vida interior
deviene el gran refugio que permite a la
burguesía eludir las responsabilidades
de lo real. La realidad no es más que
apariencia; sólo la idea, sólo el alma
existe fuera de los estados que la mani-
fiestan. Profundamente espiritualista, la
burguesía pretende justificar todo por su
espiritualismo.
Berl opone al espiritualismo el mate-
rialismo, al culto del yo la primacía de
lo social y de la personalidad exterior.
«El materialismo es para mí—escribe fi-
nalmente—el valor en el pensamiento y
la irreverencia en el corazón.» En este
terreno, la literatura y la filosofía actual
le otorgan la mejor parte.
Manuel Berl y la eultura burguesa
por A. HAB ARU C Redactor Jefe de ««Monde")
brando al proletariado. «Entre la cultu-
ra, hereditaria, forma de una herencia, y
el proletariado, masa de no herederos, no
existe ninguna conciliación posible. Por-
que la cultura es un sistema de valores
erguido contra el proletariado, y así ac-
tuará siempre necesariamente. Nosotros
podemos romperla. Podemos renunciar a
ella. Pero no podemos transformarla.»
Sobre este punto, Berl, que se tiene
por marxista, se encuentra en contradic-
ción con el marxismo. El marxismo, ba-
sada sobre el materialismo histórico, afir-
ma que las clases privilegiadas sostienen
y controlan el conjunto de todos los va-
lores del espíritu. Mas, lejos de aña-
dir que este conjunto de valores debe
ser deshecho y abandonado y que es im-
posible de transformación, el marxismo
profesa la idea de que el proletariado de-
be apoderarse de él para transformarlo y
modificarlo totalmente. El propio Lenin
ha escrito: «Es indispensable que los
trabajadores no se limiten a la lectura de
obras escritas para ellos, sino que apren-
dan a conocer cada vez más la literatura
general.» Y con mayor precisión añadía:
«Si nosotros no nos damos cuenta clara,
mente de que una cultura proletaria no
Dos escritores representan actualmen-
te en Francia el pensamiento que se po-
dría llamar de «extrema izquierda» : Juan
Guehenno y Manuel Berl. Por su libro
CaUban habla, ensayos y conferencias
(en el Congreso Cultural de Barcelona,
el año último, polemizó con el ministro
fascista Bottai), Juan Guehenno, redac-
tor jefe de la revista Europa, combate el
pensamiento reaccionario. Berl hace otro
tanto en sus panfletos Muerte del pen-
samiento burgués,
aparecido el año últi-
mo, y Muerte de la moral burguesa) que
acaba de aparecer.
Berl y Guehenno tienen de común una
tendencia a aproximarse al movimiento
revolucionario del proletariado, en el
cual ellos ven las solas garantías para
el porvenir de la Humanidad. Uno y otro
niegan a la burguesía el derecho de rei-
vindicar ninguna justificación espiritual
a su dominación económica y política.
Pero, mientras Guehenno ve, sobre todo
en el proletariado, la fuerza que salvará
la cultura tradicional, Manuel Berl esti-
ma dicha cultura tradicional como uno
de los medios de dominación más efica-
ces de la clase que detenta el poder.
«La cultura—escribe—significa el es-
fuerzo del hombre hacia lo que cree la puede edificarse más que sobre el con-
perfección.» Pero este sentido filosófico junto cultural creado por la evolución del
toma en la práctica otro aspecto distin- espíritu humano y por la transformación
to. «Mas la palabra cultura—continúa de la cultura, nosotros no podremos rea-
lizar nuestra obra.» Para el marxista no
es, pues, procedente tirar las tragedias
de Eacine, bajo el pretexto de que este
uniforme que les hace endosarse, no tra- arte aristocrático se halla lejos del pue-
tando tanto de empujar al individuo blo, y sustituirlas en la admiración po-
hasta el más alto grado de sus facultades pular por las baladas de Francois Villon.
Btc
No. El problema quie se plantea es el de
hacer a Eacine tan vital a los ojos de los
trabajadores como Víllón, sin salirse de
los principios del materialismo histórico.
A la luz de tal método de investigación,
el siglo de Luis XIV aparecerá en toda
su realidad humana, y la aureola de que
la burguesía le rodea se disipará por sí
misma. El materialismo histórico recon-
cilia el proletariado con la cultura, que
desde este punto de vista cesa de ser
un sistema de valores acaparado por la
sirve para otorgar diplomas de nobleza burguesía.
y para ejercer mayor influencia, deslum- Se comprenden fácilmente las exage-
cLdmetflnyñ
EL ESCRITOR EN LOS
ESTADOS BURGUESES
En todos los Estados burgueses, la
prosa y la poesía constituyen una mer-
cancía como cualquier otra, y el creador
de esta clase de obras no pasa de ser
un comerciante en novelas, en versos, en
teatro, etc. El escritor en estos Estados
caducos es simplemente un burgués, un
especulador, cuyas acciones sufren altas
y bajas como todo valor bursátil. Frente
a este escritor-comerciante, Seivinsky y
sus camaradas destacan al escritor obre-
ro, un escritor revolucionario de pura
sangre, asociado en un potente sindica-
to a fin de no perecer en manos de las
empresas financieras especiales: edito-
riales, teatros, periódicos, etc.
El soviet de la colectividad de los es-
critores les protegerá efectivamente, ce-
sando, por consecuencia, la explotación
de que son víctimas, como todos los
obreros, en los Estados burgueses.
Quienes así pensamos damos por in-
concuso que no es éste problema que por
sí solo se encauce. Podrá paliarse du-
rante un período más o menos largo, al
impulso de influencias estacionales, psi-
cológicas o lo que sean. Mas no resol-
verse de modo satisfactorio para el país
sin una preocupación efectiva por parte
de éste, traducida en una política enér-
gica y metódica, resueltamente afronta-
da por sus gobernantes.
Hasta ahora, las escasas intervencio-
nes del poder público al respecto han
supuesto justamente todo lo contrario.
En esta orientación, que ojalá nos equi-
vocáramos al reputarla no acertada, la
Eeal orden que motiva este comentario
supone un nuevo paso. Ya no queda
ni sombra de preocupación oficial acti-
va por el problema. El tiempo dirá si
la inhibición puede ser la panacea.
En otro aspecto hemos de lamentar la
nueva victoria de los partidarios a ul-
tranza del que llamaríamos «dontancre-
dismo cambista». El Comité interven-
tor del cambio había iniciado un «Su-
mario estadístico de España», que, sin
llagar todavía ä la perfección, era lo
mejor que se hacía en ' España en or-
den a esos magníficos trabajos en que
sobre el estudio de la «conjuntura»
rivalizan todos los países menos éste.
Como el Banco es incapaz,—o demasia-
do capaz—de comprender para qué se
hacen estas cosas, suponemos que no
recogerá la iniciativa y que el «Suma-
rio» dejará de publicarse. Desaparecerá
así una de las escasísimas aportacio-
nes estadísticas del país que por su
orientación y escrupulosidad empezaba
a honrarnos.
Pero el Banco descansará tranquilo
al ver como ya «parece que fué ayer»
por completo, y no tiene que preocupar-
se para nada de ese enojoso y estúpido
problema del cambio, que a lo mejor
resulta entelequia pura inventada por
medía docena de «aficionados»..,
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LA DICTADURA Y LA ENSEÑANZA
por LEOPOLDO ALAS ARGUELLES
nos en la forma que lo hizo. Pero, sin
contacto posible con los verdaderos re-
presentantes de la cultura, la dictadura
se entregó, a los únicos que podían acer-
cársele y que se dispusieron a utilizar-
la para sus peculiares fines, no pen-
sando para nada en el perjuicio que con
ello iban a causarle. Ocurrió luego lo
que está en la memoria de todos: el
conflicto estudiantil, la actitud de la
Universidad y las rectificaciones tardías
que, no impidieron la nueva huelga ni
evitaron el descrédito que las medidas
dictatoriales causaron a sus autores.
Hoy, en apariencia, todo está ya li-
quidado. La dictadura, al menos en su
fase más acusada, ha desaparecido. Los
profesores han vuelto a sus cátedras y
los estudiantes asisten a sus lecciones
normalmente. El triunfo de la inteligen-
cia sobre sus enemigos de ayer parece
asegurado. No hay que olvidar, sin em-
bargo, que, si la dictadura ha muerto, los
que la utilizaron contra la enseñanza ofi-
cial están ahí todavía. Conviene aprove-
char la lección de los pasados aconteci-
mientos y vivir siempre bien preparados.
El enemigo es tenaz y no descansa, y es
la peor de las ilusiones creerle definiti-
vamente derrotado.
Pero en, la reforma de la enseñanza
intervienen otros factores que no son la
propia dictadura. Al lado de ésta, y
creyendo, con razón, que su sombra iba
a serles propicia, trabajaban en su pro-
pio interés otros elementos que repre-
sentan para la enseñanza un peligro mu-
cho más temible. La dictadura, al me-
nos en un principio, tan sólo sentía in-
diferencia; nada le importaba, ni para
bien ni para mal, la enseñanza del Es-
tado, y si en sus últimos años arreme-
tió contra la Universidad, lo hizo, prin-
cipalmente, porque no se le sometía.
En cambio, el clericalismo cavernario,
disfrazado muchas veces con ropa de úl-
tima moda, sintió siempre hacia la en-
señanza oficial un odio mal disimulado,
odio que tiene su origen en un conoci-
miento exacto del peligro que tal ense-
ñanza representa para sus aspiraciones.
Acaso, sin la nefasta influencia cleri-
cal, no se hubiera lanzado la dictadura
a reformar la enseñanza, y mucho me-
Aunque no es mi ánimo defender a
Callejo y consortes, de tan triste recor-
dación para cuantos se preocupan de la
enseñanza en España, creo de elemen-
tal justicia, y también de elemental pre-
visión, hacer constar que esos señores
en ningún Caso han pecado ni de torpes
ni de ineptos. La« famosas reformas,
que la gente se ha hartado de llamar
disparatadas y absurdas, son, contra lo
que casi todos creen, unas reformas ad-
mirables, acaso las mejor planeadas que
hemos tenido en nuestro país, y, desde
luego, las realizadas con más espíritu de
continuidad y más rectilínea lógica.
A los que encuentren estas palabras
mías tan disparatadas y absurdas, por
lo menos, como las famosas reformas, he
de recordarles que toda empresa huma-
na debe ser juzgada desde el punto de
vista dé su fin. Nada es razonable o dis-
paratado sino en atención al fin que se
p'retende alcanzar. Si una persona, por
ejemplo, injiere un par de docenas de
pastillas de sublimado, procede con to-
da, lógica si desea suicidarse; pero su
conducta no tendría explicación si as-
pirara únicamente a curarse un catarro.
Por eso, para juzgar las reformas de Ca-
llejo y compañía, y la «Compañía» es
lo peor, hay que atender al propósito
que !ha inspirado a los autores.
Los autores, los cómplices y hasta los
encubridores de las reformas pedagógi-
cas llevadas a cabo por, la dictadura, te-
nían el sano propósito, dicho en pocas
palabras, de acabar con la enseñanza del
Esta,dO; Consideradas desde este punto
de vista las tan-traídas y llevadas refor-
mas, no cabe duda de que son toda una
obra maestra: no creo que nadie pueda
inventar nada más ■ radicalmente eficaz
para conseguir tales deseos.. Por eso es
justo librar a Callejo y sus consortes de
la fama de torpes y de ineptos que in-
merecidamente les ha ealdo encima. Y
también procederán con previsión los de-
fensores de la enseñanza del Estado,
recordando constantemente el hecho de
que el fracaso de la dictadura en mate-
ria de instrucción pública no fué, como
el de Hacienda1 o el de Fomento, un
fracaso involuntario, debido a incom-
petencia y a otras causas distintas del
propósito deliberado de hacerlo rema-
tadamente mal,. sino producto de una
intención consciente del daño que se
causaba.
Nadie, sin pecar de excesivamente
candido, podría pensar que la dictadura
iba a sentir interés alguno por la ense-
ñanza. A los que escupían la palabra in-
telectual, como con frase gráfica se dijo,
no cabe suponerles muy encariñados con
el fomento de las instituciones de cul-
tura. Frases hechas no faltaban, y has-
ta se- llegó a decir que la dictadura es-
taba cumpliendo, nada,menos, que el
programa de Costa. Unos cuantos loca-
les, aún vacíos, inaugurados aparatosa-
mente, no son suficiente título para atri-
buirse esa gloria. Tenía otras cosas mák
urgentes que) hacer la dictadura, y no
iba a dejarlas abandonadas para dar
gusto a sus naturales enemigos, los tan
aborrecidos, intelectuales.
Un bloqne";'de; casas;; barates ett el Oeste «teuEerUn
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NUEVA ESPAÑA
/
INDULTO Y AMNISTÍA
persecución, la Justicia suele bajar de
su altísimo pedestal para incorporarse
al tumulto de los enconos. Y estas cir-
cunstancias excepcionales, ¿no justifican
la clemencia?
Pero hay más. El derecho de castigar
en el Código Penal gubernativo conserva
vestigios bárbaros y la crueldad de sus
penas inclina a la piedad. ¿No justifica
ello el indulto? Se está pidiendo la de-
rogación de ese Código. ¿ Cómo no pedir
por ANTONIO DUBOIS
Con el acto organizado por el Ateneo
de Divulgación ¡Social ha comenzado la
campaña demandando la ampliación de
la amnistía por delitos políticos y socia-
les y un indulto por delitos comunes.
Pídese al Poder público que ejercite la
gracia, esa varita mágica que tiene el
poder de anular las leyes, según la frase
de Beccaria. El abuso del ejercicio de
esta facultad excepcional ha suscitado
cierta hostilidad en los juristas, que han
visto en él una de las causas de lo que
ha dado en llamarse crisis de la represión.
El gran magistrado Loubat, M. Lho-
pitan, M. Lauraire y el insigne juriscon-
sulto Belet son los espíritus más pre-
ocupados por la crisis de la represión, que,
según ellos, amenaza al Mundo con la
anarquía. Francia es el país tipo de las
concesiones de amnistía^ y su abuso ha
movilizado a sus hombres de Derecho
para dar el grito de alarma, pudiendo sin-
tetizarse la oposición doctrinal en estas
palabras de M. Lauraire : «El Parlamen-
to y el Gobierno deben, ante todo, garan-
tir la justicia y no usar de la clemen-
cia más que en casos excepcionales. Es
necesario que todos sepan que las am-
nistías frecuentes corrompen las costum-
bres de la democracia, destruyen en el
espíritu público el principio sobre el cual
descansa todo en una República bien or-
ganizada : el respetó de la ley.»
Hay que señalar que esta alarma se
produjo en Francia porque la amnistía
se salía fuera de la delincuencia política
y borraba las huellas de crímenes y deli-
tos comunes, quebrando en muchas oca-
siones, por conveniencia de los partidos
gobernantes, el acero de la ley y minando
en lo más íntimo del mecanismo defen-
sivo de la sociedad.
Pero esos mismos autores justifican
la reiterada concesión de amnistía en los
delitos políticos. Es el delito político un
delito súi generis en que el delincuente
carece de perversión moral¿ más bien
está determinada su acción extralegal
por móviles generosos de perfecciona-
miento del organismo político y de las
instituciones sociales, de suerte que si su
ideología triunfa, de perseguido y encar-
tado se convierte en dirigente y vence-
dor, y ante este linaje de delincuencia,
sin vestigio criminoso" alguno, el perdón
cabe con ia mayor amplitud, pues siem-
pre es fecundo para restablecer el equi-
librio social, momentáneamente .pertur-
bado por nobles luchas partidistas.
Si los juristas, preocupados por la alar-
mante crisis de la represión, no ven pe-
ligro alguno en la reiterada concesión de
amnistía en los delitos políticos, ¿qué
inconveniente ha de tener el Gobierno
español para otorgar la ampliación de la
ya concedida?
Veamos ahora la petición de indulto en
delitos comunes. Este tipo de indulto es
el que realmente ha provocado y, en rea-
lidad, apoyado en razones científicas el
movimiento oposicionista de los juriscon-
sultos. Concedido con exceso, deja iner-
me el principio de la defensa social.
Mas el mismo Lauraire justifica la pe-
tición de ese tipo de indulto que se di-
rige ahora al Poder público. Lauraire •
ha dicho que «el Parlamento y el Go-
bierno no deben usar de la clemencia más
que en casos excepcionales». ¿Y cabe
situación más excepcional que la que ha
atravesado España en estos últimos años ?
Z. Foster dirigiendo la palabra a la mii<
Square (Nueva York)
la minoración de sus sanciones por el in-
dulto ?
Amnistía e indulto están dentro, pues,
de esas circunstancias excepcionales de
que habla Lauraire, que aconsejan la
clemencia al Poder público. Y bueno será
decir, para evitar exceso en ios gestos re-
verentes, que el derecho de gracia tiene
su fuente en los sentimientos de piedad
que ennoblecen el principio del Poder y
de autoridad; pero también mana de los
fundamentos más íntimos del sistema po-
lítico. Y así, dice Montesquieu: «que son
un gran resorte de los Gobiernos mode-
rados los decretos de Gracia; el poder
que el principe tiene de perdonar, eje-
cutado con sabiduría, puede dar admi-
rables resuBados».
El líder obrero norteamericano William
chednmbre en Unión
Es lícita, y no peligra con ella la de-
fensa social, la petición de ese indulto.
Después de una dictadura, no es sufi-
ciente la amnistía. Cuando todos los Po-
deres han estado sometidos a una sola
voluntad; cuando los reos no han tenido
todas las garantías procesales en su en-
juiciamiento y sentencia ; cuando la fe-
roz pasión política ha podido hacer vaci-
lar la estatua de la ley, está justificado
el indulto.
La definición de las dictaduras es la
irrespetuósidad ante la justicia. Es po-
nerla justicia—eje de las sociedades nor-
males—al servicio del huracán de Inte-
reses y de la monstruosidad ideológica
que representan. Y en el fragor de la
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ÑÜEVÁ ESPAÑA
EL SENTIDO SOCIAL
DE LA ARQUITECTURA NUEVA
CARTA DE BERLIN
(Con ejemplos de Erich Bfendelsohn)
por F. FERNANDEZ ARMESTO
cifra más precisa del sentimiento de un
pueblo en un período determinado, uno
no puede menos de desconfiar de la efi-
cacia que el «arte imaginativo» pueda
tener en la propugnación de «la mejor
armonía del Mundo».
El color, verbigracia, no es por sí
mismo pintura, como la creencia no es
por sí misma religión; en cambio, la for-
ma, sólo en cuanto existe, es ya arqui-
tectura ; esto quiere decir que la arqui-
tectura es la inmediatamente más na-
tural de todas las artes. No en vano la
arquitectura ha sido también el origen
de la técnica.
Hacia la clase de arte que representa
la arquitectura ha dado nuestra época una
vuelta de 160 grados, ¿ qué otra cosa sig-
nifica la atención universal, creciente,
En nada está tan patente y fija la fi-
sonomía de los tiempos como en la ar-
quitectura, es decir, nada reduce a térmi-
nos tan breves y tan precisos las compli-
caciones de cualquier época. La prueba
dé ello es que la historia sólo llega, con
clara seguridad hasta donde puede seguir
sobre huellas arquitectónicas; cuando se
pierde de ellas, la historia es un laberin-
to. Una catedral gótica no pudo haberse
construido en el siglo x, lo cual significa
que la arquitectura es una conquista de
los tiempos'sujeta a lógica imprescindi-
ble. Teniendo en cuenta que la arquitec-
tura es el único arte que se vale exclu-
sivamente de elementos ponderables—lo
que quiere hacer ahora^ químicamente,
el nuevo teatro—, y contrastando corno la
arquitectura, en última instancia, es la
por el folklore? Es decir, por el arte
hecho no para hacer arte, sino produci-
do por el aliento de una necesidad huma-
na. El arte que pretende hacer ejercicios
en la cuerda, más o menos complicados;
el arte virtuoso, en fin, a nosotros no
nos interesa. ¿Cómo va a impresionar-
nos el riesgo, la audacia, el atrevimiento,
el virtuosismo (porque todos esos adjeti-
vos de audacia, riesgo, atrevimiento, no
son otra cosa que la última forma del
virtuosismo) en un lienzo o en un poema
a hombres que cruzan el aire en avión,
que presencian la elevación de gigantes-
cos puentes kilométricos y ven funcionar
una rotativa? Los poemas y los lienzos
nos tienen sin cuidado cuando no están
en connivencia con lo humano.
La vuelta del arte cara a la política es
la busca de un terreno |de salvación.
Todo gran artista de nuestra época es
político, por exigencias, precisamente, de
su temperamento artístico, no por exi-
gencias de su temperamento ciudadano;
porque el artista tiene indudablemente
una fe universal y hemos llegado a un
momento en el que, para el Universo,
está antes el ciudadano que el artista.
En una época semejante, que consi-
dera de tal modo al arte, es natural el
apogeo de la arquitectura. Se ha dicho
que la revolución arquitectónica que he-
mos presenciado depende de materiales
nuevos como el cemento y el acero, lo
cual es una explicación simplista; el
acero y el cemento no son sino el instru-
mento a propósito para realizar esa re-
volución ; pero la revolución en sí pro-
viene de un anhelo humano que no ha
sido creado por el cemento o el acero,
sino, al contrario, que ha creado también
el cemento y el acero. El descubrimiento
de la velocidad ha sido uno de los he-
chos de más influencia en la arquitectu-
ra, porque la ha obligado a enfrentarse
con un nuevo elemento: el dinamismo;
para construir una pirámide egipcia, un
monumento griego o una catedral romá-
nica, la arquitectura tenía dos términos:
material y fuerza de gravedad; para
construir un gran buque, una locomoto-
ra, un avión, la arquitectura se ha en-
contrado con un nuevo término: la ve-
locidad, es decir, el término, la condi-
ción dinámica. De la colisión de este
nuevo término con los otros dos clásicos
nació la, arquitectura «apaisada». Hasta
entonces, la arquitectura era una proyec-
ción de abajo a arriba: la columna, el
arco, la bóveda. Desde entoncesf ganó un
nuevo sentido, el sentido horizontal: la
terraza, la ventana apaisada, la línea ho-
rizontal sustituyendo a la columna. En
los magníficos ejemplos que aquí presen-
to de Erich Mendelsohn, está claramente
marcada esta nueva dirección de la ar-
quitectura. Merced a ella, los nuevos edi-
ficios están en mejor simbiosis con la
Tierra, como viviendo en ella, e insensi-
blemente se incorporan al ritmo móvil
de la ciudad y despiertan en la nueva
metrópoli un aire de velocidad. Pero no
Un "magazin" en Breslau, fotografiado durante la noche
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NUEVA ESPAÑA
do el propugnador, el leader de la nueva
arquitectura y su creador. En las foto-
grafías que ilustran este artículo, y que
casi lo justifican, se puede reconocer un
indicio de la obra del arquitecto alemán
Erich Mendelsóhn, que ha cambiado la
fisonomía de Alemania en unos años.
Nació en Allenstein, 1887; estudió en
Munich, y desde 1914 vive como arqui-
tecto en Berlín. Su vida está íntegra y
rígidamente limitada por las líneas de
la arquitectura. Mendelsóhn es uno de
los temperamentos más fuertes de la
Alemania de hoy, y su obra la más tras-
cendental que se ha realizado después
de la guerra, y quien más ha acelerado
el movimiento de reconstrucción germá-
nica. No bastaba que Mendelsóhn pose-
yera un puro instinto artístico para pi-
lotar la nave que ha lanzado, a los vein-
titantos años, a alta mar; era preciso,
además, disponer de una fuerza social-
ícente persuasiva. Mendelsóhn, a los
cuarenta y tres años, ha logrado triun-
far sin reservas. Su influjo tiene ya
marcas en toda la faz' del mundo. Ha
dotado a su pueblo de un gran arte; esto
es, de un gran instrumento de'justicia
social. La nueva arquitectura es la señal
más intensa 3e socialización, de todas las
señales que ha ganado ya Alemania.
Berlín, abril-
Xa editorial "Durchtamecb" en La Linden Strasse, en Berlin
es tampoco la velocidad quien inspira la
nueva arquitectura; la velocidad no es
más que un atributo de la nueva arqui-
tectura. Su esencia tiene raíz humana:
la reivindicación social de nuestra épo-
ca, la obra de justicia social en que es-
tamos empeñados, es el profundo moti-
vo de la transformación arquitectónica.
He leído cómo en España se conside-
raba, reiterada y frivolamente, la revo-
lución arquitectónica como una conquis-
ta estética. Es posible que un «chalet»,
hecho a la medida para un burgués capri-
choso, de Le Carbusier, o un «abreva-
dero» de gasolina aislado en una ciudad,
construidos con arreglo a cánones de la
nueva arquitectura, den exclusivamente
una sensación estética, pero ante un gran
edificio para masas, como un cine, una
fábrica, un magazín o ante las filas im-
ponentes de casas standard es cuando se
comprende el verdadero signo de la arqui-
tectura de nuestra época. Conquista ciu-
dadana, social, de igualdad. Cuando se
ve, por ejemplo, el barrio de Friedinan,
en Berlín, en el que viven un millón de
habitantes en casas exactamente iguales,
firmes en inmensas formaciones de calles
exactas, se tiene la sensación del mun-
do imponente, justo, armónico, en el
que nada es superficial, pero nada fal-
ta. En el cotejo de este barrio, sobria,
brutalmente igual con cualquiera de los
otros barrios burgueses de Berlín, en los
que la arquitectura tiene esa diversidad
artificiosa y ñoña dé la época imperial
alemana, están muchos cursos de ense-
ñanza social, muchas batallas en favor
de una humanidad más justa y más
auténticamente diversa. Los grandes ci-
nes, las grandes fábricas, los grandes ma-
gazines no son levantados sino para re-
coger y proteger el irrompimiento de las
masas en la vida, cociéndolas en calor
de igualdad en sus inmensos crisoles. Por
eso la arquitectura es una de las acti-
vidades que un pueblo con afán de su-
peración no puede dejar de mano, y es
uno de los más grandes instrumentos de
nuestra época. '
Sin nombrarle he venido hablando
de Erich Mendelsóhn, he venido ha-
blando con su ejemplo latente debajo de
las palabras. Porque Mendelsóhn ha si-
ULTIMAS PUBLICACIONES
DÉLA
REVISTA
D E
OCCIDENTE
El mundo de las
sensaciones táctiles
por DAVID KATZ; 12 ptas.
El enigma del matriarcado
por PABLO KRI8CHE; 10 ptas.
El mundo que nace
(Tercera edición)
por HERMANN KEYSERLING;
5 ptas.
Aristóteles
por HERMANN SIEBECK; 5 ptas.
Proyecto de edificio para Instituto de Investigaciones Alpinas en la Jungfrau
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NUEVA ESPAÑA
LA RECONCILIACIÓN DE CLASES
i
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NUEVA ESPAÑA
11
su siesta al esfuerzo fecundo.de la vi-,
gilb.
La ambición, la vanidad y la incons-
ciencia de esos viejos políticos, disfraza-
dos incluso por el patriotismo, ante el
cual pretenden seguir sacrificándose, lle-
gan ya a un extremo intolerable.
¿SERA POSIBLE?
HAY QUE DEFENDER A ESPAÑA
por ROBERTO BLANCO TORRES!
VISADO POR LA CENSURA
El señor conde de Bomanones se ha
lanzado a batir el record de las declara-
ciones. Habla por los codos y con un des-
pejo sui generis. Diríase que tiene algo
que decir, y, sin embargo, su charla-
tanería es un vulgar ritornello a su ra-
timaguera locuacidad de otros tiempos.
Seis años de ostracismo no han operado
el menor progreso en su mentalidad, la
menor novedad en su pensamiento po-
lítico. Estos hombres-corcho son admi-
rables, son una riqueza indiscutible para
un museo de tipos humanos que han aza-
caneado toda su vida en el vacío y han
agotado la función estéril del que pa-
rece agitarse de continuo y andar de
prisa, y, no obstante, está paralítico y
no va a ninguna parte.
El señor marqués de Alhucemas le ha
dado ún puntapié al ataúd y se puso en
posición vertical, con un ademán de ma-
cabra sorpresa, dándonos el susto con-
siguiente a la aparición espectral de
un ánima del otro mundo. Y habla; tam-
bién habla. Por encima de su cadáver
civil pasó la bota militar sin haber de-
jado, a lo que parece, la menor huella
contundente; pero como el señor mar-
qués padece, entre otras cosas, de am-
nesia, igual que el país en que le tocó
la suerte de venir al mundo y luego re-
nacer como si tal cosa, se presenta de
nuevo en el ruedo ibérico con un brío
inaudito y lanza, con el acento pavo-
roso de una voz de ultratumba, una fie-
ra amenaza de responsabilidades.
El señor conde de Bugallal, que en
seis años de paréntesis en sus ejercicios
espirituales de cacique fundamental pu-
do, con ascética resignación, densificar,
robustecer su típica cazurrería rural, ape-
nas habla después de manifestar a su
hora y oportunamente lo que él es, lo
que se puede ser cuando no se es nada :
monárquico y conservador. Pero este otro
conde—• ¡ buena está la nobleza, par-
diez !;^actúa, actúa. Sin hacer rechi-
nar tanto las Prensas como sus colegas,
éste va al grano, sin preocuparse de que
le interroguen los reporteros atormenta-
dos por la urgencia de llenar huecos, des-
pilfarrar espacio y matar tiempo, y sin
andarse por las ramas de interviús
livianas y anodinas en que nuestros con-
descendientes compañeros cortesanos les
hacen el caldo gordo a esos viejos fan-
tasmas, reanimándolos y galvanizándolos
con una publicidad gratuita que sería ge-
nerosa si no fuese nociva para los inte-
reses de la decencia nacional.
El señor conde de Bugallal no habla
porque, aparte de que nada tiene que de-
cir, opta por obrar. Y obra sin perder
tiempo. Hace visitas, exuda ese tópico
granuja de la consabida consustanciali'-
dad, convoca a sus satélites provincianos
y les importa órdenes para sus próximas
faenas. Ya no tiene sólo a Orense en el
puño; se está metiendo a Galicia en el
Bolsillo—o se la están metiendo—, y hay
indicios de que toda España va a conver-
tirse paradisíacamente en una amplifica-
ción política de Galicia. ¡Un encanto!
A los ciudadanos españoles compe-
te el rápido menester de desinfectar
la atmósfera política y proscribir la
piedad en el trato que debe darse a los
fariseos contumaces y a los enturbia-
dores de la vida moral de la nación. Por-
que, en último término, el problema
cardinal de la vida pública en España es
rigurosamente un problema de ética.
VISADO POR LA CENSURA
* * *
Pero, ¿ será posible la reincidencia de
esos inútiles en la vida política de Es-
paña? ¿Se atreverán a reanudar su pre-
sencia allí donde han dejado, con trági-
cas consecuencias, la triste y lamenta-
ble impronta de su incapacidad, de su
fámula sumisión bochornosa,, de su de-
leznabilidad ética y de su profunda in-
cultura ? ¿ No habrán cobrado siquiera,
en seis años de residenciamiento, no-
ción de su propia insignificancia espiri-
tual y de su responsabilidad para no per-
turbar en este nuevo ciclo histórico el
resurgimiento nacional y el eneauza-
miento vigoroso de su vida pública? To-
do será posible. La organización de la
decencia nacional de que yo hablaba en
periódicos gallegos y americanos, al pun-
to de preconizarla £>. José Ortega y Gas-
set, no es tarea realizable en un día. La
sumisión de las masas en el orden políti-
co contrasta con su rebelión en el orden
social, porque lo político supone inquie-
tud espiritual y acrecentamiento de la
cultura, y lo social es una cristalización
mecánica de modos y costumbres. La
masa burguesa, contra sí misma, a la
larga, prefiere la estéril tranquilidad de
EN PARIS
UN ESTRENO DE GORKIN
Nuestro querido colaborador en París,
el joven escritor J. G. Gorkin, acaba de
alcanzar un nuevo éxito con su obra
dramática Lobos y corderos, represen-
tada en la capital francesa por una agru-
pación española.
La obra de Gorkin es, naturalmente,
una obra social, de ambiente español,
donde se reflejan las trágicas luchas
campesinas. El autor de Dias de bohe-
mia
ha hecho, según la Prensa francesa,
un drama rural moderno, de gran inten-
sidad, que le ha valido el mejor de los
éxitos.
Deseamos tener ocasión de ver en Es-
paña la producción de nuestro amigo.
Lo cual supondría la ruptura con el
apestoso teatro de los Quintero, los Li-
nares, los Benavente, glorias de la na-
ción que tiene toda clase, cte flamencos
y de procesiones.
Los sin trabajo de Nneva York a las puertas del Bowery Botel, localJdelJSalvatlon
Army, que da alojamiento a~4.200 hombres cada semana.
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NUEVA ESPAÑA
%z
aíPítsafa
pueden promover una eficaz campaña
pro-indulto.
sosegado, sentadito en su escaño de la
Asamblea Nacional, haciendo el juego al
dictador por si caía la ansiada cartera,
mientras los demás catedráticos e inte-
lectuales honorables se hallaban en la
cárcel, desterrados o, por lo menos, ale-
jados de toda ignominiosa colaboración
con la dictadura), no puede tolerarse,
decimos, que traten ahora de aparecer
como dignos ci'udadanos y hasta den vi-
vas a la libertad como ha hecho el abor-
tado ministro Sáinz Rodríguez en Bar-
celona.
¡ No ! Enmudezca, pues, el tránsfuga y
ex asambleísta. Y trague quina la car-
comatosa y judaica Gaceta Literaria de
la C. I. A. P., cuyo valor espiritual sin-
tetizamos en la célebre palabra del ma-
riscal Cambronne.
Una pregunta sin malicia:
¿ Se puede saber dónde trabaja el señor
Morillo Deza, el honrado obrero del mitin
monárquico?
El Patronato Nacional de Turismo fal-
ta a la verdad cuando afirma que el año
1929- gastó Alemania—el Estado a me-
dias con Empresas particulares—100 mi-
llones de marcos oro en propaganda tu-
rística.
El Gobierno alemán no presta ningu-
na ayuda directa a la propaganda turís-
tica—véase un artículo de Alfred Manes,
fechado en Berlín y publicado por el
AB C el 29 de agosto de 1929—, que co-
rre a cargo de las Empresas particula-
res. Además, lo que pagó Alemania por
ese concepto en dicho año no pasó de
seis millones de marcos oro.
Claro es que, en Alemania, no ejerce
el cargo de secretario turístico el señor
Sangróniz. Ni son funcionarios turísticos
personas ajenas a la técnica del turismo,
nombradas para los cargos sin oposición
ni concurso, por favoritismo o simple
amistad con un cacique afecto a una
dictadura. Aquí, nuestra central de tu-
rismo es una vasta Central de Enchufes,
por donde corre la sangría suelta del di-
nero del contribuyente.
El Sr. Goicoechea, superviviente del
maurismo, ha dicho que el pleito políti-
co moderno es el de las Repúblicas y los
Parlamentos.
¡ Claro! Las Monarquías lo han re-
suelto. Lo han resuelto suprimiendo el
Parlamento.
«Gutiérrez» ha dicho:
«j A mí no me pueden echar! ¡ Porque
yo también soy un técnico!»
¿Un técnico?
j Ca! j Un cínico!
Los fascistas se dedican ahora a hablar
de Virgilio.
¿ De Virgilio ? | Vamos ! ¿ Por qué no
hablan ustedes del manganello?
La Gaceta Literaria de la C. I. A. P.
se muestra indignada contra nosotros.
Eso es bueno. Ahora nos acusa de ha-
ber injuriado al Sr. Menéndez Pidal en
la nota bibliográfica que dedicamos al
libro La España del Cid.
Como podrán comprobar fácilmente
nuestros lectores, miente La Gaceta Li-
teraria
de la C I. A. P. y miente el hu-
milde lacayo del judío Baüer que haya
redactado el suelto.
No hay nada en aquella nota ofensivo
ni siquiera molesto para la persona del
Sr. Menéndez Pidal. Con gusto recono-
cíamos en ella los altos méritos del ilus-
tre erudito y la espesa ciencia que dies-
tila su España del Cid. Lo cual no em-
pece para que dicha obra—tan útil, ío
repetimos, para todo especialista y para
todo buen archivero-bibliotecario—sea un
latazo. ¿ Queda suficientemente explica-
do nuestro punto de vista?
Pues á otra cosa.
Esta otra cosa es que comprendemos
la ira del) distinguido tránsfuga y ex
asambleísta Sr. Sáinz Rodríguez contra
Nueva España. Sabe muy bien que a
él, como a otros muchos antiguos lim-
piabotas de la dictadura, les iremos des-
enmascarando. Sable lo difícil que le va
a ser figurar como «liberal» y «consti-
tucionalista» en las próximas elecciones
Parece que, al día siguiente de la caí-
da de la dictadura, un guasón llamó por
teléfono a La Nación preguntando :
—Oi'ga, ¿ me hace el favor ? ¿ Sale ma-
ñana La Nación?
—¡ Pues claro que sale, señor! ¡ No
faltaría más ! Pero, ¿ a qué viene esa pre-
gunta?
—-Soy un suscriptor. Y como ha caído
la dictadura... No sé quién va a dar aho-
ra el dinero...
—j El nuncio!
—¿ El nuncio ? Pero, ¿ no se lo da a El
Debate?
El noticiero huérfano (hemos nombra-
do a La Nación) ha dicho, entre otras co-
sas igualmente divertidas:
«Por lo demás, antes y ahora procu-
ramos ser parcos, sobrios en la exteriori-
zación de convicciones que arraigan en lo
más hondo de nuestro espíritu.»
Aludía, claro está, al mitin de Afirma-
ción Monárquica, que, en efecto, no pudo
ser más sobrio ni más parco.
Tanto como la música del Asilo de la
Paloma que.amieni'zó el espectáculo.
¡ Tan bien como hubiera sonado la
música bulliciosa de cualquier banda de
regimiento!
Hubo demasiada sobriedad...
¿ El arte como agresión ?
No, hombre. El arte como biberón.
El Turismo: he aquí una de las ven-
tosas aplicadas al' presupuesto por la
dictadura.
Palabras fascistas:
¡ Qué artista pierde el Mundo! (Nerón,
al morir.)
i Qué artista pierde el cine! (Mussoli-
ni, al marchar sobre Roma.)
Un italiano: furioso antifascista.
Dos italianos: hablan entre sí sobre el
fascismo.
Tres italianos: tienen miedo de hablar
entre sí sobre el fascismo.
Cuatro italianos : fascistas entusiasma-
dos.
VISADO POR LA CENSURA
Según El Socialista, para el banquete-
de afirmación monárquica se pidieron
a la Casa del Pueblo 38 camareros, pues
se calculaba que pasarían do 800 los asis-
tentes. Después se restringió el número
de camareros, quedando reducido a 12,
y cada uno de éstos sirvió a tres o cua-
tro comensales.
porque allí donde vaya le seguirán, co-
mo la sombra al cuerpo, estas dos espec-
trales palabras: «tránsfuga» y «ex asam-
bleísta».
¡ No! No puede tolerarse que indivi-
duos como el Sáinz (que se estaba muy
La juventud española no debe olvidar
que permanece en presidio, por un deli-
to de índole social, el pintor Juan Bau-
tista Acher, «Shum». Para reintegrarle,
urgentemente, a la libertad, los jóvenes
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13
NUEVA ESPAÑA
Ohl9fil*fclflf) La trayectoria del Primero de Mayo
por ISIDORO ACEVEDO
Sin embargo, aquel Congreso no votó
una Manifestación anual, sino una Ma-
nifestación para el l.9 de mayo de 1890
solamente. La periodicidad la estableció
definitivamente el Congreso internacio-
nal de Bruselas de 1891, que resolvió lo
siguiente: «A fin de conservar el Pri-
mero de Mayo su verdadero carácter eco-
nómico y de reivindicación de la jornada
de ocho horas y de afirmación de lucha
de clases, el Congreso decide que los tra-
bajadores de todos los países verifiquen
una Demostración única, que esa Demos-
tración se celebre el 1.° de mayo, y re-
comienda que no se trabaje en todas
partes donde esto no sea posible.»
A esta resolución añadió el Congreso
internacional de Zürich de 1893 lo si-
guiente, que fijó con toda claridad el ca-
rácter revolucionario de la Fiesta del
Trabajo:
«La Democracia Socialista de cada,
país tiene el deber de hacer lo que pueda
para llegar a la realización del paro y de
alentar toda tentativa en este sentido
por las diversas organizaciones locales.
»La Manifestación del Primero de Ma-
yo por la jornada de ocho horas debe al
propio tiempo afirmar en cada país la
enérgica voluntad de la clase obrera de
poner término por la revolución social a
las diferencias de clase, pronunciándose
así por el solo camino que conduce a la
paz en el interior de. cada nación y a la
paz internacional.»
unios!», han escrito Marx y Engels, y el
Primero de Mayo es la consagración de
esa unión. Cada año, en la época del
1.° de mayo, que la clase obrera logre o.
no holgar en su día de fiesta, aun cuan-
do no liayan experimentado modificación
los días de labor que enriquecen a los
capitalistas, a sus amos, éstos se estre-
mecen ante la idea clarividente de su úl-
tima hora, que cada vez está más pró-
xima. Saben lo que significa el acuerdo
consciente, aunque silencioso, del prole-
tariado; comprenden que tienen conta-
dos sus días, que tendrán que desapare-
cer muy pronto, y su satisfacción anual,
cómicamente asombrosaj de estar aún de
pie al día siguiente, no les compensa la
incertidumbre que produce en ellos de
nuevo el Primero de Mayo todos los
años. El reloj que da la última hora del
condenado a muerte no necesita cambiar
su sonido habitual para recordar al que
va a morir que el momento fatal se
acerca.
»¡ Proletarios, festejad el Primero de
Mayo en todas partes en que os sea posi-
ble hacerlo; en este día es vuestra pro-
pia fiesta la que celebráis! Y si no os es
posible por consecuencia de las condi-
ciones odiosas de vuestro trabajo actual,
que os quiten liberalmente toda libertad,
celebrarle en público de una u otra ma-
nera, pues nada se perderá por eso. Na-
die os puede impedir que en este día pen-
séis de un modo especial en vuestros her-
manos de todos los países, víctimas co-
mo vosotros, y que, como vosotros,: as-
piran a la misma emancipación; nadie os
puede impedir lo que implica el retorno
regular de esta afirmación más o menos
comprimida de solidaridad internacional:
la esperanza para vosotros, el terror, pa-
ra vuestros explotadores. Y esto basta pa-
ra recomendar de todas maneras el man-
tenimiento del Primero de Mayo.»
Gabriel Deville, uno de los hombres
más eminentes del socialismo interna-
cional y el mejor divulgador—a mi jui-
cio—de la doctrina marxista, ha escrito
una historia del Primero de Mayo que
quizá sea la más exacta y sincera de
cuantas se han publicado hasta el día.
Siguiendo a este teórico francés, voy a
trazar yo un ligero esquema—unos apun-
tes—de los orígenes, significación y fina-
lidad del Primero de Mayo. Creo que
este trabajo, adecuado a la actualidad,
encaja bien en el marco espiritual de es-
ta Eevista, marco amplio que permite re-
coger todas las vibraciones del pensa-
miento liberal.
* * *
El primer antecedente histórico del
Primero de Mayo le ofrece la colonia
de Victoria (Australia), donde se im-
plantó la jornada de ocho horas para los
adultos en abril de 1855. Se instauró
desde entonces una fiesta anual para con-
memorar aquella conquista.
Posteriormente, los obreros alemanes
residentes en los Estados Unidos adqui-
rieron la costumbre de holgar el primer
lunes de septiembre de cada año, dando
a la fiesta un carácter de mero esparcí»
miento, que después se convirtió en ac-
tos de propaganda societaria, a los que
acudían trabajadores de todas las nacio-
nalidades.
El primer antecedente serio, por su
carácter revolucionario, se encuentra en
la Convención de Chicago de octubre de
1884, que resolvió imponer la jornada
de ocho horas a partir del 1 de mayo de
1886, haciendo un llamamiento a las or-
ganizaciones obreras «para que se prepa-
rasen al efecto». Esta resolución fué
confirmada en el Convención de Was-
hington de 1885, ampliándola en él sen-
tido de que en 1 de mayo de 1886 se
declararía la huelga general en todos los
puntos de los Estados Unidos donde la
resolución no fuese acatada por los pa-
tronos. La jornada fué sangrienta. El
Gobierno, azuzado por los capitalistas,
que veían amenazados sus privilegios de
clase en aquella actitud de franca lucha
contra ellos, ahorcó a los principales
promotores de la huelga que estalló en
Chicago. La burguesía americana reveló
entonces que por encima de todo pone
sus intereses de clase, defendidos a san-
gre y fuego cuando los trabajadores
quieren hacer efectiva la verdadera li-
bertad humana.
Es, pues, la Convención de Chicago
la primera asamblea obrera que fija la
fecha del 1 de mayo para formular la re-
clamación de las ocho horas.
Pero el Primero de Mayo, en toda la
extensión de su significado y de su ca-
rácter internacionalista, no salió de di-
cha Convención. El Primero de Mayo
se instituyó, realmente, en el Congreso
de París de 1889, que es donde nació tam-
bién la Segunda Internacional, muerta en
espíritu y acción en las trincheras de la
guerra europea, galvanizada ahora por
un socialismo que sirve de soporte, más
que de piqueta demoledora, del régimen
capitalista.
Sirvan de remate a estos apuntes los si-
guientes párrafos con que Gabriel De-
ville cierra el trabajo que nos ha servido
de guía, y en los cuales el eminente so-
cialista francés define la significación de
la Fiesta del Trabajo:
«¡ Proletarios de todos los países^
La Policía de Los Angeles (California) dispersando ana manifestación de 3.000 co-
munistas mediante el empleo'de;bombas «inhumo y gases lacrimógenos
       (De A B (')
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14
NUEVA ESPANA
SE HA SUICIDADO
POETA ÉPICO DE Li
Vladimir Maiakovsky, el poeta ruso, se
ha suicidado de un tiro en el coraron. Era
joven, de menos de cuarenta años. Su fi-
gura tiene ei doble relieve literario y po-
lítico de un escritor que hizo con Lenin
y Trotsky las jornadas revolucionarias
contra los zares. Su realid.ad, sus poemas
ayudaron a crear en el fondo del obrero
industrial ruso esa confianza en la nueva
civilización para la que se le pedía va-
lor y sacrificio. Los poemas de Maiakovs-
ky circularon clandestinos primero, y
después fueron fijados como proclamas
en los periódicos murales de la Rusia
roja.
«¡A las barricadas, camaradas! ¡A las
barricadas de las almas y los corazones !»
Era como el profeta de un mundo que
había que empezar a construir. La bur-
guesía, rusa, en sus tiempos de futuris-
ta, antes de la Revolución, no lo leía.
No lo entendía. Tuvieron que venir las
milicias de las fábricas para interpretar
aquel lenguaje ardiente, de me'áio-ras fu-
El poeta Maiakovsky
riosss. El pueblo está virgen para las nue-
vas palabras. Su poema «150.000.000»
es la exaltación del obrero edificando'la
nueva Rusia,
No se ha suicidado de desesperanza,!
sino de dolor físico. Era un hombre 'ep-J
ferino. Aunque o'ra cosa digan las Agen-i
Varios retratos del poeta y sus amigos
Ficha policiaca del revoluc
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NUEVA ESPAÑA
AIAKOVSKY, EL
REVOLUCIÓN RUSA
A
Maiakovsky en una biblioteca del pueblo
y en su lecho] de muerte
c:as. Mai'akovsk} era un ortodoxo del co-
munismo y no un títere del arte puro. Sa-
bía ser hombre de su época y ponía su
alma impetuosa al servicio de. la justi-
cia. Hizo poesía lírica, poesía épica, tea-
tro. Fué un gran trabajador intelec-
tual.
"150.000.000"
por VLADIMIR MAIAKOVSKY
que sube hacia la estrella
en un rayo de luz.
Alma nuestra,
tú serás el estuario donde se reúnen
los amorosos Yolgas.
En la corriente de las arterias
lanzaremos
los barcos de hadas
de las invenciones poéticas.
Oomo nosotros lo escribimos
asi será el Universo.
Y en medio de los tiempos,
y en el pasado,
y hoy,
y en la eternidad,
y después,
y más tarde,
en la eternidad de las eternidades.
Por el estío centenario
lucha,
canta,
y asi será la lucha final.
Con una salva de voces
entonemos el himno.
Millones!
Multipliquemos por ciento!
Fn las calles!
Sobre los techos!
Al Sol!
En. el Universo
lancemos
nuestras palabras
gimnastas de las piernas sonoras.
He aquí:
Busia
no es más que un mendigo en andrajos,
no es más que un montón de desperdicios
no es más que cenizas de edificios.
Rusia,
toda entera,
es un Iván único
y su brazo
es el Neva
y sus talones
las estepas del Oaspio.
Controlar los registros
de toda la creación del Universo,
es cosa útil.
Bueno,
asi eh.
Inútil.
Yaya al diablo!
Una cruz negra.
Nosotros
te destruiremos, mundo romántico.
En lugar de religiones
electricidad,
vapor
en las almas.
En vez de ser pobres
acaparemos la riqueza de todo el Universo.
Matemos lo que es viejo.
En la devastación salvaje
limpiemos el pasado.
Haremos desplomarse
en el trueno al Mundo,
el mito nuevo.
La barrera del tiempo
la romperemos con nuestras piernas.
Pintarrajearemos el cielo
con millares de arco iris.
En el nuevo mundo
florecerán
los sueños y las rosas
que los poetas- han profanado*
Todo
para la alegría
de nuestro ojos.
Tomaremos                ...          ■'          - ■
e inventaremos
rosas nuevas,
rosas de capitales en los pétalos de las plazas públicas.
Todos los que lleváis
estigmas de tortnra,
venid pronto
a buscar al verdugo de hoy.
Y aprenderéis
que los hombres
pueden ser tiernos
como,,el amot.
clonarlo en la época zarista
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NUEVA ESPAÑA
16
EDITORIAL CÉNIT, S. A
ACABA DE PUBLICAR:
IMÁN
(NOVELA)
POR
AMON J. SENDER
ÍNDICE
El campamento
El relevo
Animal
La eatástrofe
Salvación
La guerra
Licénciamiento
La paz de los muertos
Pedidos contra reembolso de 5 pts. al Apartado 1.229—MADRID
Exclusiva de Librerías: C. I. A.P.-Fernando Fe, Puerta del Sol, 15
M A D R I )
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NUEVA ESPAÑA
17
fondo de sus s ojos azules, con el azul
de la trucha que para regalo de burgue-
ses cuecen viva en los restaurantes de
postín.
Desnos se marchará a Busi« O a Mé-
xico, un día de éstos, sin despedirse.
Sus amigos—y la Policía-—se enterarán
de su partida porque, frente a-'uno de los
bares cosmopolitas de Montparnasse, en-
contrarán su silla desocupada.
Madrid, 1930
LA IZQUIERDA LITERARIA
R O B ER T O DESNOS
por MIGUEL ANGEL ASTURIAS
Se le ve siempre en una de las sillas
zancudas del' bar más cosmopolita de
Montparnasse, -a eso de las once de la
noche. Pero es un hombre de bar que
no bebe más que agua. Viste como un
deportista, y tan pronto se deja largos
los cabellos como se los recorta en for-
ma de brocha. Con los cabellos largos pa-
rece un violinista húngaro. Con los cabe-
llos cortos, un alemán.
Roberto Desnos representa mejor que
cualquier otro la nueva literatura fran-
cesa, por.su temperamento revolucio-
nario y su vasta preparación cultural; y
es, por excepción, un francés que se
preocupa de lo que sucede «la-bas», es
decir, fuera de las fortificaciones de Pa-
rís. Sándino le entusiasma; escribe ar-
tículos en periódicos de izquierda para
hacer ambiente en Francia a la campa-
ña libertadora del gran soldado nicara-
güense, y colecta fondos para enviarle
municiones y quinina. Habla en un mi-
tin borrascoso contra el tirano de Vene-
zuela, y cuando la lucha de los estudian-
tes españoles, escribe, perora y se preo-
cupa con sinceridad de hombre de iz-
quierda de la suerte de la intelectuali-
dad y juventud revolucionarias de Es-
paña.
No obstante estas cualidades, poco co-
munes en un francés, a Desnos se le co-
noce poco fuera de su país. Y es natu-
ral. El escritor burgués, el escritor fas-
cista, medio hombre y medio pederasta,
ha temido, propagar su nombre como el
nombre de la dinamita, y le ha rodea-
do de una muralla de silencio peor que
la muralla china. A veces, y esto por-
que no podían menos, hablan de Des-
nqs al tratar del superrleiali&mo. Pero
muy a la ligera, sin hacerle justicia, co-
mo si se tratara de un acólito de Bretón,
y nó como uno de los iniciadores.
Pero..., otros dirán: «Desnos no escri;
be en los periódicos literarios; nunca
hemos leído -su nombre en esta clase de
publicaciones.» Y es verdad. Desnos no
escribe en los periódicos literarios, como
tampoco en los de derecha; escribe en
la Prensa de las izquierdas. Y él da la
razón en un artículo publicado hace
cinco meses : «A un mercader de vinos
—dice más o menos—no se le haría por
ningún precio poner su nombre (la firma
comercial de su casa) en un tonel que
fuese repleto de m...; y, ¿por qué, en-
tonces, se pretende obligar al escritor a
poner su firma en los periódicos burgue-
ses, que no son otra cosa que toneles lle-
nos de m... ?»
De sus libros no se puede hablar. La
burguesía francesa, usando de la «cen-
sura» en todo lo que ataca a la familia
v a las buenas costumbres, los ha mu-
tilado, cuando no ha recogido las edicio-
nes enteras, encarcelando al autor y
persiguiendo a sus editores.
—¡En Eusia o en México, a una de
estas dos «imprentas», iré a" que me edi-
ten!-—-dice a menudo, y sonríe desde el
UN LLAMAMIENTO A LOS ESCRITORES
por TEÓFILO ORTEGA
añadirá el importante del «estreno»,
cuya cifra se fijará por categorías, en las
que el mismo autor se incluya. Los pe-
riódicos, como las compañías de teatro
con las obras y las artistas con los cu-
plés, tendrán plena libertad para ele-
gir trabajos, y de los mismos autores
dependerá su difusión, siempre que su
exigencia con relación a la categoría en
que se incluyan esté en armonía con su
valor y con la aceptación que Hallen.
¿ Inconvenientes ? Se verán algunos a
simple vista, que iremos aclarando en el
curso de nuestro próximo artículo. En-
tre tanto, bueno será que acudan autores
con su consejo, con su advertencia leal
y hasta con su discusión, encauzada hacia
un mejor resultado, o bien, si eso les
dicta su criterio, con su adhesión com-
pleta. Estimamos que este proyecto es
muy necesario y francamente realizable,
que, con la cooperación entusiasta de.
todos, se llevará a la realidad en segui-
da y que, aparte el interés que para los
autores representa, se encuentra otro
mayor y más pródigo: el de que las
letras hispánicas hallen una forma efica-
císima de mayor difusión y de segura
depuración, pues los autores escribirán
menos y mejor, beneficiándose más. Sin
duda que NUEVA ESPAÑA aprobará
este propósito de buscar fórmula solucio-
nadora de la actual anormalidad. Nada
más es necesario, puesto que en sus pla-
nas habrá lugar para el movimiento pro-
pulsor que dispare hacia la realización
del proyecto.
Nos parece muy bien
la idea de nuestro cola-
borador Teófilo Ortega,
y la acogemos con mu-
cho gusto.
(N. de la B.)
Desde hace bastante tiempo me ronda
una idea en torno a la defectuosa valora-
ción y difusión que actualmente tienen
toda clase de trabajos destinados al perió-
dico, y la persistencia de ese proyecto,
en contra del desmayo que en todos pro-
duce el paso de los días, me convence
de su oportunidad y subsistente eficacia,
así como de la continuidad del proble-
ma que trata de solucionar. Cuando
he cambiado impresiones sobre el te-
ma con otros escritores — más exper-
tos y avezados — , todos han coinci-
dido en hallar pocos o ningún incon-
veniente y muchas posibles ventajas
para cuantos trabajamos con destino a
las planas de los periódicos. Por eso hoy
me decido a traer el tema a NUEVA
ESPAÑA, porque estimo que es excep-
cional tribuna para la consecución de dos
partes, las más importantes del proyec-
to : notable mejoramiento de la vida eco-
nómica de los productores y mayor pro-
pagación de sus obras, con el consiguien-
te beneficio para la cultura general.
Ser o no ser, he aquí el problema,
como en Hamlet. Hasta el momento no
se puede asegurar que se «es» normal
productor periodístico, y el problema es
ese: llegar a serlo. Pues qué, ¿ no se
halla en situación de inferioridad el que
escribe un artículo cerca de quien hace
una obra de teatro, una partitura, un
simple cuplé? La difusión del artícu-
lo, . del ensayo, es escasa, y escasa tam-
bién su retribución. En cambio, el sim-
ple- cuplé lanzado a la vía pública
no se pierde fácilmente : le vigila y pro-
tege la Sociedad de Autores, con la aten-
ción del pequeño derecho y el fácil pro-
ducto ; halla una recolección abundantí-
sima, suficiente para satisfacer al que
más exija.
Pues al artículo periodístico, al ensa-
yo destinado al periódico, al cuento, a
la novela corta, incluso al dibujo y a la
caricatura, hay que prepararla un buen
terreno, del que se pueda esperar todo el
provecho necesario. Persistirá, sin duda,
lo que puede llamarse «estreno» del tra-
bajo; pero, después, la Sociedad de Auto-
res le divulgará por todo el mundo de
habla hispánica—y, si es oportuno, has-
ta se traducirá—, y los periódicos apor-
tarán los derechos, insignificantes para
cada uno, pero cuantiosos en total, para
el autor. Como es natural, a todos estos
pequeños derechos de reproducción se
NOTICIAS LITERARIAS
Alemania
Se ha escenificado, con gran éxito, la
novela de Zweig, El sargento Grischa,
en el escenario aéreo del teatro de la No-
llendorf Platz. Para la escenificación se
ha «pelado a resortes técnicos de gran
efecto.
—Ha vuelto a Berlín, al teatro de la
Wallace Strasse, Piscator, con la presen-
tación de una obra titulada Artículo 218.
—Max Beinhard ha estado en París
montando su opereta Die Fledermaus, y
ahora se encuentra en Amsterdam con
el mismo objeto.
—Dentro de poco aparecerá un libro
alemán sobre Góngora, del que es autor
el joven y enjundioso ensayista Papst.
—Se ha celebrado en Berlín una mara-
villosa exposición del mueble y el amue-
blamiento moderno.
—So va a traducir al alemán el libro
de Antonio Espina sobre Luís Candelas.
Corpus Barga nos escribe desde Ber-
lín que' no ha tenido nada que ver con
la edición que se ha hecho de sus nove-
las Pwsián y muerto y Apocalipsis1, y
que por esto se excusa de no hacer en-
víos de autor,
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IS
NUEVA ESPAÑA
Pintura soviética carta de estocolmo
por ERNESTO M, DETHOREY
Han coineidido — coincidencia de fe-
chas—una exposición de pintura norte-
americana y otra de pintura soviética.
En ambas exposiciones notamos el es-
fuerzo que por caminos diferentes hacen
estos dos países para producir un arte
original que no se parezca a ninguna
de las artes que se cultivan en otros
países. ¿Lo consiguen? No. En pin-
tura, rotundamente, no. La creación
tiene sus límites en todas las ar-
tes plásticas en general, y, por lo tan-
to, los tiene la pictórica. En lo que ha-
ce referencia a ciertas tendencias que son
del dominio universal, ambas exposicio-
nes se parecen en muchas cosas. Los nor-
teamericanos no ocultan que son tribu-
tarios de Europa. En cambio, los pinto-
res soviéticos reclaman una originalidad
que, no obstante, no va más lejos que la
este sea un país de «pieles-rojas». Por lo
tanto, quienes los pinten, no pintan una
realidad nacional actual, sino histórica,
pasada. Así el arte pictórico soviético,
para no perder su «rusismo», cae tam-
bién en los regionalismos que se cultiva-
ban con éxito en tiempo de los zares.)
No sabemos hasta qué punto será líci-
to juzgar el arte de esos dos «mundos»
que son Rusia y los Estados Unidos pol-
la raquítica demostración que hemos po-
dido ver de ambos países en Estocolmo.
Esta clase de exposiciones tienen siempre
vicios de origen. Es imposible que todo el
arte de un país esté bien representado
en una exposición así. Más que en lo pre-
sente casi hemos de pensar en las omisio-
nes. Desde luego, entre una y otra expo-
sición hay una diferencia fundamental.
Los norteamericanos, tan modernistas v
so, Derain, Vlaminck, Dufy, Utrillo...
Vemos también unas muestras del
«arte del libro» en la U. R. S. S. Si
en pintura dependen de París, en «arte
del libro» dependen de Berlín. En otras
artes como las populares, labores case-
ras, etc., vejnos el mismo arte ruso de
siempre, ya conocido. Las esculturas ca-
recen de interés. En la exposición nota-
rnos esa viveza de colorido del conjunto
que ha caracterizado al arte ruso de to-
cias las épocas. Notamos también en al-
gunos cuadros el espíritu maquinista, el
deportivo, el de una jocundidad propia
de los que viven vida nueva; pero eso
es una característica del arte univer-
sal después de la guerra. Rusia no se
ha adelantado, en muchos aspectos, a
las naciones que iban a la cabeza de la
civilización, sino que se ha colocado de
golpe a su niveJ, extremariclo la nota,
por natural reacción, en ciertos aspectos
de la vida y en especial en el de la co-
lectividad; estatuyendo sin transición,
como norma general, algunas ideas que
apuntaron ya hace años en Europa y
que una evolución natural había—o ha-
brá—de traer tarde o temprano.
La pintura no es un arte para multi-
tudes. Es un arte de «capillita». Hasta
la misma «pintura religiosa», cuando la
religión se hace universal, pasa de las
«capillitas» a la masa, degenera. No es
raro ver, pues, cómo ¡en Sovieis fraca-
san al hacer pintura «soviética». En las
muchas Casas del Pueblo que hemos vi-
sitado en algunos países de Europa he-
mos visto pinturas terribles que conme-
moraban hechos capitales del socialis-
mo. El hecho que conmemoraban era
bueno, digno de ser glorificado; pero la
pintura era mala. El simbolismo pade-
cía. Los mismos Soviets para hacer pin-
tura se dividen en grupos. En esta ex-
posición hay obras de los grupos «OST»,
«4 Artes», «OMCh», «ACHR» «13»,
«ARMU», «Tschowten», «OSMU»..., en
fin, «capillitas». No creemos que con
la pintura se mueva a las masas en
la U. R. S. S.
No puede decirse, por la muestra, que
el arte pictórico que cultivan los Soviets
sea original. En cambio, hay un arte
en el cual ningún país aventaja a Rusia
en originalidad. Un arte del cual los
Soviets han sabido servirse como na-
die para sus fines. Un arte que les ha
venido como anillo al dedo para la pro-
paganda político-social. Es este arte que
llega a todas partes, arte para multitu-
des por excelencia, arte que mejor en-
carna la visión panorámica de grandes
masas sociales de nuestro tiempo: el ci-
nematógrafo. En éste sí que han encon-
trado los Soviets—movimiento de ma-
sas—su acento propio, como los norte-
aimericanos—soñadores y forjadores de
grandezas—hallan el suyo en la arqui-
tectura de los rascacielos. Dos películas
soviéticas que han sido pasadas ante un
reducido número de invitados hacen que
no tengamos ninguna duda respecto a la
originalidad de los Soviets en este arte.
En el primer film, «Turk-sib», asistimos
Wladimir Faworsky, "El año de la Revolución 1917'% grabado en madera.
(Exposición de Arte Soviético de Estocolmo)
maquinistas en su manera de vivir, son
en pintura tradicionalistas. Los rusos,
que vivieron hasta hace doce años ago-
biados por la tradición, al sacudirse és-
ta de la vida en general, tratan también
de sacudirla de la pintura. No siempre
lo consiguen. Pero este empeño sólo ya
es bastante para separarlos—en esta ac-,
tividad espiritual—de los norteamerica-
nos.
La característica del arte ruso'; hoy
día', es su utilidad práctica para fines
políticos. Hasta qué punto es lícito se-
cuestrar la libertad del arte, obligarle a
ser portavoz de la nueva política social,
eso no lo vamos a juzgar en esta cróni-
ca Consignamos el hecho que es inne-
gable, Sin embargo, esto no quiere decir
que ese arte que ellos hacen servir para
sus fines de propaganda social sea «nue-
vo», «original», ni siquiera «bolchevis-
ta». Tiene, claro, el matiz «soviético»
de cartel de combate, agresivo. Pero, en
esencia, ese arte depende de París. No
es difícil hallarle la filiación porque las
revistas de arte que se publican en la
U. R. S. S. reproducen obras de Picas-
de los norteamericanos. La pintura, co-
mo muchas otras cosas, de un carácter
marcadamente nacional que tuvieron en
tiempos pretéritos, han pasado a ser del
dominio internacional. Hoy día se pinta
igual—las excepciones, si alguna vez exis-
ten, confirman la regla—, en París como
en Moscú, en Estocolmo como en Méji-
co o Nueva York. Cuando se busca una
originalidad nacionalista o racial en pintu-
ra, hay que recurrir al regionalismo, que
es como recurrir a la arqueología o a la
etnografía comarcal. La pintura naciona-
lista que hoy día se produce consiste en
una resurrección extemporánea del tipis-
mo, cosa que hoy día ya hemos superado.
(En la Argentina, por ejemplo, pintura
nacional es la que representa «gauchos»
a caballo con el «poncho», etc., y otras
escenas de la «pampa». Pintura de esta
clase la padecen todos los países. En los
Estados Unidos—lo hemos visto en esta
exposición—pintan «pieles-rojas» muy
modernos, muy estilizados, pero que no
dejan por eso de ser anacrónicos. Aun-
que existan todavía «pieles-rojas» en los
Estados Unidos, no puede decirse que
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NUEVA ESPAÑA ,
19
20.332.135. Unos 14 miÜönes más de lo
que se recibe. No será necesario decir que
cubrió el empréstito el Banco de Crédi-
to Local.
El último presupuesto del antiguo ré-
gimen importó 1.313.868 pesetas. El or-
dinario de 1S29 ha importado 1.646.328,
lo que significa un aumento en el pre-
supuesto municipal de 332.460 pesetas.
A ellas habrá que sumar el importe del
presupuesto extraordinario, con lo que el
aumento total será de 739.102. A más, el
Ayuntamiento enajenó sus bienes, cuyo
valor se aproximaba a un millón de pese-
tas, y se quedó sin ellos. Hacer todo esto
en seis años, no es poco.
Desgraciadamente, el pueblo no |ha
querido reconocer los desvelos de la fa-
milia Yanguas por la felicidad de los con-
vecinos y ahora hasta hay concejales que
se escandalizan porque el Ayuntamiento
perdió el año último 13.504,42 pesetas en
un partido de fútbol que al marqués se le
ocurrió organizar. Y tratan de averiguar
cuántas pesetas costó cada una de las pa-
tadas que se dieron en el mencionado par-
tido. A más, hay quien piensa que el se-
ñor de Yanguas, conocido también como
vizconde, de Santa Clara de Avedillo, se
ha excedido en sus devociones familiares,
llenando el Municipio de retratos de sus
deudos. Allí hay retratos de su padre—de
feliz recuerdo—, de su tío—cada uno de
estos retratos ha costado 750 pesetas—,
da él, de su esposa, de su primo, etcéte-
ra, etcétera. Y no faltan quienes creen
que sería conveniente para los intereses
públicos que el señor vizconde recogiese
todos esos retratos, abonase al Ayunta-
miento lo gastado en ellos y recreara sus
nobles sentimientos familiares en la con-
templación directa, en su propio hogar,
de las efigies de sus deudos.
Acaso algún lector piense que si todo
esto hizo el Municipio de Linares fué
porque* el pueblo adora al señor de Yan-
guas y éste no podía, oponerse a los sen-
timientos de sus paisanos. Aclaremos tal
sospecha. Al renovar los Ayuntamientos
el gobierno Berenguer, entraron a formar
parte del Municipio los contribuyentes y
ex concejales a quienes correspondía. En-
tonces el señor de Yanguas, con ese agu-
do sentido político de que le ha dotado
la Providencia, y que no es inferior al que
pueda encontrarse en una bicicleta, pidió
al Gobierno que se dejara al Ayuntamien-
to de la ciudad del plomo en libertad para
elegir alcalde, aduciendo que por ser los
vecinos adictos al yangüismo no debía el
Gobierno oponerse a la voluntad popular.
Así se decidió. Reunidos 28 concejales
de los 32 que integran la Corporación, eli-
gieron por 23 votos y 5 papeletas en blan-
co a D. Juan Hernández García de La-
ra que ya había sido dos veces alcalde en
el antiguo régimen y que estaba signifi-
cado como antiyangüista antes, ahora y
siempre. Y no fué elegido por más votos
porque un accidente de automóvil impi-
dió a otros concejales asistir a la sesión.
Estos botones de muestra pueden ser-
vir para juzgar aspectos de lis actuacio-
nes públicas del señor vizconde. Deben
ser divulgados para que la verdad reciba
su obligado tributo.
POR SUS OBRAS LOS CONOCERÉIS
EL CONSORCIO DEL PLOMO, EL MUNICIPIO
DE LINARES Y LA FAMILIA YANGUAS
por JOSE VENEGAS
No hace muchos días, el ex presidente
de la Asamblea deseaba aclarar que sus
andanzas dictatoriales sólo le habían pro-
ducido un ingreso extraordinario de
11.000 pesetas al año. Diríase que en este
momento, cuando se comienza el ajuste
de cuentas a los Calvo Sotelo, Guadal-
horce, etc., el señor Yanguas aparecía
con una pureza de ángel, un desinterés
rabioso y un abnegado espíritu de sacri-
ficio. Por esto conviene poner las cosas
en su punto.
Es cierto que el señor Yanguas—o de
Yanguas, como a él le gusta ser llama-
do—no cobraba sueldo en el Consorcio
del Plomo; pero no es menos cierto que,
como presidente del Sindicato Minero de
Linares-Carolina, ha percibido unos cien-
tos de miles de pesetas en concepto de
prima reintegrable—para el país mucho
menos reintegrable que prima—por ser ■
propietario explotador del grupo minero
«Venus». Amigos y parientes suyos han
participado igualmente en estas.primas,
distribuyéndose los millones que gene-
rosamente facilitó el Estado.
Su paternal tutela en el Ayuntamiento
de Linares también ha sido beneficiosísi-
ma para el pueblo. Nombró alcalde a su
tío. Como este señor se encontraba im-
pedido por enfermedad, el señor de Yan-
guas hizo nombrar primer teniente a
otro pariente, que ni aun era vecino de
Linares. No es que le faltasen parientes
en el pueblo; es que entre ellos no había
ninguno que fuese marqués, y el señor de
Yanguas es muy sensible a las cosas aris-
tocráticas. Por esto extrajo del anónimo
a un marqués pariente suyo, lo trasladó
a Linares y lo puso al frente de la ges-
tión municipal. De paso, el marqués, que
es un caballero de la Tabla Eedonda, se
encargó—muy fructuosamente, por cier-
to-—de representar el Monopolio de Pe-
tróleos.
Influido por las ideas financieras de su
colega el señor Calvo Sotelo, que han pro-
porcionado al presupuesto nacional unos
superávits tan irreprochables, el señor
Yanguas indicó la conveniencia de reali-
zar un presupuesto extraordinario, a fin
da atender a diversas obras de interés lo-
cal. Su tío, el alcalde, formuló la ini-
ciativa al Ayuntamiento, y su primo, el
primer teniente, marqués y petrolero,
aprobó la propuesta en nombre de la Co-
misión—¡ Cuando hay armonía en las fa-
milias, es una cosa que da gusto!—. En
virtud de todo esto, el Ayuntamiento
contrató un empréstito de seis millones
y medio de pesetas, enajenó bienes por
valor de 859.798 y agregó a estas dos par-
tidas un ingreso por Mancomunidades de
55.000 pesetas. En total: 7.414.793 pe-
setas, que es el importe del presupuesto
extraordinario.
Las condiciones del empréstito no son
malas : hay que pagar durante cincuenta
años 406.642 pesetas anuales. En junto,
JAVIER 1HORATA
HA PUBLICADO:
Villanueva:
EL MOMENTO CONSTITUCIONAL
5 pesetas
ViUanueva:
¿QUÉ HA PASADO AQUÍ?
5  pesetas.
Vital Aza:
FEMINISMO Y SEXO
4 pjsetas.
Ooutte:
EL DESEO DE MATAR Y EL INSTINTO SEXUAL
4 pesetas.
Barcia Goyanes:
LA VDA, EL SEXO Y LA HERENCIA
8 pesetas.
Feyjoó:
LOS HOMBRES DE VIDRIO
4  pesetas.
López Ureña:
EL MISTERIO DE LA VIDA
6  pesetas.
Gabriel Maura:
AL SERVICIO DE LA HISTORIA. - Bosquejo his-
tórico de la dictadura.
5  pesetas.
Polo Fiayo:
EL GRAN ESCLAVO - EL MÉDICO
5 pesetas.
Torrubiano:
EL DIVORCIO VINCULAR Y EL DOGMA
CATÓLICO
7,50 pesetas.
P.á:
LA MISIÓN INTERNACIONAL DE LA RAZA
HISPÁNICA
3 pesetas.
Roso de Lima:
ABERRACIONES PSÍQUICAS DEL SEXO
10 pesetas.
Valdés Lambea:
TUBERCULOSOS Y NO TUBERCULOSOS
5 pesetas.
Roiz-Funes:
ENDOCRINOLOGÍA Y CRIMINALIDAD
15 pesetas.
Torrubiano:                                                     .
BEATERÍA Y RELIGIÓN
5 pesetas.
Novoa Santos:
EL INSTINTO DE LA MUERTE
4 pesetas.
EN TODAS LAS LIBRERÍAS DE ESPAÑA Y AMÉRICA
a la construcción del ferrocarril Turkes-
tan-Siberia, etapa primordial de la ex-
pansión económica de Rusia en el Este.
Esta película fué filmada por un discí-
pulo de Eisenstein, que hace honor a
su maestro. En el segundo film, la cé-
lebre «Línea general», de este gran ci-
neasta ruso, asistimos al llamado «plan
de cinco años» de los Soviets, uno de cu-
yos objetivos principales es la racionali-
zación de la agricultura y sus derivados.
Los films rusos, aun aquellos hechos ex-
clusivamente con el fin de propagar sus
ideas y hacer prosélitos, no excluyen ni
el efecto ni la emoción. La técnica y el
arte cinematográfico puro que hay en
ellos acumulado los hace más interesan-
tes, a veces, que uno de estos buenos
films dramáticos modernos. Los Soviets
han descubierto caminos insospechados
para el arte cinematográfico. Es este su
arte «revolucionario» por excelencia.
Estocolmo, abril, 1930
Toda la correspondencia de
NUEVA ESPAÑA diríjase
al Apartado de Correos 8.046
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20
______            ______________
NUEVA ESPAÑA
i                                                                                                                             *■-'».,
ya las conocidas eran muy malas. Puede
ser; pero ésta les ha hecho buenas.
Concluyendo:
Se ha demostrado que.artistas que con
dirección española habían realizado con
suficiente perfección su papel, han fraca-
sado con dirección extranjera.
No hacía falta ir a estudios londinen-
ses para sólo tomar una habitacioncita.
El maestro Guerrero debe dedicarse a
proveedor de organillos,
Muñoz Seca y Pérez Fernández no de-
bían de haber salido del teatro.
Algunos galanes no debían tener el
pelo rizado.
No hacía falta hablar ni de los came-
ramen ni del laboratorio, pues es sacarlos
a la vergüenza pública ; y
por JOSE DE LA FUENTE
La
canción
del día
fica y ha salido una amalgama con pre-
tensiones que no tiene nada ni de una
ni de otra. Reafirmamos: como «film»,
peor que todos los españoles; como re-
vista, una cosa ingenua en su realiza-
ción.
No podemos analizarla. No resistiría el
más pequeño desmembramiento. Sin
embargo, debemos hacer resaltar un de-
Predispuestos a su favor, asistimos a
la proyección de este «film». A su éxito
vinculábamos el hallazgo de nuevos y
firmes cauces para nuestra cinematogra-
fía. Nunca creímos en una obra de arte;
con el maestro Guerrero y con Muñoz
Beca y Pérez Fernández, la película, a
la fuerza habría de ser popular o, más
bien, populachera. Con este fin, supone-
mos, se contrató a Bretaño. Pero todos
estos juicios, a priori, no resultaron com-
probados.
Repetimos : no pensábamos encontrar-
nos con un Show Boat ni con un Follies
Fox; pero tampoco creímos hallar una
Canción del diu.
No merecía la obra el empleo con ella
de una cuartilla si no fuese necesario ha-
cer resaltar que esta película tiene una
significación en el cinema nacional: es
la peor película_española.
Para hacer la peor película española fué
necesario que se uniesen personas que
parecían entender de cine, con Muñoz
Seca, Pérez Fernández y el maestro Gue-
rrero.
Una película hablada en castellano ha
sido dirigida por un inglés: Samuelson.
Se ha despreciado a los directores espa-
ñoles, que, en este caso concreto, eran
más necesarios que nunca, y se puso a
un extranjero, del que se esperaba, ya
que no dirección perfecta, por las difi-
cultades del idioma, por lo menos una
disposición de cámaras que hiciese agra-
dable, fotográficamente, la película.
Si se quiso salvar la falta de arte en
la fotografía con la música, no se ha con-
seguido, ni se podía lograr con esa me-
lopea que es La canción del día. La obra
musical del maestro Guerrero culmina
en la adaptación de este «film». Después
de El sobre verde, creímos no se iba a
superar en ramplonería musical; pero
aquí nos ha demostrado lo contrario.
La sonoridad de una película no debe
nunca ser la base de la misma ; es, sobre
la acción,, sobre la| realización muda,
donde se debe levantar el edificio de mú-
sica y sonido. El sonido, la música, la
palabra, deben ayudar a hacer más emo-
tiva una escena, no lo contrario. Esto no
sería cine, sino un espectáculo más o
menos agradable y entretenido.
El cine, que se basa exclusivamente en
la sonoridad, y en el cual el «film» no
es más que el vehículo, la justificación
de esa sonoridad, no es cinema, así como
no son teatro los espectáculos Velasco,
aunque tengan alguna acción justifica-
tiva de los grandes cuadros y desfiles.
En La canción del día se ha querido
unir la revista con. la obra cinematográ-
Una escena de la película de guerra "Cuatro de infantería", que se está elaboran-
do en Alemania por la Nero Film A. G., y en la que intervienen como protagonis-
tas algunos de los más famosos actores alemanes
El cinema «completamente» nacional
está de enhorabuena, porque, no sólo no
es tan malo, sino que es mejor que las
híbridas películas anglohispánicas.
talle que nos proporciona la nueva téc-
nica del cine sonoro, lo único que hemos
encontrado de novedad, ^un detalle de
zarzuela: la evocación, no por medio de
fotografías de la imagen de la persona
que se evoca, sino por su voz.
¿Pero qué eá esto en toda una serie
de apelmazadas escenas?
Además, el detalle no le interesa al
público, y una película con argumento
de novela por entregas, con el consi-
guiente hallazgo del recién nacido (en
este caso, mujer y ciega, por añadidura),
una musiquilla ramplona y cursi y unos
ehistes sin gracia, rebuscados, no puede,
no debe obtener éxito.
¿ Qué es lo que se salva ? En parte, la
interpretación; en parte, nada más.
Bretaño, con sus chulerías a destiem-
po, en cuanto a su actuación hablada,
y, con respecto a la muda, parado, sin
suficiente libertad ni de gesto ni de mo-
vimiento, ha fracasado con dirección ex-
tranjera, como era de suponer.
Una nueva cuestión: se ha escogido
a una artista debutante en el cinema para
el papel central. ¿Por qué?. Será porque
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ái
NUIVA MÚPkhk
ORGANIZACIÓN REPUBLICANA
EL CONGRESO DEL PARTIDO
RADICAL SOCIALISTA
Lo mismo se entiende respecto a los
congresistas que lo sean por su derecho
personal en curanto a sus cuotas respec-
tivas.
quienes confieran, al efecto, su represen-
tación, por medio de acta, en que conste
el número de socios de la entidad repre-
sentada, el pueblo de su domicilio y el
acto y fecha en que se adopte el corres-
pondiente acuerdo.
Los representantes de los grupos en
formación que no hayan podido consti-
tuirse por causas disculpables a juicio
del Congreso, siempre que acrediten su
representación en la forma y con los re-
quisitos que anteriormente se expresan.
Los directores de los periódicos adic-
tos.
Los fundadores firmantes del mani-
fiesto.
Segundo. Los representantes de los
primeros grupos tendrán derecho a in-
tervenir en todas las deliberaciones. Si
un círculo o agrupación local nombra
más de un representante, todos tienen
este derecho. Pero en las votaciones sólo
podrán intervenir los que estén expresa-
mente facultados a este efecto por los
represenfados, y se les computarán los
votos, tantos como sea el número de los
anteriores.
Los representantes de los dos últimos
grupos tendrán voz en los debates y
voto personal.
Tercero. Todos los .congresistas po-
drán intervenir en la discusión de las po-
nencias y hacer preguntas y proposicio-
nes en relación con el objeto del Con-
greso, conforme a las disposiciones que
el mismo adoptará al efecto.
Cuarto. Será requisito indispensable
para ser admitido al Congreso un repre-
sentante, que la entidad representada
íestó al corriente en el pago de las cuotas
correspondientes a los meses de octubre
de 1929 a marzo de 1930.
Conseguida ya la oportuna autoriza-
ción, la Comisión organizadora del par-
tido republicano radical socialista ha
acordado la celebración del primer Con-
greso nacional para los días 15 al 18, in-
clusive, de mayo.
Las sesiones ordinarias se celebrarán
los días 15 al 17 en el teatro Bornea.
La sesión de clausura tendrá lugar el
18, a las once de la mañana, en el tea-
tro Pardiñas,' y en ella hablarán varios
oradores del partido.
El orden del día del Congreso será el
siguiente :
1.° Presentación de credenciales.
2.° Constitución del partido republi-
cano radical socialista y apertura del Con-
greso.
3.° Votación de la Mesa.
4.° Discusión del reglamento y acuer-
do sobre aprobación o reforma del mis
mo.
5.° Ponencia sobre ideario del partí-
do, por Alvaro de Albornoz.
6.° Ponencia sobre posición del parti-
do en relación con las demás agrupacio-
nes republicanas y de izquierda, por Mar-
celino Domingo.
7.° Ponencia sobre organización del
partido, por Botella Asensi.
8.° Designación de ponencias para el
próximo Congreso y elección de sus man-
tenedores.
9.° Elección de los organismos direc-
tores del partido.
10. Sesión de clausura.
Para el régimen del Congreso, la C. O.
ha tomado los siguientes acuerdos:
Primero. Podrán asistir al Congreso:
Los presidentes o mandatarios de los
círculos, agrupaciones o partidos republi-
canos locales adheridos al P. E. E. S. a
LA ALIANZA REPUBLICANA
He aquí los actos que tiene en pro-
yecto la Alianza Republicana:
Medina del Campo.—Aplazado hasta
mediados del mes de mayo, por no ha-
llarse aún restablecido el Sr. Lerroux.
Alicante.—Se celebrará el 11 3e mayo,
con asistencia, entre otros, de los se-
ñores Guerra, Azaña y Lerroux.
Cuenca, Guadalajara y Toledo.—Se ce-
lebrarán tan pronto como se resuelvan
algunas dificultades gubernativas.
Bilbao y Logroño.—Aprovechando el
viaje que a estas capitales liará el señor
Azaña, die la Junta Nacional, se prepa-
ran mítines de afirmación republicana,
cuyos detalles se publicarán la semana
próxima para debido conocimiento de los
numerosos elementos comarcales que de-
sean asistir.
León.—El importante núcleo republi-
cano adherido a la Alianza que se acaba
de constituir en está capital, organiza, de
acuerdo con la Comisión de Propaganda,
un gran mitin para la segunda quincena
de mayo, con carácter regional, en cola-
boración con los organismos de Alianza
en Asturias, Zamora, Palencia y Federa-
ción Gallega.
Chamartín.—El próximo domingo, a
las once de la mañana, se celebrara un
mitin republicano, con asistencia de los
señores Coca, Zubillaga, Martín Echeva-
rría y Puig de Asprer.
RUSIA
AL
DESNUDO
por PANAIT ISTRATI
¡¡¡SENSACIONAL!!!
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NÜÉVA ESPAÑA
ÑOLA
22
VIDA
E SP A
berlo hecho, se hubiera dificultado a los
gubernamentales la posibilidad de triun-
far en unas elecciones generales;
LEVANTE
Ante unas problemáticas
elecciones
Constituyó una optimista emoción po-
lítica la demostración liberal con que el
país acogió el derrumbamiento de la pri-
mera dictadura, victima de sus propios
desaciertos. Persistió el optimismo ante
ci gobierno jaerenguer, no por lo que
este representara ue garantía para las
libertades ciudadanas, sino por su' pro-
mesa de restablecer la normalidad an-
terior ai Ib de septiembre, aunque ésia
iij sea la verdadera normalidad—norma-
lidad europea—que nosotros deseamos
para la vicia española. De esa promesa,
uoii el anuncio de unas próximas elec-
ciones generales—proximidad que cada
vez vemos más alejada—, está prendi-
do, por el momento, el anhelo popular.
1'ero, ¿hasta qué punto esas elecciones
pueden satisfacer iä voluntad española
ue ser representada por quienes ella eli-
ja':1 ¿Ofrece la vigente ley electoral, ga-
rantiza suficientemente el respeto a la
voluntad nacional?
Hasta el momento presente, no. Ro-
tundamente.
Todos sabemos cómo se han hecho
siempre las elecciones españolas y por
qué en casi todas ellas ñan triunfado
siempre las candidaturas burguesas y ca-
pitalistas. Ese triunfo lo han dado, en el
mayor número de casos, la compra de
votos, la coacción de los patronos pode-
rosos y de los grandes terratenientes, la
acción, autocrática de los «mayores con-
tribuyentes» que hoy, por privilegio de
su riqueza y absurda disposición del Go-
bierno, están rigiendo. Ayuntamientos y
Diputaciones.
No confianza, sino recelos, es lo que
sembrará el Gobierno con disposiciones
de esta índole, amparadoras de las vie-
jas mesnadas caciquiles que el pueblo re-
pudia con igual energía con que repu-.
diaria una nueva dictadura.
¿ Quiere el Gobierno seriamente, since-
ramente, hacer unas elecciones puras?!
Pues él tiene en su mano la solución.'
Debería estar consignada en el Código
Penal de Primo de Rivera?—cuerpo seu-
dolegal repudiable por más de un moti-
vo; pero esto hubiera representado un
acierto, porque representaría el amparo
de los derechos electorales del español,
y la dictadura no se distinguió precisa-
mente por protecciones legales. Empero,
lo mismo que por el artículo 677 se pro-
tegen determinados derechos sociales del
obrero, castigando con prisión de tres
meses a un año y multa de 1.000 a
2.000 pesetas a «los que empleen fuer-
za, violencia o intimidación para obli-
gar a los obreros a que abandonen la
Asociación que libremente hayan escogi-
do», debería haber otro artículo que cas-
tigara con pena más rigurosa y multas
más elevadas a quienes por cualquier
medio intentasen torcer la voluntad del
elector.
La comisión codificadora que redaeta*
ra el susomentado artículo, no fijó el
que aquí queda sugerido, porque, ele ha-
nos: Torrelavega, Rei'nosa y Castro-Ur-
diales, el movimiento izquierdista cun-
de, con intensidad que induce al opti-
mismo. Hay que añadir a los nombres
de estas jóvenes ciudades — mozas en
pensamiento y acción—el de Santoña.
El partido radical-socialista cuenta ya
con una dotación espléndida. Las agru-
paciones de acción republicana-—sin ró-
tulo de adhesión a determinadas frac-
ciones— poseen, asimismo, calidades y
cantidades muy. expresivas.
El proletariado no permanece insensi-
ble a las solicitaciones políticas, y exis-
ten augurios de inmediata e intensa ac-
tuación.
En la provincia se producen, pues,
afirmaciones de dignidad civil muy es-
timables. Conviene advertir que, aun en
los períodos llamados de normalidad, la
Montaña ha sufrido la opresión de un
cacicato cien veces oneroso y repugnan-
te. La penetración clerical en los núcleos
rurales impidió, en todo tiempo, a los
republicanos crear organizaciones provin-
ciales afines. Empero, el brote de rebel-
día ha sido magnífico y espontáneo.
Quede para otra nota la referencia al
desarrollo y actividades inmediatas de
las izquierdas montañesas, que habrán
de encontrar, en su camino, fuerzas de
choque adversas. El empuje liberal no
retrocederá, seguramente, en esas esca-
ramuzas t y podremos consignar la victo-
ria.
V.
CANARIAS
Estreno de "Tic-Tac"
«Donde menos, se piensa—-dice el re-
frán—salta la liebre.» Ciertamente, Na-
die iba a suponer—al menos los buenos
amigos de Talía—que una agrupación
proclive como la de Pepe Romeu fuera
capaz de incorporar a la escena nada
menos que Tic-Tac. Y lo que es más
inaudito: que esta incorporación fuera
aparejada con la fortuna. Los actores
que de continuo encarnan las «grandes
creaciones» de nuestro teatro al uso,
quedan—a la postre—anquilosados para
tentativas de mayor envergadura. Que-
dan —artísticamente— atrofiados, como
órganos sin función. He aquí por qué
había razón para temer por la suerte de
Tic-Tac, echado sobre las espaldas de
Romeu. Actor que desenvuelve sus fa-
cultades artísticas, dentro de los sucin-
tos aledaños del teatro al uso. Sin em-
bargo, todo ha sucedido contrariamente
a lo que habíamos temido. ¡ En buena
hora !
Romeu ha timoneado con acierto a
Tic-Tac hasta arribar al puerto del éxi-
to. Las albas hojas del cuaderno de bi-
tácora no han sido desfloradas con la
anotación de ninguna nota desagradable.
En nuestro ambiente, el éxito de Tic-
Tac
adquiere caracteres de lo inusita
do. Nuestra situación atlántica no nos
permite saborear ningún intento honra-
do de renovación escénica. Nuestras as-
piraciones teatrales ya se sabe—de an-
temano—en qué fronteras mueren : Be
VISADO POR LA CENSURA
El gobierno Berenguer afirma que
quiere ser neutral y respetuoso con las
ideas políticas de cada ciudadano. Con-
cedámosle un crédito de confianza, ai pe-
sar de su gran error en lo referente a
la constitución de Ayuntamientos y Di-
putaciones ; pero quede limitado y con-
dicionado este crédito a las medidas que
adopte para defender los derechos del
elector en el sentido punitivo que queda
expuesto. Si el Gobierno no obra de for-
ma que las elecciones puedan verificarse
con toda sinceridad, protegiendo la ..li-
bertad del sufragio, ¿qué confianza .po-
drá ya inspirar al país ?
Y si tiene fe en los fervores monár-
quicos del pueblo, no debe dudar: dicte
una disposición que permita a éste mos-
trarlos libremente. Sería el mejor medio
de hacernos ver a los republicanos que
nuestras luchas'por el triunfo de la de-
mocracia son un ideal irrealizable y utó-
pico.
VISADO POR LA CENSURA
Jóse CÁNOVAS Y ALBARRACIN
Murcia y marzo de 1930
CASTILLA (Santander)
Quisiéramos :— mejor — estampar, al
frente de esta nota, ese concepto de
Montaña que consigna adecuadamente
¡la vastedad regional, Quizá la causa de la
"Libertad encuentre solidaridades más es-
pontáneas y frecuentes en los núcleos
urbanos, independientes de la capital,
que en la ciudad. Hace algún tiempo, un
viejo y noble republicano, Roberto Cas-
tro.vido, expresaba sus temores por que
en Santander la causa de la Libertad
hubiera sido aplastada por Ja influencia
de un veraneo en el que relucen, con
brillo deslumbrador de papanatas, de-
terminadas fastuosidades. Castrovido co-
noció un Santander en el que se produ-
cían pugnas constantes y arrebatadas por
la República. Un Santander con mayo-
rías socialistas, republicanas y ácratas.
Un Santander menos tibio, en las polé-
micas de traza política, que el Santander-
actual.
Aguardemos, empero, las renovaciones
de conciencia 35 sensibilidad que deben
esperarse de estas urbes que permanecen
aún en silencio.
Y, entretanto, nos importa consignar
el movimiento joven y apasionado de las
izquierdas en el resto del área provin-
cial. En tres ciudades montañesas, que
son como, tres faros, liberales .rep.ublica-
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NUEVA ESPAÑA
23
navente, Arniches, Quinteros y Cía. Li-
mited
; Ardavín, Abati, Muñoz Seca,
Pérez Fernández y... Y nada más. Tic-
Tac
ha sido la banderilla de fuego que
ha hecho renacer nuestras ya arrincona-
das aficiones teatrales. Por Tic-Tac he-
mos vuelto a recordar que más allá del
Atlántico—^mar de tópicos líricos—y,
probablemente, más allá de la divisa
pirenaica, existe un teatro asomnífero.
Que no estira la vida cotidiana, con sus
anversos y reversos, hasta las candile-
jas. Al contrario, desde éstas al público
se establece una corriente de ensueño.
«No admitamos que la boca del telón
abra ante nosotros su gran bostezo para
hablarnos de negocios, para repetir lo
que en su pecho y en su cabeza lleva el
público: sólo nos parecerá aceptable
—ha escrito Ortega y Gasset—si envía
hacia nosotros bocanadas de ensueño,
vahos de leyenda.»
Tic-Tac se ajusta a la certera adver-
tencia de nuestro . epónimo, pensador.
Señalemos con trazos de alborozo el
hecho de que, concurriendo estas, cir-
cunstancias—agravantes, sin duda, ante
la masa de espectadores atrofiados por
los embates del teatro al uso—, haya
encontrado en el público una ola de sim-
patía. Ola de simpatía que la noche del
estreno, partiendo de la sala, fué a rom-
per varias veces en el prosctnio en rei-
teradas salidas del autor a escena. ,
Esta actitud de comprensión franca
ha sido motivo para que Tic-Tac bisara
las tablas escénicas del «Pérez Galdós»
en función de homenaje a su autor, Clau-
dio de la Torre, y, escenógrafo, José Hur^
tado de Mendoza. El mercurio de los
termómetros de nuestro indigente am-
biente artístico ha experimentado una
fuerte sacudida
Arrinconemos ahora nuestras aficiones
teatrales. Vivamos con una lejana es-
peranza : que el anunciado advenimien-
to de la compañía Eivera-De Eosas nos
proporcione alguna nueva manifestación
de teatro. No un retazo de vulgaridad y
chabacanería, que con ejemplar insisten-
cia se nos sirve una y otra temporada.
(Señores: ya es hora de que varíen la
dieta con que desde los años mil se vie-
ne alimentando a Taha. Todo por obra
-y gracia de unos señores contumaces y
ejemplares en fabricación de vulgari-
dad.)
A. HUETADO DE MENDOZA
Las Palmas
El aborigen, el «guanche», ha sido re--
nejado por nuestros escritores en el is-
leño. Ha sido un traspaso pueril, de psi-
cología de bazar. El paisaje, tratado sin
valorarlo, permanece blanco. La arqui-
tectura se intentó—y aún se sigue inten-
tando—^encontrarle su carácter, situándo-
se el arquitecto en el período de la Con-
quista, logrando lo más un raquítico cas-
tellanismo. Será necesario insistir sobre
algunos de estos temas, ahora que se
revalora toda España con el hambre de
los más puros alfabetos.
El paisaje ibérico ha sido tratado se-
riamente en estos últimos tiempos (Ba-
roja, Unamuno, Ortega). Unamuno es el
único que ha pasado su mirada desin-
fectante por una de nuestras islas : Euer-
teventura. Un joven serio1 profesor in-
corporado a los jóvenes occidentalistas de
España, Agustín Espinosa, ha pasado
ahora, a través de otra de nuestras isias:
Lanzarote, en un libro reciente. El re-
descubrimiento ha empezado en Un sen-
tido profundo, de virginidad, de pureza
natural, por las islas más pobres y con
propios elementos constituidas.
Queremos adelantarnos al ojo de la
Península. En este momento de formal
constitución artística queremos incorpo-
rar a la inquietud occidentalista de Es-
paña el nombre del Atlántico, no en su
sentido mítico, como lo hiciera Tomás
Morales. No en un sentido de abstrac-
ción. Sí en un sentido europeo, social,
a la par de los transatlánticos.
Eduardo WESTEEDAHL
Isla dv Tenerife, abril de 1930
El sentido de la juventud
Las Islas se encuentran en un inte-
resante momento de formal constitución
artística. Sobre el cadáver de un regio-
nalismo enclenque se apoyan vuelos ais-
lados que empiezan a tender el esque-
leto de nuestra futura personalidad
atlántica.
Valbuena Prat ha sido, sin duda, el
primero que ha trazado un serio esbo-
zo crítico de nuestra lírica. ¿De revalo-
ración? No; simplemente destructivo.
La lírica canaria—dijo en un admirable
ensayo, publicado en un diario local—ha
girado en torno a una epopeya. Y ha
fracasado. Pero, indiscutiblemente, ha
habido más La novela, el drama de las
Islas, ha querido ser extraído por pro-
cedimientos raciales. El aborigen ha sido
tratado por vulgares medios, cristalizan-
do en un tipo insulso, donde se compen-
dian los más puros sentimientos.
E D I C I O NES ORIENTE
LEYENDAS DE GUATEMALA, por Miguel Angel Asturias
La civilización maya aparece en estas leyendas en toda su maravillosa plenitud. En Guatemala, aquella
civilización, como dice Díaz Fernández en El Sol, se caracteriza por su maravilloso poder poético y
humano, donde los árboles, las flores y las aves se corporizan frente a la imaginación opulenta del pueblo-
Interesa este libro no sólo al erudito, sino a todo lector, pues en él encuentra aventuras y episodios de
la más extraña y poética vitalidad, descritos primorosamente por Miguel Angel Asturias.
100 ilustraciones mayas, CINCO pesetas
ARIEL O LA VIDA DE SHELLEY, por Andre Maurois
La biografía más perfecta escrita por el biógrafo más prestigioso del Mundo, y en torno a una de las
vidas más intensas y tumultuosas del siglo pasado.
LOS MISTERIOS DEL ESPIONAJE INGLES, por R. Boucard
Conocer el desarrollo de la gran guerra a través de toda la red de espionaje a que ella dio lugar, tiene
un interés indiscutible, y para conseguirlo es indispensable la lectura de este libro.
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NU E^Ä ESPAÑA
24
el combatir a la religión; por el contra-
rio, esta campaña Ka de estar intima-
mente ligada a la lucha de clases; la
religión no nace:—como piensa la bur-
guesía—de. la falta de cultura, sino que
tiene como determinante las condicio-
nes económicas de la sociedad; la reli-
gión es un embeleco al servicio del ca-
pitalismo; cuando éste sea destruido,
desaparecerá aquélla.
El resto de los capítulos están—en su
mayoría—destinados a combatir la tí-
mida y oportunista táctica de los men-
cheviques ; en ellos aparecen claramen-
te dibujados los rasgos del bolchevismo:
oposición a todo lo que no sea encarni-
zada lucha de clases, audacia y, como
resultante: guerra a los intelectuales,
nada de contemplaciones ni alianzas con
la burguesía, insurrección armada del
pueblo, el poder a los soviets, etc. Y
es interesante cómo estos artículos, a
pesar de estar escritos para periodismo
combativo, tienen una base teórica tan
extraordinaria, que les da inestimable
valor para la historia e interpretación,
no sólo del movimiento, sino también de
la doctrina marxista.
Todos los capítulos van precedidos de
notas de P. Pascal o de las que el Insti-
tuto Lenin ha insertado en la edición de
las Obras Completas del genial revolucio-
nario; con esto desaparece el inconve-
niente de que el lector de lengua hispana,
por lo general no conocedor de los de-
talles del movimiento obrero ruso, se
encontrara desorientado ante la lectura
da estos capítulos, versantes sobre cups-
tiones concretas del susomentado mo-
vimiento.
La traducción — del francés — no es
todo lo clara que sería de desear.
M. García PELAYO
ERNESTO CAUDA.—Cinematografía
sonora.
Hoepli; Milán, 1930.
El cinema va teniendo una gran bi-
bliografía. Son- ya centenares los libros
a este respecto, pero todos extranjeros.
En España no contamos más que con
dos o tres, siempre traducciones, porque
los que nos han dado originales no nos
merecen confianza, por la falta de auto-
ridad de sus autores. Solamente ensa-
yos como el de Ayala podrían abrir las
puertas a futuras publicaciones de este
tipo. En cuanto a la técnica, nadie po-
dría hablar por sus propias experiencias:
falta material de estudio y han de recu-
rrir a fuentes extranjeras en busca de
documentación. Pero el cinema necesita
tanto de estudio como de práctica; de
ahí que, cuando se publica algún ma-
nual de cinematografía, no haga sino re-
petir lo que ya sabemos, generalmente
de un modo más oscuro que como nos-
otros lo conocíamos.
Con el cine sonoro, estos problemas
de estudio aumentan. No tenemos apa-
ratos de registro. Se hacen pruebas de
nuevos sistemas, cuando por todo el
Mundo triunfan algunos que son perfec-
tos. No podemos ir a los estudios a
aprender, porque no hay estudios ni apa-
ratos. Leemos artículos de resumen oue
no nos enseñan nada. Y, por la rapidez
de la introducción de los «tallries». fal-
tan tratados especiales. Por eso, el ha-
llazgo de un libro especialmente dedica-
do a cinematografía sonora nos sorpren-
de gratamente, y recurrimos a él para
calmar nuestra sed de saber de cine.
*
rido muere al día siguiente, de un ac-
cidente de automóvil. Los hermanos se
trasladan a la nueva casa con otros dos
amigos—una amiga y un arnigc—, vivien-
do todos la tragedia de la nueva casa.
¿Por qué impide Isabel que su amiga
se case con su hermano? Esa es la cau-
sa del suicidio de éste, que se envenena
con un veneno de los que coleccionaba...
Cuando en la agonía insulta a su her-
mana, ésta dice: «Pues bien, sí. Esta-
ba celosa.» Y desafía a todos con un re-
vólver. La escena es de un patetismo
al que no se había llegado nunca. To-
dos presencian la locura de esa herma-
na que Cocteau describe de manera ge-
nial : «Expresaba su locura con una pan-
tomima grotesca; intentaba hacer im-
posible la vida a fuerza de ridículo; in-
tentaba ensanchar los límites de lo vi-
viente, llegar al minuto en que el dra-
ma la expulsaría, no la soportaría ya.»
Después de transcribir estas palabras,
no hay nada más que decir. Prueban
hasta qué punto Cocteau busca la tra-
gedia en nuestras acciones y—como du-
rante toda la novela—encuentra el ab-
surdo en nuestra naturalidad, enroscado
a nuestra vida. (Porque lo cierto es que
todos somos niños terribles.)
Estamos hablando de la traducción
Infancia terrible, que ha compuesto ma-
gistralmente Julio Gómez de la Serna
y que las «Ediciones Ulises» acaban de
dar al público. Infancia terrible es una
obra insana ; lo que en el siglo pasado
se comenzó a abordar, se aborda ahora
con toda la responsabilidad de nuestros
años brillantes. Y el más 'significado
hombre de abordajes es Cocteau—autor
de Le cap de Bonne Es-pérance y de
Le Coq et V'Arlequin—escándalo, siem-
pre, de la estética tradicional.
Antonio DE OBEEGON
V. I. LENIN.—Páginas escogidas (El
partido bolchevique en acción). To-
mo II. Madrid, 1930.
Constituyen este segundo tomo de
Páginas escogidas una serie de artículos
polémicos que sobre táctica y organi-
zación fueron escritos por Lenin en con-
testación a los aparecidos en la nueva
Iskia, órgano de los mencheviques des-
de 1903.
Para darse cuenta del interés de este
volumen, basta observar que los capí-
tulos que lo forman están escritos sobre
los acontecimientos nacidos de 1904 a
1910, es decir, que comprenden aquella
época de tan extraordinaria importan-
cia en el movimiento revolucionario ru-
so que comienza con las huelgas de
1903, sigue con los sucesos surgidos de
la guerra rusojaponesa y termina en 1907.
De gran interés—en estos momentos
en que la frase de Marx, la religión es
el opio del pueblo,
se extiende por toda
la ÍT. E. S. S.—es el capítulo que ver-
sa sobre el discutido tema religión y so-
cialismo. Para Lenin no existe proble-
ma : marxismo es materialismo, y ma-
terialismo es antípoda de religión; mas
no por esto ha de ser uno de los princi-
pales objetivos del movimiento obrero
JEAN COCTEAU.-Lesenfants terribles.
Leyendo el libro de Cocteau se ve
hasta dónde puede llegar una novela
moderna en visualidad y penetración;
hasta dónde puede dirigirse el artista
en busca de filones novelables; hasta qué
punto puede hendir, registrar, operar en
ios abismos más inexplorados de la psi-
cología y del instinto sexual.
Cocteau — verdadero artista -— divide
sus obras publicadas en tres grupos. A
la Poesía la llama Poesía; a la Novela,
Poesía de Novela, y a la Crítica, Poe-
sía Crítica. Para él—agudo y perfo-
rante—todo es poesía, y poesía es lo
que ha vertido durante más de doscien-
tas páginas en forma de novela. ¿De
dónde ha sacado Cocteau esa poesía?
¿adonde ha ido a buscarla? Ese es el
gran misterio del gran artista francés
que nos lanza al rostro Les enfants te-
rribles
como la afirmación más rotunda
de su genio. Desabridamente. Sobria-
mente.
i No se sabe adonde iremos a parar
con estos descubrimientos de mundos ig-
norados. Vivimos en ellos, nos tutea-
mos con sus sombras y, hasta que vie-
ne un hombre extraordinario a decír-
noslo, no nos damos cuenta de las di-
mensiones, de la capacidad del secreto.
Lía escrito Cocteau una t novela que es
una pesadilla horrible, una novela de ni-
ños cuyas cabezas se mueven mons-
truosas, agigantadas, en la pantalla de
cada página, llenándonos de hondo ma-
lestar. Esa novela no sería nada si no
estuviera concebida y escrita por un ver-
dadero artista, o sería muy poco si ese
artista se olvidase de si mismo en algu-
na laguna difícil de la descripción o del
análisis ; pero Cocteau ha puesto la úl-
tima palabra como puso la primera, con
la conciencia del maestro, y la obra es
maestra.
Hay un niño y una niña que se que-
dan huérfanos al morir su madre, que
no tenía nada de madre, que era un
mueble o un objeto inútil. El niño vive
durante toda la novela recordando a su
amigo, a un amigo que le tiró una bola
de nieve, a consecuencia de cuyo golpe
enfermó. Cuando a poco de comenzar
la novela van los dos en un coche, dice
Cocteau: «El coche continuaba en pleno
cielo. Cruzábase con astros.» Ese niño
y esa niña viven en una alcoba y esa al-
coba es, sin que sepamos por qué, una
de las tragedias más intensas de sus vi-
das rotas: «a partir de aquella fecha
—leemos—se internó mar adentro la al-
coba. Su envergadura era más amplia, su
estilo más peligroso, más altas sus
olas...»
La novela no sólo habla de esos dos
hermanos que están ligados—de ella a
él—por un amor indescifrable. «Aquella
niña que iba por primera vez en un ex-
prés-—dice en una ocasión—, en vez de
escuchar el tantán de las máquinas, de-
voraba . el rostro de su hermano con
gritos de loca, con una cabellera de
loca». En la, novela hay más niños. Ella.
la hermana, se casa de pronto y su ma-
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J>t
NUEVA ESPAÑA]
El libro de Ernesto Cauda (Cauda es
miembro de la Sociedad Alemana de Ci-
netécnica, de Berlín, y de la Society of
Motion Picture Engíncers, de Boches-
ter, N. Y.) es, completo, en lo que cabe.
No se puede hacer un libro completo so-
bre cinema sonoro, a menos que fuese
de un tamaño desusado; pero tampoco
se necesita. Cada día aparece una nue-
va modificación, un nuevo adelanto, que
un libro no puede registrar. Para eso
están las revistas técnicas que nos tie-
nen al día de esos progresos. Pero ne-
cesitamos, para darnos cuenta de estos
adelantos, conocer las fuentes, los prin-
cipios eléctricos,, acústicos, en que se
Lusa este invento, y esto nos lo resuel-
ve ampliamente el libro de Cauda.
El estudio del cinema sonoro nos lo
ha dividido en tres partes. Una, que
nos da a conocer los diversos sistemas
de cine sonoro. La segunda, habla de la
teoría del fonofilm, y la tercera, de la
instalación y uso de los aparatos. Va-
mos a dar una ligera ojeada sobre estas
partes, con el fin de hacer notar su uti-
lidad a todo el curioso—o profesional—
del cinema
Los diversos sistemas de fonofilm se
pueden sipnotizar del siguiente modo:
Sistema de incisión, sistema electromag-
nético, sistema de absorción y de luz y
sistema de registración foto-acústica.
Estos se subdividen en grupos, como,
por ejemplo, incisión sobre disco sincro-
nizado, no sincronizado, incisión sobre
el celuloide de la película, etc., o por
sistemas': Vitáfono, Beeltone, Phototo-
ne, Movietóne, etc. Después de un cua-
dro explicativo de todos los sistemas, los
resume del siguiente modo:
1.° Grupo electro-alemán (A. E. G.,
Siemens-Halske).
2.° Grupo electro-americano (Gene-
ral Electric Comp, y B. C. A.).
3.° Grupo electro-americano de la
Western Electric.
4.° Grupo anglo-americano (General
Talking y Bristish Talking); y
5.° Grupo de los varios sistemas gra-
mofónicos independientes. A cada grupo
acompaña su estudio técnico.
La parte de la teoría del fonofilm es
la más extensa, por ser la más necesa-
ria. Hasta ahora, nos habían explicado
la técnica de los diversos sistemas, pero
sin enseñarnos el menor elemento de
acústica. Esto es lo que nos ha venido
a remediar el libro de Cauda. Nos ha
hablado de las características del soni-
do, de su intensidad, del timbre, ,de la
presión acústica, de los errores y las co-
rrecciones, de los altavoces, de las mem-
branas, de los límites de frecuencia, de
las distancias entre las espirales del dis:
co gramofónico, etc. Más, seguramente,
di lo que es necesario conocer para sólo
tener una idea del registro.
Y, por fin, al hablar de la instalación,
hace especial mención del coeficiente de'
absorción del sonido, de distintas fre-
cuencias, por ventanas, paredes de ce-
mento, ventiladores, telas, mármoles é,
incluso, por las personas y los muebles,
terminando con la descripción de un tea-
tro de «posse» perfecto y de los diversos
aparatos de proyección.
■Resumiendo.: un gran libro; fácilmen-
te comprensible por su estilo claro, sin.
pedanterías técnicas, que debe estar en
toda biblioteca de aficionado ,al cinema.
J. DE LA F.
Y el último capítulo, que yo qui-
siera comentar aparte, es el dedicado a
«Falla y sus contemporáneos». Con mi
absoluto desprecio por la música «armis-
ticio», con reservas respecto a la músi-
ca «por cuartos ■ de tono» y con—para
mí—gustas apreciaciones sobre el valor
de los «retornos a...», Mr. Treud nos
presenta a Falla como dueño de la mú-
sica más importante del momento ple-
sente.
                                      J. B. y G.
SÁNCHEZ GUERRA (RAFAEL).—
El movimiento revolucionario de Va-
lencia (CiapJ.
Madrid, 1930.
El libro de Rafael Sánchez Guerra,
procesado con su padre con motivo de la
frustrada conspiración de Valencia, tiene
dos rneritísimas condiciones: la since-
ridad y gallardía con que está escrito y
el carácter de reportaje político que, des-
de el principio al final, tiene el volumen.
La dictadura no nos había dado hasta >
ahora una muestra de este periodismo
ágil y emocionante que en otros países
han engendrado acontecimientos seme-
jantes. A BafaeL Sánchez Guerra le ha
bastado escribir, sin embozo ni irrita-
ción, el diario de aquellos meses para
lograr una obra que aportará a la histo-
ria de seis años anticonstitucionales los
datos más preciosos sobre hombres y he-
chos.
La conclusión que se obtiene al final
del volumen es que el movimiento de
Valencia estaba pésimamente organiza-
do. Que todo dependía de la actitud de
un general que, si al principio había acep-
tado participar en la agresión a la dicta-
dura, cuando vio cerca la fecha se negó
a tomar parte en el movimiento. Desde
luego, la actitud de Sánchez Guerra en-
tonces fué siempre diáfana y decidida. Y
fué él, como se deduce del relato de su
hijo, el que impidió que los artilleros de
Valencia imitasen a los de Ciudad Bpal,
declarándose en franca rebeldía. En éste
caso será la historia la que juzgue al po-
lítico conservador en este punto de su
conducta.
Bafael Sánchez Guerra tiene buen.eui-
dado en hacer justicia a los hombres que
entonces dieron prueba de entereza y de
carácter y de señalar a. los que vacilaron
o retrocedieron en el momento difícil.
Valdría eso sólo para hacer del libra mi
documento de gran mérito. JD. F.
J. B. TREUD. -^Manuel de falla and
Spanish music.
New-York. Alfred
A. Knopf, 1929.
El principal cuidado del autor—bien
conocido musicólogo e hispanista inglés—■
es presentarnos en todo momento la fi-
gura de Palla como formando parte de
un paisaje. Este propósito se revela con
el máximo vigor en dos capítulos: «Fa-
lla en «Arabia» y «Palla y sus contem-
poráneos». Desde Iuego^ es este el mejor
procedimiento para estudiar una figura.
(Situando a Palla en su comarca, prime-
ro, y luego en el panorama de la música
contemporánea, Mr. Treud logra darnos
una visión completa de «la obra y su sig-
nificación» del músico andaluz.
Músico andaluz1, sí; pero con un lado
catalán, latino^ mediterráneo. Así nos lo
dice Mr. Treud repetidas veces. «La ima-
ginación, la gracia y el humor del andaluz
y la inteligencia (clear-headedness), la
sutileza y el sentido de la forma del me-
diterráneo.» La derechura (directuess) de
pensamiento, el comenzar las cosas sin
andarse por las ramas, una de las princi-
pales características de. esta música.
Uno de los capítulos más certeros es
aquel en que se nos habla del encuentro
de Palla con Debussy. Puó éste quien
reveló cosas de la música andaluza al
mismo Palla, nacido en Andalucía. Palla,
«una parte del sueño de Debussy», nos
dice Mr. Treud.
Escrito todo el libro con gran calor,
apasionadamente, alcanza sus más altos
momentos cada vez que se hace necesa-
rio evocar el ambiente andaluz en que
trabaja Manuel de Falla, turbador esce-
nario que el autor de Spaim from the
South
conoce perfectamente. Hay un
capítulo por cada obra importante de
Falla, y el Retablo, con sus problemas
de escenificación y su música, tan dife-
rente de las obras anteriores, ocupa dos
capítulos. Las referencias a la obra to-
tal del compositor alcanzan hasta La
Atlántida-,
todavía en plena elaboración.
Los dos primeros capítulos del libro
están dedicados a «Felipe Pedrell» y a
«El idioma español». Este último es un
apasionante estudio de lo que suele lla-
marse «español» en música. Materia ac-
tualmente en litigio, pero de la cual
Mr. Treud obtiene certeramente alguna
perspectiva aceptable.
Pabellón de muestras en la Friedrich Strasse, en Berlín
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NUEVA ESPAÑA
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&x quincena
INFORMACIÓN
El .Tratado Naval
El martes 23 de abril, a la una de la
tarde, y después de tres meses y un
día de deliberaciones poco edificantes,
Banco nacional nombrará para la Jun-
ta a un representante del comercio, la
industria o la finanza de su país respec-
tivo, y se admitirá además a nueve re-
presentantes de otros países.
El Banco Internacional. de Pagos, si
cumple debidamente sus fines, puede
contribuir eficazmente a la pacificación
de Europa, facilitando la liquidación de
las reparaciones de guerra entre Alema-
nia y los países ex aliados; puede ejer-
cer una influencia importante en la es-
tabilización del valor del oro, y en ge-
neral coadyuvar al mantenimiento de la
paz internacional. El experimento es
también intern; nte desde el punto de
vista de los sinceros intemacionalistas,
partidarios de grandes federaciones su-
pranacionales. El tiempo dirá si en cam-
bio el B. I. P. ha de servir a robuste-
cer la hegemonía de la gran Banca cos-
mopolita, como aseguran enemigos del
nuevo organismo, algunos de los cua-
les son a la vez enemigos de la buena
armonía entre naciones, lo cual resta
yesen barcos de esas mismas categorías
en número tal que quedare amenazada
la seguridad de las tres Potencias men-
cionadas.» Aunque la contingencia es
poco probable, los prudentes técnicos
han dejado esa puerta entreabierta. Hay
que ser previsores.
La verdadera previsión y la máxi-
ma seguridad consistirían, sin duda
—en nuestro concepto de profanos paci-
fistas—, en medidas genuinas, eficaces,
drásticas, de. verdadero desarme. De esto
podría derivarse un serio alivio en nues-
tras abrumadoras cargas fiscales, y aun
se habilitarían cuantiosos recursos para
atender necesidades sociales apremian-
tes de educación, higiene, seguro y pre-
visión^, capaces de ganar para nuestra
civilización batallas incruentas, pero
transcendentales para la ignorancia, la
enfermedad, la miseria y hasta las fuer-
zas naturales destructoras,.
Tales batallas—quizá porque somos
profanos—nos parecen bastante más in-
teresantes que la de Jutlandia. A los se-
ñores técnicos, encargados de derrochar
nuestro dinero, en cambio no parecen in-
teresarles. Y mientras cuenten con la
confianza de unos pocos y la pasividad
resignada de los más, ellos dispondrán,
volverán- a. reunirse en cualquier otra
ciudad para regatear en parecida forma,
firmando en el mejor de los casos otro
acuerdo tan innocuo para salvar siquiera
la fachada.
El Banco Internacional
de Pagos
Ha quedado definitivamente constitui-
do el organismo inten ..unal previsto
por el Plan Ycu, o para la liquidación
de las reparaciones de guerra. Reunidos
en Basilea sus directores, han elegido
presidente al norteamericano Gates Me
Garrah, ex presidente del Federal Re-
serve Bank, de Nueva York, y director
general efectivo al francés Pierre Ques-
nay, jefe del departamento de investiga-
ciones económicas del Banco de. Fran-
cia. Este con el voto en contra de los
alemanes, cuya protesta es más bien
sentimental y teórica, pues la compe-
tencia y aun la relativa objetividad de
Quesnay les constan como a todos.
La Junta actual del B. I. P. se com-
pone de los gobernadores de los Ban-
cos emisores de Alemania, Bélgica,
Gran Bretaña, Italia y Japón, con un
representante de las organizaciones fi-
nancieras norteamericanas. Francia y
Alemania, como especialmente intere-
sadas en la cuestión de las reparaciones,
tienen un representante suplementario.
El nuevo Banco, que no tendrá con-
tacto directo con el público, no necesi-
ta cámara de seguridad. Sus operaciones
son puramente contables. Quesnay ha
dicho que era como un club en el cual
los directores de los Bancos nacionales
se encontrarán todos los meses para dis-
cutir juntos planes y dificultades y con-
cretar una acción común.
Más adelante, cada gobernador de
PHILIP SNOWDEN
E¡1 hombre del día en la Oran Bretaña
quedó firmado el documento llamado ofi-
cialmente «Tratado Naval de Londres
de 1930». Con tan pomposo nombre, no
pasa del mero balance a que aludíamos
en el número anterior. Sólo puede consi-
derarse medida efectiva de desarme
—aunque harto tímida—la parte prime-
ra de dicho balance, relativa a los aco-
razados y cruceros de línea que van a
quedar suprimidos o desarmados, en la
proporción siguiente: La Gran Breta-
ña renuncia a cuatro acorazados y un
crucero; los Estados Unidos, a tre9 aco-
razados, y el Japón, a un crucero.
El resto del Convenio se refiere prin-
cipalmente al tonelaje permitido para
otras clases de buques: cruceros me-
díanos y pequeños, destructores y sub-
marinos, hasta el 31 de diciembre de
1936, y a los barcos auxiliares que cada
una de las cinco Potencias firmantes po-
drá asimismo conservar.
Uno de los artículos que .tal vez me-
rezcan atención especial es él 21 del ña-
mante Tratado, con arreglo al cual la
Oran Bretaña, los Estados Unidos y el
Japón podrían eventualmente aumentar
su tonelaje respectivamente fijado para
cruceros, destructores y submarinos, en
el caso de que «otras Potencias constru-
ARTHUR HENDERSON
Que acaba de negociar el Tratado
con Rusia y ultima otro con Egipto
bastante autoridad a sus criticas antici-
padas contra el «superbanco» de Basi-
lea.
La rebelión en la India
Terminada la, semana de desobedien-
cia civil, y cuando la campaña contra la
gabela parecía decrecer un tanto en in-
tensidad, han surgido en diversos pun-
tos de la India motines y rebeliones de
forma violenta que complican seriamen-
te aquel espinoso problema.
En Chittagong, un atentado terrorista
contra el arsenal hizo nueve víctimas
entre los defensores y ha dado motivo
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NUEVA ESPAÑA
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para la proclamación de las leyes de
excepción, como preludio a una repre-
sión que, sin duda, será tan dura como
lo permita la prudencia del virrey.
Las manifestaciones tumultuosas to-
man forma cada vez más violenta y se
han extendido a Peshawar, en la frontera
Noroeste, el punto más vulnerable y pe-
ligroso para las fuerzas británicas. En
aquella ciudad los Gurjas dispararon sus
ametralladoras contra una multitud
amenazadora.
Violentos incidentes se produjeron
también en la cárcel de Alipore, donde
se hallan cumpliendo condena muchos
prisioneros políticos, entre ellos el al-
calde de Calcuta, Sen Gupta — casado
con una inglesa que le defiende con ener-
gía desde el exterior—y el otro caudi-
llo de los swarajistas del Bengal, Subhas
Chandra Bose.
Ha sido evidentemente una medida
muy hábil el no detener a Gandhi, a pe-
sar de los gritos y excitaciones de la
Prensa imperialista. Pero se ha detenido
a la mayor parte de sus discípulos más
activos, juzgándoles sumarísimamente
para condenarles a penas de »prisión
muy severas, en absoluta desproporción
con los delitos o infracciones de que se
les acusaba : el haber infringido la ley
de la gabela, por ejemplo, en la mayo-
ría de los casos.
Gandhi mismo ha deplorado los ac-
tos de violencia, diciendo que su cam-
paña de desobediencia pacífica y de pa-
siva resistencia—que él juzga la más efi-
caz, y acaso lo sea, en efecto—habrá de
luchar ahora contra dos clases de vio-
lencias : la de las autoridades británicas
y las de los terroristas indios. Pero pre-
dica la firmeza para proseguir «hasta el
triunfo» la campaña emprendida. Sería
difícil prever en estos momentos si la
voz tenue del Mahatma logrará, en efec-
to, imponerse y dominar el fragor de la
tormenta que estremece el inmenso te-
rritorio. Pero, de cualquier manera, la si-
tuación es en extremo crítica, y tal vez
más que para nadie para aquellos ingle-
ses que desean sinceramente la libertad
y la plena dignidad cívica para los pue-
blos de la India, sin que corran el ries-
go de hundirse nuevamente en un caos
de sangre y de violencias. La perplejidad
del Gobierno laborista, que no ha logra-
do aún siquiera la publicación de la Me-
moria de Simón, se concibe más fácil-
mente que la solución eventual que ha-
brá de proponer.
El Congreso del I. L. P.
Sin que se haya llegado a la ruptura,
no puede ocultarse que, después del Con-
greso de Birmingham, el divorcio en^
tre el Independent Labour Party y la
organización general laborista se ha acen-
tuado considerablemente. James Max-
ton, Wheatley y el ala extremo-izquier-
da del movimiento quieren recabar su li-
bertad completa de acción, y no sólo la
de critica más o menos acerba contra la
política del Gabinete MacDonald, sino
incluso la de votar en contra suya siem-
pre que lo exijan «convicciones profun-
das de doctrina», quieren, a la .vez, per-
manecer dentro del Partido Laborista,
porque comprenden que la separación
total—hov que han dejado de pertenecer
alvPartido Independiente sus más pres-
tigiosas figuras—sería en cierto modo
un suicidio político.
Pero no es lógico suponer que el La-
INGLATERRA Y LA INDIA
por OTERO
La actualidad parece abandonar un
poco la lucha antirreligiosa, de los rusos
para concentrarse en torno a otro dra-
ma, religioso también. Con la diferencia
de que si la campaña rusa era coreada
a la vez por el capitalismo y la Iglesia,
ésta y aquél, pero aquél en mayor medi-
da, procuran atenuar la significación y
el alcance de la campaña india. A la Igle-
sia le dolerá saber que un predicador
oriental puede sacudir millones de con-
ciencias con su palabra plena de sentido
religioso y mansedumbre, cuando sus
pueriles diplomáticos no logran añadir
un milímetro a la falda de las damas. Y
el capitalismo se limita a valerse de la
ironía para encubrir entre sus pliegues
el peligro y a exaltar el progreso, su mito
sin entrañas con que suele justificar sus
arteras intervenciones.
Es preciso percatarse de que el proble-
ma de la India, en su forma más pura,
es un problema de valores. La India opo-
ne a la técnica y al instrumento europeos
la conciencia humana. Europa quiere im-
poner los medios —: o esconderse tras
ellos—y la India prefiere los fines. ¿Vale
más el progreso o el hombre ?
El hombre vale más, no lo duda na-
die. Ni la India, que lucha por él, ni In-
glaterra. Pero ésta sabe que vale más el
hombre siempre que se trate del hombre
inglés. Ahí están sus Public School, su
Cambridge, su Oxford... Pero también
su escuadra del Pacífico.
Si Inglaterra tuviese la fe que muchos
creen en la superioridad de su cultura, se
valdría de medios más eficaces para di-
fundirla. A Inglaterra no le convence la
conducta de Bertrand Bussel y Souh De-
wey. Prefiere; extender su cultura, más
que valiéndose de los sabios, por medio
de sus fabricantes de tejidos.
TMBBHM—gaWMaWME^^iWIIWH—
bour Party acepte tales pretensiones,
por lo demás muy difíciles de sostener
en razón y sin sofismas. El dilema plan-
teado antes por x\rthur Henderson vol-
verá a presentarse seguramente a los
rebeldes : o admitir la disciplina elemen-
tal del partido o separarse de él. Las
ESPASANDIN
No la conmueve que los niños indios
trabajen día y noche en sus hilaturas,
aunque así comprometa el futuro de un
pueblo, y más aún de un continente.
Porque así es como sus acaudalados co-
merciantes pueden sostener las «escue-
las libres» y crear becas cuantiosas para
formar al gentleman en sus universida-
des. '
Lo inverosímil es cómo un Gobierno
socialista aguanta el bochorno de la hora
presente. Mientras Gandhi pide la auto-
nomía de su pueblo, el Gobierno laboris-
ta se entretiene en buscar un acuerdo
con las naciones capitalistas sobre la li-
mitación naval. Prueba de que la liber-
tad, uno de sus postulados, no le preocu-
pa gran cosa o de que quiere así disimu-
larlo. ¡ Cualquier pueblo oprimido pue-
de confiar en las candorosas elucubra-
ciones de nuestros socialistas! ¿ No tiene
poder suficiente el Gobierno inglés para
enfrentarse con la burguesía y el capita-
lismo?... ¿No tiene el decoro suficiente
para dimitir y ponerse al lado de. Gandhi
y buscar por una senda más directa la
solución?... ¿O, como el socialismo ma-
drileño—mucho mejor que español—, se
halla en el fondo contaminado y corrom-
pido por el morbo que aparenta comba-
tir?...
Gandhi triunfará tarde o temprano
por el sentido humano de su campaña.
Y su triunfo será, ante todo, un triun-
fo de los valores supremos del hombre
—la libertad y la moral—sobre el feti-
chismo progresista de Occidente. Y quién
sabe si será ésta una lección salvadora
para Europa, hoy empobrecida por sus
timbres de gloria y sin cauce para su
devenir histórico.
&
divergencias de método son muy hon-
das, y, aun cuando Maxton lo pensará
sin duda mucho antes de salirse del
Partido Laborista, no se ve cómo podrá
evitarse la escisión en el socialismo bri-
tánico, con todas sus consecuencias.
O. P.
Escena del Teatro de Mayerhold
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NUEVA E SPAÑ«
NUEVA POLÍTICA
LA REPÚBLICA Y LOS OBREROS
por JOSE ¿DÍAZ FERNANDEZ
Eso de que los obreros no están capa-
citados para tomar parte en la.dirección
de la vida española es una argucia tan
burda como todas las que inventa la ín-
fima mentalidad derechista. Hasta aho-
ra la experiencia nos tiene demostrado
lo contrario. Las escasas figuras proleta-
rias que han participado, de un modo o
de otro, en las funciones públicas, han
dado pruebas de tanta serenidad, com-
petencia y preparación como las mejores
,de las clases altas. A ver qué hombre po-
lítico ha creado en este país, con su solo
esfuerzo, una organización como la de
Pablo Iglesias. A ver quién supera en
idealidad, en tesón, en energía, en des-
interés a los promotores del sindicalismo
andaluz de principios de siglo. El prole-
tariado ha hecho en nuestro país, luchan-
do con el ambiente más rencoroso e in-
dócil, una obra asombrosa. Logró, abrir
brecha en un capitalismo cerril y obli-
garlo a sancionar la legislación más
avanzada, por lo que se refiere a jornada
y horario. En medio dé las violencias del
Poder, la oposición de los neutros y la
represalia de las llamadas clases de or-
den, los obreros han logrado, solos, or-
ganizarse, disciplinarse, instruirse. Ins-
truirse, sí. Y yo aseguro que la igno-
rancia de los obreros es mil veces más
fecunda que la repugnante cultura de la
casi totalidad de nuestra burguesía. El
peor analfabetismo es el de los letrados.
Un trabajador español está en condicio-
nes de apropiarse una educación y una
sensibilidad de tipo moderno. En cambio,
la instrucción habitual de las altas cla-
ses, esas que estudian con clérigos y cu-
roides—que tanto abundan en nuestros
centros de enseñanza—, les impide ya
para siempre enfocar con libertad los
problemas contemporáneos y situar la
mente y el espíritu en el área de la cul-
tura nueva. Preguntadles a nuestras cla-
ses superiores cuáles son los escritos pre-
feridos, qué periódicos leen y qué arte
prefieren; sus lecturas, si es que las
tienen, serán siempre las más medio-
cres y sus aficiones serán casi troglodíti-
cas.
Por eso todo progreso político entre
nosotros ha de polarizarse preferente-
mente en los núcleos trabajadores. Los
obreros saben que para desenvolver sus
aspiraciones de clase dentro de la táctica
de cada fracción se necesita como postu-
lado previo una auténtica democracia.
Una forma de gobierno popular, la Re-
pública, supone, por lo menos, la ruptu-
ra con los privilegios tradicionales, la de-
mocratización de la enseñanza, la muer-
te de la oligarquía caciquil, el fin del
monopolio privado, la garantía de los de-
rechos del hombre y del trabajador, la
transformación de las relaciones entre el
Estado y el individuo que produce. Y una
República que no inscribiese en su pro-
grama el mínimo de reformas que de-
fienden las organizaciones obreras sería
una República facciosa, sin arraigo en la
conciencia popular, tan flaca y paralitica
como aquella que se dejó morir en Sa-
gunto. Afortunadamente, las nuevas ge-
neraciones republicanas proyectan su
obra hacia la línea de las soluciones so-
cialistas y su conducta imprimirá al nue-
vo régimen la suficiente responsabilidad
ideológica para que no se quede donde
quieren dejarlo los faraones electoreros.
Los trabajadores españoles son en la
política una fuerza pura, no contaminada
de los vicios que provocaron nuestra de-
cadencia. Su condición de víctimas de to-
dos los regímenes los garantiza ante el
porvenir español de una ótica y una dis-
ciplina que no mejorarán las demás fuer-
zas de izquierda. Es indispensable aca-
bar con el profesionalismo político y arro-
jar por la borda a los hombres de nego-
cios, los cuales seguían siéndolo en el
Parlamento y fuera de él. Tan pronto
se le inyecte a la política una sustancia
popular, que no viene sólo del voto, sino
de la propia representación, caerá el
complejo tinglado de intereses y oodieias
que hicieron posible un divorcio total en-
tre el pueblo y los poderes del Estado. El
injerto de las fuerzas obreras en la iz-
quierda será, además, el único medio de
afirmar un sistema republicano de gobier-
no, donde la transigencia mal llamada li-
beral no pacte con el enemigo ni ponga en
peligro a diario las garantías más elemen-
tales del trabajador. Cuando se trata de
garantizar los fines de la democracia, no
hay dualismo posible entre democracia y
Parlamento. Pero, si lo hubiera, el Par-
lamento es lo de menos. Las izquierdas,
antes que facilitar el triunfo derechista,
es decir, antes de dar marcha atrás, irán
en alianza con el proletariado. En linea
recta hacia el futuro, que es lo que le im*
porta sobre todo a una civilización que
nace.
Iä Policía de Nueva York disolviendo la manifestaeian.de obreros sin trabajo
en Unión Square
ARCUS. •Altamlrano, 18.-Tel. 40505. - MADR»