SUMARIO
Editoriales. Ante un Congreso; Los estudiantes; Los escándalos del
Patronato del Turismo; El negocio de la Trasatlántica.—Ideas políti- cas: Responsabilidades, por Alva.ro de Albornoz.—Todo está igual, Un problema importante que no importa, por J. de Abendaño.—Manuel Berl y !a cultura burguesa, por A. Habaru.— El escritor en tos Esiados burgueses.—La dictadura y la enseñanza, por Leopoldo Alas Argue- lles.—Indulto y amnistía, por Antonio Dubois.—El sentido social de la arquitectura nueva, por F. Fernández Armesto.—Caricatura por Maside.—¿Será posible? Hay que defender a España, por Roberto Blanco Torres.—En París: Un estreno de Gorkin.—Rifi-Rafe.—Obre- rismo: La trayectoria del Primero de Mayo, por Isidoro Acevedo.—Se ha suicidado Maiakovsky, el poeta épico de la Revolución rusa.— «.150.000.000)), por Vladimir Maiakovsky.—La izquierda literaria. Ro- berto Desnos, por Miguel Angel Asturias.—Un llamamiento a los es- critores, por Teófilo ortega.—Noticias literarias.—Pintura soviética, por Ernesto M. Dethorey.—Por sus obras los conoceréis: El Consor- cio del Plomo, el Municipio de Linares y la familia Yanguas, por José Venegas.—Cinema: La canción del día, por José de la Fuente.— Organización republicana: El Congreso del Partido Radical Socialis- ta; La alianza republicana.—Vida española: Galicia, Ante unas pro- blemáticas elecciones, por José Cánovas y Albarracín.—Castilla (San- tander), por V.; Canarias: Estreno de uTic-tact, por A. Hurtado de Mendoza; El sentido de la juventud, por Eduardo Westerdahl.— Los libros: Jean Cocteau, por Antonio de Obregón; V. /. Lenin, por M. Gar- cía Pelayo, Ernesto Cauda, por J. de la F.; /. B. Treud, por J. B. y G.; Sánchez Guerra (Rafael), por D. F.—La quincena internacional: El Tratado Naval; El Banco Internacional de Pagos; La rebelión en la India; El Congreso del I. L. P-—Inglaterra y la India, por Otero Es- pasandín. —Nueva política: La República y los obreros, por José Díaz Fernández.
A Ñ O I NUM. 7 35 CTS.
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NUEVA ESPAÑA
REVISTA QUINCENAL
Año I * 1 de mayo de 1930 * N.° 7
Redacción, Administración y Talleres:
ALTAMIRANO, NUMERO 18
MADRID
Teléfonos números 40643 y 40505
Apartado de Correos: 8.046 |
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EDITORIALES
ANTE
UN
CONGRESO
El día 15 de mayo empezará en el
teatro Kornea el Congreso del Partido Radical-socialista, en período de cons- titución . Nos interesa destacar este acontecimiento político por varias razo- nes. Una de ellas es que esas fuerzas pueden agrupar,, y desde luego agru- pan, los elementos más avanzados y modernos del republicanismo, demasia- do cerrado hasta ahora en su programa histórico. Además, en estos momentos son indispensables las reuniones repu- blicanas, si es que el movimiento de las izquierdas ha de ser orgánico y eficaz. Aunque los temas del Congreso es-
tán sometidos al imperativo de las cir- cunstancias difíciles en que aquél se celebra, allí ha de perfilarse la fisono- mía de este sector político, cuya de- nominación ya indica abundantemente su posición. En el manifiesto-convoca- toria se adelantaban los propósitos qu.e animan a los organizadores:, Dar al re- publicanismo español un contenido so- cial con arreglo a las realidades de la vi- da, española y poner en juego solucio- nes que hasta ahora estaban adscritas únicamente a los programas obreros. A juicio nuestro, el Congreso del Partido Eepublicano Radical-socialista tiene que dejar bien determinada su posición en este punto para que su matiz no se confunda con el de otras zonas ideoló- gicas afines. El Partido Socialista Obrero, inspi-
rado en la lucha de clases, agrupa en sus filas a muchos trabajadores orga- nizados. El Republicano Socialista ten- drá como objetivo recoger a elementos que por uno u otro concepto no figuran en el Partido obrero y que sienten, sin embargo, la necesidad de una Repúbii- tía) socialista, extraída de Tos núcleos de trabajadores intelectuales y manuales. La República radical, sin un repertorio de profundas reformas sociales represen- taría un atraso con relación a las nuevas naciones republicanas de Europa, donde gobierna el socialismo con aquellas li- mitaciones que impone el carácter de cada país. Corresponde, pues, a los ra- dicales-socialistas una actuación extre- ma, acentuada hacia los sectores obre- ros, cuya capacidad política será la mejor inyección que pueda recibir en su día el régimen republicano. Existien- yo ya una derecha y un centro republi- cano, los radicales-socialistas son los lla- mados a sostener la posibilidad de una República avanzada en todos los órde- nes de la vida pública. Pero el Congreso tendrá que decidir
también acerca de un punto importan- tísimo en estos momentos: el del frente único republicano. Este en un problema de táctica. Ahora los hombres de iz- quierda de todos los matices están uni- dos por una aspiración común: traer la República. Por lo tanto, toda actuación ha de llevar implícito ese propósito. La unión debe hacerse para .toda clase de movimientos, y a nadie ha de repugnar 1 ir del brazo del enemigo de ayer; si este enemigo está diáfanamente en actitud |
quierda,, en cuyos programas políticos
está la clave de una total reforma uni- versitaria. LOS ESCÁNDALOS
DEL
PATRONATO
DEL
TURISMO
Entre los organismos creados por la
dictadura, pocos habrá de tan turbio fun- cionamiento y desastrosas consecuencias- de dilapidación, escándalo y fracaso co- mo el Patronato Nacional del Turismo. Es evidente, y esto no lo discute na-
die, que España necesita, con más ra- zón que muchas otras naciones, de una institución propulsora, y organizadora de esa gran fuerza de apetencia viajera y ex- cursionista que se llama turismo. Nuestro país, emporio de arte, de tradición y de bellezas naturales, puede y debe fomen- tar la atracción de las gentes hacia sus ciudades y paisajes y facilitar el movi- miento turístico del público de España,, y sobre todo del de fuera de España. Esta. es una doble misión de sociabilidad y cultura cuyos efectos podrían repercutir beneficiosamente, y en alto grado, en la economía nacional. Nadie, repetimos,, niega, ni siquiera puede discutir, tal cosa. Pero para que dicha labor se cumpla,
es necesario que el organismo encargado- de ella sea apto, funcione con absoluta, transparencia administrativa y demuestre con su actividad y eficacia que llena de- bidamente los fines para que fué creado. En suma: es preciso que realice todo le* contrario de lo que viene realizando nues- tro Patronato Nacional de Turismo. Esta entidad, organizada de prisa y co-.
rriendo por la dictadura, deseosa ante to- do de satisfacer el ansia especuladora de una pandilla adicta, ha fracasado rotun- damente. Los altos cargos se repartieron entre varios amigos de Primo de Rivera, cuyas profesiones—un diplomático y cua- tro aristócratas—eran y son por com- pleto ajenas a todo ejercicio y técnica del turismo. Recientemente, el Pubh- Glub, de Barcelona (la única Asociación de Técnicos de Publicidad y Propaganda que existe en España), ha elevado a la presidencia del Consejo de ministros un documento, pidiendo la reorganización adecuada y urgente del funesto Patrona- to. Como esta instancia se han dirigido» otras muchas al Gobierno por calificadas personas, corporaciones y gremios. La pandilla adicta, y particularmente su je- rife, D. José Antonio de Sangróniz, re- clutaron, al formarse el Patronato, el personal oficinesco entre favoritos y ami- gos. Sin oposición ni concurso, sin garan- tías de competencia de ninguna clase, la mayor parte de los funcionarios del Tu- rismo obtuvieron el clásico «enchufe» por la subrepticia vía de la merced y el compadrazgo. Escritores conocidos y^ cau- tamente silenciosos durante el períoda dictatorial, periodistas cuya pluma con- venía tener inmóvil en determinadas ma- terias, catedráticos emboscados en la tu- rística fronda, desertores de sus cátedras gracias a tal o cual martingala legal, et- cétera, etc., hallaron y hallan acogida en el opulento Patronato, donde disfrutan copiosamente importantes sueldos a cam- bio de dilatados ocios y bostezos. Pero esto sería lo de menos, lo menos
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republicana. Ahora bien; la conjunción
ha de ser circunstancial, sin que ningún grupo pierda su matiz propio. Importa mucho a la opinión saber que existe un republicanismo conservador y modera- do ; pero quizá le importe más tener garantizada la transformación de Espa- ña en un partido republicano moderno, divorciado de la tradición, enemigo de todo privilegio, primera etapa para lle- gar a un auténtico Estado socialista. LOS
ESTUDIANTES El Congreso de la Unión Federal de
Estudiantes, que se ha celebrado en Madrid, tiene verdadera trascendencia, no sólo por los temas tratados en él, sino por la sensación de fuerza y de solida- ridad que dan los escolares españoles. Ya hemos dicho otras veces que fué la ju- ventud universitaria la que con más gallardía defendió sus derechos, atro- pellados por la dictadura. Pero lo que acusa verdaderamente la existencia de un fuerte espíritu de unión es que los escolares siguen sintiendo después de la lucha y del triunfo el imperativo profe- sional, y se exhiben organizados para tratar sus problemas de clase. Lo cual quiere decir que son una fuer-
za considerable en la vida española y que la F. U. E. es un ejemplo de ener- gía y tenacidad juvenil de incompara- ble valor. No sólo por los frutos que lo- gre para los estudiantes dentro de la Universidad, sino porque les imprime el sentimiento de solidaridad y organiza- ción que es uno de los grandes resortes del hombre moderno, con los cuales se ha de cambiar la faz del mundo. Es indudable que la Universidaa es-
pañola vive una vida inferior. La po- breza y atraso de nuestro Estado reper- cuten en ella como en lo más sensible del país. Hay una gran mayoría del profesorado completamente ignorante, estúpido y reaccionario; un academicis- mo reñido con la inteligencia; un mono- polio de educación que se reparten el ca- pitalismo y la Iglesia. Contra esos vicios quiere luchar la F.. U. E., intentando, primero, la autonomía universitaria, y, después, la reforma de métodos y orien- taciones. Plausible idea que hay que animar y defender. Pero—ya lo hemos dicho en otras ocasiones—la Universi- dad española no se transformará mien- tras no se transforme el Estado espa- ñol . Por eso hay que procurar que los estudiantes no tengan solamente en la vida pública una actuación profesional, sino que, independientemente de la F. U. E., organización apolítica, acu- dan a engrosar las organizaciones de iz- |
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ner a su disposición gran parte de los
caudales del Tesoro español. Porque, en efecto, era verdad que el tipo de sub- vención era menor en ;el nuevo contrato; pero, en cambio, se autorizaba a la Com- pañía a negociar empréstitos en caso ne- cesario, con el aval del Estado. ¿ Se com- prende bien lo que esto significaba? Pues significaba, sencillamente, dejar al libre arbitrio de la gran Empresa naviera la exacción de fondos públicos en la medida y cuantía que a sus directores y conse- jeros les viniese en gana. ¡ Y todo esto se hizo bajo el pabellón arrogante y patrio- tero de un saludable rescate de los inte- reses del país 1 Con todo detenimiento hemos dé ocu-
parnos de este negocio, como venimos haciendo de otros varios y pingües de los que el régimen dictatorial fraguó en la sombra de los Ministerios y las antecá- maras. Para lucro de altos personajes y bochorno de la nación, que lo soportó con pastueña mansedumbre durante seis años. . - |
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gravoso para el Estado, si al fin el Pa-
tronato hubiera actuado en lo demás con escrupulosa administración y acierto. No ha ocurrido asi, como es notorio. Ha- dispuesto en un año de más de 30 mi- llones de pesetas y no ha hecho otra cosa que cubrir de mala manera las aparien- cias. Según los datos del propio Patronato,
la propaganda ha consistido en lanzar hasta dos docenas de títulos, de obritas, de las cuales la mayor parte son folletos, hojas, guías e itinerarios, tan parcamen- te editados que han sido casi' invisibles para el público, a pesar de las cantida- des de papel, en peso, que el Patronato pregona en las columnas de los periódi- cos. Esto, más la edición de 15 películas (124, contando, las copias), más la publi- cidad en los grandes diarios—renglón el más costoso, pero que no ha prodigado- el Patronato hasta última hora—, no justifi- can, en verdad, la inversión de tantos mi- llones como han ido desapareciendo por el escotillón del Turismo. Tales cifras, datos y realidades inducen a la opinión- pública a sospechas —> quiz.á impruden- tes...—de algunos inadecuados empleos de fondos y de filtraciones. Sospechas que es indispensable desvanecer,, por el hqnor mismo de las personas que compo- nen la Junta del Patronato. Es necesa- rio, pues, e inaplazable, una revisión de- tallada y rigurosa. Hay que examinar partida por partida, cuenta por cuenta, cantidad por cantidad. No~basta escribir vagamente : «Por ins-
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EL NEGOCIO
DE LA TRANSATLÁNTICA Herencia- triste de la dictadura para el
Estado español es el fabuloso asunto de la prórroga y modificación del contrato con la Compañía Transatlántica. En una de aquellas inolvidables notas
entre grotescas y dramáticas que obliga- ba el dictador (afortunadamente desapa- recido) a insertar en la Prensa, se pro- clamaba que el Gobierno, dispuesto a aca- bar con las subvenciones del Estado a las grandes- Compañías, lesivas al interés nacional, había resuelto rescindir el con- trato con la Transatlántica y entablar otro en el que el tipo de subvención fue- se mucho menor. Lo qué no se decía en la nota, ¡ natu-
ralmente!, era que en las Bases del nue- vo contrato se establecían condiciones por las cuales lá poderosa Empresa i'ba a te- |
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IDEAS POLÍTICAS
RESPONSABILIDADES
por ALVARO DE ALBORNOZ
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pared de dos metros de espesor.-Aun así,
los Pares de Francia querían salvar a todo trance a. Polignac y a sus colegas. Pero, un día, el bello y romántico jardín del Luxemburgo sintió turbada su tran- quilidad provinciana. Una muchedumbre en delirio patriótico, clamando, justicia, rompía la guardia e invadía el palacio del Senado. Y los Pares de Francia tu- vieron que convertirse en los magistra- dos del pueblo. Cuarenta años después se desarrolla-
ba en Francia otro proceso histórico: el del mariscal Bazaine, acusado de haber- se rendido en Metz a los prusianos sin combatir, con un ejército de ciento trein- ta y nueve mil hombres. Un Consejo de guerra reunido en Versalles, fen el pa- lacio del Trianon, testigo de tantas li- viandades, condenó al mariscal a la pena de muerte con degradación militar, pena que después fué. conmutada por la de prisión perpetua. Pero el proceso de Ba- zaine, mariscal del imperio hundido-en Sedán, era tramitado por lá Eepública. Y aun así encontró gracia el condenado a muerte de Versalles, a quien no tar- dando mucho se le franquearon las puer- tas de la prisión. Ni en 1830 ni en 1873 hizo Francia una
trágica justicia. Ni la monarquía de ju- lio ni la Eepública de 1870 fueron crue- les. Y lo que en uno y otro momento evi- tó la impavidad de los culpables fué la tensión del alma popular. Ni Polignac ni Bazaine hubieran sido condenados sin la agitación que se transmitía desde los grandes bulevares hasta los últimos rin- cones de los departamentos. Y „eso que en ambos casos la solidaridad guberna- mental se hallaba, si no rota, debilitada por la solución de continuidad revolúcio- |
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talación de nuevas oficinas, 670.000 pe-
setas.» «Para nuevas adquisiciones, pese- tas 3.815.000.» «Para impresión de folle- tos, 1.000.000 de pesetas.» «Para organi- zar un plan de propaganda, 3.850.000 pe- setas», etc. Hay que justificar al detalle toda esa zarabanda de millones que salen del bolsillo del contribuyente. Todo el mundo sabe que la atracción de turistas para las Exposiciones de Sevilla y Bar- celona ha sido casi nula por parte del Patronato y que ello ha dado lugar a vi- vas protestas en España y América. Por ejemplo: la Asociación Americana de An- ticuarios informa que los norteamericanos gastaron en Europa, el año 1929, 250 millones de dólares en compras de obje- tos de arte. Pues bien: en España no se han vendido más objetos de arte que en años anteriores. Otro dato: El mes pasa- do estaban pegando en la Exposición de Barcelona los carteles de las provincias españolas que editó el Turismo; durante la Exposición no se ha visto allí ningu- no de esos carteles. Se advierte con har- ta diafanidad que las gestiones propagan- distas del Patronato no tienen otro ob- jeto que encubrir con brillantes exterio- ridades de oportunos anuncios sus enor- mes y misteriosos derroches. A esto alu- dió recientemente la autorizada nevista financiera El Economista, diciendo: «Sin perjuicio de que se exijan en todos los casos las responsabilidades que procedan, es preciso cortar todo eso como se corta un incendio.» Nosotros insistimos cerca del gobierno Berenguer en que se vaya a la disolución primero, y luego a la re- organización del Patronato Nacional del Turismo. Los mangoneadores de este, or- ganismo fracasado deben rendir cuentas de su escandalosa gestión, de la misma |
De vuelta del campo de
Marte, se arremolinó el pueblo en los alrededores de las Túllenos, de la Asam- blea y del palacio real; mandó por su propia auto- • ridad que se cerrasen los teatros y dispuso que se, suspendiese toda clase de regocijos públicos hasta que se le hiciese justicia. Lamartine
No se ha dado jamás el caso de que
un régimen, abriendo ante la Historia su propio proceso, se enjuiciara y conde- nara a sí mismo. En 1830. fué residenciado en Francia
el ministerio Polignac. El príncipe de Polignac y sus compañeros de gobierno, Peysonnet, Chantslaurs y Guermon-Ean- vüle, fueron condenados por la Cámara de los Pares, como culpables del delito de alta traición, a la pena de prisión per- petua. Pero el ministerio Polignac era un gobierno caído, derribado por una revo- lución. El rey, el rey de Polignac y con- sortes, se hallaba en el destierro. Ha- bía desaparecido la monarquía históri- ca. El proceso del régimen derrocado se tramitaba por el régimen nuevo ante una opinión que habían sacudido las jornadas revolucionarias. Los ministros acusados no se erguían en los escaños del Parla- mento ni intrigaban en las Cámaras o en la Prensa, sino que se hallaban recluí- dos en la fortaleza de Vincennes, ocu- pando cada uno una celda de doce pies de largo por siete de ancho, sin más luz |
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quero que, por dilapidar el dinero de <lue la que penetraba por una ventana naria. Fácil es imaginar lo que hubiera
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con doble reja de hierro, abierta en una sucedido si a Polignac le hubiese juzga-
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sus clientes, ha ido a la quiebra.
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NUEVA ESPAÑA
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YODO ESTA IGUAL
Un problema importante que no importa
po.r J.. D.E ABEND AÑ.O
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do el Parlamento de Carlos X y a Ba-
záine un Consejó de guerra bajo los aus- picios de Napoleón III. * * *
Los juristas suelen adoptar la misma
actitud ante las causas políticas que ante las causas civiles. Pero en las Causas políticas, sobre todo si llegan a la cate- goría de procesos históricos, no sirven las formas legales ni los argumentos ju- rídicos, ni la toga venerable ni la balanza simbólica; La historia de Francia, de una singu-
lar ejemplaridad en la materia, nos ofre- ce dos supremos momentos en que las barreras jurídicas son arrolladas por el sentimiento nacional. El primero es el debate de la Asamblea
Constituyente sobre los derechos feuda- les. Los jurisconsultos hacen esfuerzos inauditos para que la gran transformación revista formas jurídicas; pretenden dis- tinguir, en la complejísima trama feu- dal, los derechos legítimos de los privi- legios y los abusos... Mas, sobre su com- petencia técnica y su habilidad de legis- tas profesionales, prevalece el sentido simplista de la justicia popular. Los gra- ves y sesudos jurisconsultos han olvida- do que se trata, no de una serie de liti- gios individuales, sino del proceso histó- rico del feudalismo. Frente a la justicia leguleyesca se afirma, inexorable., la jus- ticia histórica. El otro momento es el proceso de
Luis XVI. Hay en la Convención juris- consultos insignes que reclaman para el acusado todas las garantías del procedi- miento legal. Quieren que la Asamblea soberana sea un tribunal, un tribunal su- premo, sin duda; pero un tribunal, al fin. El sentido político de Eobespierre se opo- ne a los escrúpulos de los juristas. Lo que lleva a Luis XVI a la barra dé la Con- vención no es tal o cual vulgar infrac- ción de la ley; es la responsabilidad histórica de la monarquía, que culmina en la traición que ha abierto a la coali- ción extranjera las puertas de Francia. Con una lógica rectilínea, implacable, Eobespierre entiende que Luis XVI no puede tener razones leguleyescas contra el inmenso hecho histórico de la Revo- lución. Y su certero instinto político pre- valece sobre las vacilaciones fatales de la conciencia jurídica de Vergniaud... Así en todos los grandes procesos his-
tóricos. Jamás los resuelve, tras uña eno- josa y pedantesca discusión jurídica, una sentencia de inacabables resultandos y considerandos, sino un rápido, fulminan- te veredicto. Cuando un pueblo enjuicia a los responsables de una gran crisis na- cional, no forma su convicción alargando las orejas para escuchar a los rábulas, sino levantando el corazón a la altura de la tragedia. Ante ciertas culpas y ciertas responsabilidades, para que la conciencia popular se ilumine, basta el fulgor de un relámpago. Y, si no hay nubes en la at- mósfera, ni el mismo Júpiter podría for- jar el rayo. |
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Por una disposición publicada en la
Gaceta del pasado día 20 han desapare- cido hasta los últimos vestigios oficiales del apapato que tan tímidamente se montó durante la dictadura para vigi- lar e intervenir el cambio. La medida ha pasado completamente desapercibi- da, no obstante entrañar, a nuestro jui- cio, indudable importancia. La inestabilidad monetaria constitu-
yej a nuestro entender¡ el más grave problema que en el orden económico tiene planteado España. El más negado en estas cuestiones puede comprender- lo con sólo reflexionar en los sacrificios que todos los países han hecho para conseguir la estabilidad del cambio, has- ta el extremo de que hoy sólo España continúa sin resolver situación tan eno- josa entre los Estados que cuentan al- go. Ya. Babemqß que hay quienes se creen de vuelta y alegan que España es un país «de especiales características», que puede vivir indefinidamente aisla- do de las finanzas internacionales. Sin perjuicio, naturalmente, de que cuan- do se produce una fuerte convulsión en nuestro cambio se alegue como causa la existencia de una maniobra extranje- ra que lo conturba con fines especulati- vos, ya que la situación intrínseca na- cional tiene que ser siempre buena a los efectos de la Marcha de Cádiz. La verdad es que estos problemas no
pueden resolverse ya en la intimidad del hogar de la eábila, sino que tienen un carácter internacional cada día más acusado. Sobre todo desde el momento en que los capitales a corto plazo, que se trasladan con la rapidez del rayo de una plaza a otra—según la remunera- ción que se les ofrece—, han llegado a |
ser los verdaderos reguladores del cam-
bio, elevándolo si son atraídos, depre- ciándolo si se les rechaza. Como se ha dicho insuperablemente
por un ilustre especialista, en un país de moneda inestable los capitales a cor- to plazo en busca de colocación no se aventuran. Los únicos capitales a cor- to plazo que se importan son capitales especulativos, que corren voluntariamen- te el riesgo de las variaciones del cam- bio para entrar y salir a gusto de la ima- ginación de sus propietarios, provocan- do unas veces el alza, otras la baja del cambio, sin que el Banco de emisión pueda ejercer ningún control eficaz de ellos. En suma: el Banco, en vez de re- gular los movimientos del cambio—con- formé a su misión esencial en todas par- tes, menos en España—, se ve precisado a soportarlos pasivamente, con enorme daño para la economía entera. Porque, no nos cansaremos de repe-
tirlo, salvada la excepcional interferen- cia de algún fenómeno imprevisible —como la guerra mundial—, en un régi- men inestable acaban por imponerse a la larga las influencias bajistas. La ra- zón es obvia: los capitales sanos extran- jeros a corto plazo no acuden, como he- mos dicho, porque no quieren afrontar riesgos; los propios del ahorro nacional sienten en parte la comezón de despla- zarse a lugares más seguros; los comer- ciantes colocan cuanto no les es indis- pensable en moneda fija, que, además, puede ser mejor cambiada en su día... determinándose en conjunto una debi- litación en él aflujo de capitales que por moderada quíe sea provoca inme- diatamente un mayor desnivel en la ba- lanza general de pagos. |
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Los originales que publica
NUEVA ESPAÑA son RIGUROSAMENTE INÉDITOS |
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tos obreros sin trabajo haciendo cola en una calle de Nueva York para solicitar
la comida que se reparte todos los días en un dispensario instalado por la señora de Irving T. Bush
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raciones de Berl. Frente a él ve, encuen-
tra detrás del estandarte de la cultura, la coalición "de todas las fuerzas intelec- tuales de la burguesía, desde los católi- cos neo-tomistas hasta los dilettantis es- téticos del escepticismo y el libre pensa- miento. Materialista, Berl ataca el espl- ritualismo y el idealismo en todas sus manifestaciones. El alma, lo inconsciente que la lite-
ratura de la postguerra ha exaltado tan- to, Berl los denuncia como una trampa, como un medio de evasión de la realidad. «El pensamiento, independientemente de sus elementos sociales, puede justificar tal o cual estado de la sociedad... Por eso debemos desconfiar un poco cuando los filósofos invocan el pensamiento pu- ro. Mr. Boutroux era un pensador puro; sus investigaciones sobre la filo- sofía alemana procedían del más libré fuego de la crítica, y he aquí que en 1914, precisamente en 1914, Mr. Bou- troux se puso de pronto a renegar del kantismo. Mr. Bergson era un pensa- dor puro; siempre estaba buscando el mecanismo que encierra el impulso vital, sustancia del mundo. Por nuestra parte, nos costaba mucho trabajo representar- nos claramente la distinción jentre lo mecánico y lo vital. Y he aquí que..., en 1914, la distinción se impuso muy sencilla: lo mecánico eran Bismarck, Guillermo II, Ludendorff jt en general, Alemania. En cuanto al impulso vital, nosotros teníamos bien cerca dos imáge- nes perfectamente adecuadas: el maris- cal Joffre y Mr. Eaimundo Poincaré.» Al mismo tiempo, para Berl, la vida interior deviene el gran refugio que permite a la burguesía eludir las responsabilidades de lo real. La realidad no es más que apariencia; sólo la idea, sólo el alma existe fuera de los estados que la mani- fiestan. Profundamente espiritualista, la burguesía pretende justificar todo por su espiritualismo. Berl opone al espiritualismo el mate-
rialismo, al culto del yo la primacía de lo social y de la personalidad exterior. «El materialismo es para mí—escribe fi- nalmente—el valor en el pensamiento y la irreverencia en el corazón.» En este terreno, la literatura y la filosofía actual le otorgan la mejor parte. |
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Manuel Berl y la eultura burguesa
por A. HAB ARU C Redactor Jefe de ««Monde")
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brando al proletariado. «Entre la cultu-
ra, hereditaria, forma de una herencia, y el proletariado, masa de no herederos, no existe ninguna conciliación posible. Por- que la cultura es un sistema de valores erguido contra el proletariado, y así ac- tuará siempre necesariamente. Nosotros podemos romperla. Podemos renunciar a ella. Pero no podemos transformarla.» Sobre este punto, Berl, que se tiene
por marxista, se encuentra en contradic- ción con el marxismo. El marxismo, ba- sada sobre el materialismo histórico, afir- ma que las clases privilegiadas sostienen y controlan el conjunto de todos los va- lores del espíritu. Mas, lejos de aña- dir que este conjunto de valores debe ser deshecho y abandonado y que es im- posible de transformación, el marxismo profesa la idea de que el proletariado de- be apoderarse de él para transformarlo y modificarlo totalmente. El propio Lenin ha escrito: «Es indispensable que los trabajadores no se limiten a la lectura de obras escritas para ellos, sino que apren- dan a conocer cada vez más la literatura general.» Y con mayor precisión añadía: «Si nosotros no nos damos cuenta clara, mente de que una cultura proletaria no |
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Dos escritores representan actualmen-
te en Francia el pensamiento que se po- dría llamar de «extrema izquierda» : Juan Guehenno y Manuel Berl. Por su libro CaUban habla, ensayos y conferencias (en el Congreso Cultural de Barcelona, el año último, polemizó con el ministro fascista Bottai), Juan Guehenno, redac- tor jefe de la revista Europa, combate el pensamiento reaccionario. Berl hace otro tanto en sus panfletos Muerte del pen- samiento burgués, aparecido el año últi- mo, y Muerte de la moral burguesa) que acaba de aparecer. Berl y Guehenno tienen de común una
tendencia a aproximarse al movimiento revolucionario del proletariado, en el cual ellos ven las solas garantías para el porvenir de la Humanidad. Uno y otro niegan a la burguesía el derecho de rei- vindicar ninguna justificación espiritual a su dominación económica y política. Pero, mientras Guehenno ve, sobre todo en el proletariado, la fuerza que salvará la cultura tradicional, Manuel Berl esti- ma dicha cultura tradicional como uno de los medios de dominación más efica- ces de la clase que detenta el poder. «La cultura—escribe—significa el es-
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fuerzo del hombre hacia lo que cree la puede edificarse más que sobre el con-
perfección.» Pero este sentido filosófico junto cultural creado por la evolución del toma en la práctica otro aspecto distin- espíritu humano y por la transformación to. «Mas la palabra cultura—continúa de la cultura, nosotros no podremos rea- |
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lizar nuestra obra.» Para el marxista no
es, pues, procedente tirar las tragedias de Eacine, bajo el pretexto de que este uniforme que les hace endosarse, no tra- arte aristocrático se halla lejos del pue- tando tanto de empujar al individuo blo, y sustituirlas en la admiración po- hasta el más alto grado de sus facultades pular por las baladas de Francois Villon. |
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Btc
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No. El problema quie se plantea es el de
hacer a Eacine tan vital a los ojos de los trabajadores como Víllón, sin salirse de los principios del materialismo histórico. A la luz de tal método de investigación, el siglo de Luis XIV aparecerá en toda su realidad humana, y la aureola de que la burguesía le rodea se disipará por sí misma. El materialismo histórico recon- cilia el proletariado con la cultura, que desde este punto de vista cesa de ser un sistema de valores acaparado por la sirve para otorgar diplomas de nobleza burguesía.
y para ejercer mayor influencia, deslum- Se comprenden fácilmente las exage-
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cLdmetflnyñ
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EL ESCRITOR EN LOS
ESTADOS BURGUESES En todos los Estados burgueses, la
prosa y la poesía constituyen una mer- cancía como cualquier otra, y el creador de esta clase de obras no pasa de ser un comerciante en novelas, en versos, en teatro, etc. El escritor en estos Estados caducos es simplemente un burgués, un especulador, cuyas acciones sufren altas y bajas como todo valor bursátil. Frente a este escritor-comerciante, Seivinsky y sus camaradas destacan al escritor obre- ro, un escritor revolucionario de pura sangre, asociado en un potente sindica- to a fin de no perecer en manos de las empresas financieras especiales: edito- riales, teatros, periódicos, etc. El soviet de la colectividad de los es-
critores les protegerá efectivamente, ce- sando, por consecuencia, la explotación de que son víctimas, como todos los obreros, en los Estados burgueses. |
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Quienes así pensamos damos por in-
concuso que no es éste problema que por sí solo se encauce. Podrá paliarse du- rante un período más o menos largo, al impulso de influencias estacionales, psi- cológicas o lo que sean. Mas no resol- verse de modo satisfactorio para el país sin una preocupación efectiva por parte de éste, traducida en una política enér- gica y metódica, resueltamente afronta- da por sus gobernantes. Hasta ahora, las escasas intervencio-
nes del poder público al respecto han supuesto justamente todo lo contrario. En esta orientación, que ojalá nos equi- vocáramos al reputarla no acertada, la Eeal orden que motiva este comentario supone un nuevo paso. Ya no queda ni sombra de preocupación oficial acti- va por el problema. El tiempo dirá si la inhibición puede ser la panacea. En otro aspecto hemos de lamentar la
nueva victoria de los partidarios a ul- tranza del que llamaríamos «dontancre- |
dismo cambista». El Comité interven-
tor del cambio había iniciado un «Su- mario estadístico de España», que, sin llagar todavía ä la perfección, era lo mejor que se hacía en ' España en or- den a esos magníficos trabajos en que sobre el estudio de la «conjuntura» rivalizan todos los países menos éste. Como el Banco es incapaz,—o demasia- do capaz—de comprender para qué se hacen estas cosas, suponemos que no recogerá la iniciativa y que el «Suma- rio» dejará de publicarse. Desaparecerá así una de las escasísimas aportacio- nes estadísticas del país que por su orientación y escrupulosidad empezaba a honrarnos. Pero el Banco descansará tranquilo
al ver como ya «parece que fué ayer» por completo, y no tiene que preocupar- se para nada de ese enojoso y estúpido problema del cambio, que a lo mejor resulta entelequia pura inventada por medía docena de «aficionados».., |
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LA DICTADURA Y LA ENSEÑANZA
por LEOPOLDO ALAS ARGUELLES
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nos en la forma que lo hizo. Pero, sin
contacto posible con los verdaderos re- presentantes de la cultura, la dictadura se entregó, a los únicos que podían acer- cársele y que se dispusieron a utilizar- la para sus peculiares fines, no pen- sando para nada en el perjuicio que con ello iban a causarle. Ocurrió luego lo que está en la memoria de todos: el conflicto estudiantil, la actitud de la Universidad y las rectificaciones tardías que, no impidieron la nueva huelga ni evitaron el descrédito que las medidas dictatoriales causaron a sus autores. Hoy, en apariencia, todo está ya li-
quidado. La dictadura, al menos en su fase más acusada, ha desaparecido. Los profesores han vuelto a sus cátedras y los estudiantes asisten a sus lecciones normalmente. El triunfo de la inteligen- cia sobre sus enemigos de ayer parece asegurado. No hay que olvidar, sin em- bargo, que, si la dictadura ha muerto, los que la utilizaron contra la enseñanza ofi- cial están ahí todavía. Conviene aprove- char la lección de los pasados aconteci- mientos y vivir siempre bien preparados. El enemigo es tenaz y no descansa, y es la peor de las ilusiones creerle definiti- vamente derrotado. |
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Pero en, la reforma de la enseñanza
intervienen otros factores que no son la propia dictadura. Al lado de ésta, y creyendo, con razón, que su sombra iba a serles propicia, trabajaban en su pro- pio interés otros elementos que repre- sentan para la enseñanza un peligro mu- cho más temible. La dictadura, al me- nos en un principio, tan sólo sentía in- diferencia; nada le importaba, ni para bien ni para mal, la enseñanza del Es- tado, y si en sus últimos años arreme- tió contra la Universidad, lo hizo, prin- cipalmente, porque no se le sometía. En cambio, el clericalismo cavernario, disfrazado muchas veces con ropa de úl- tima moda, sintió siempre hacia la en- señanza oficial un odio mal disimulado, odio que tiene su origen en un conoci- miento exacto del peligro que tal ense- ñanza representa para sus aspiraciones. Acaso, sin la nefasta influencia cleri-
cal, no se hubiera lanzado la dictadura a reformar la enseñanza, y mucho me- |
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Aunque no es mi ánimo defender a
Callejo y consortes, de tan triste recor- dación para cuantos se preocupan de la enseñanza en España, creo de elemen- tal justicia, y también de elemental pre- visión, hacer constar que esos señores en ningún Caso han pecado ni de torpes ni de ineptos. La« famosas reformas, que la gente se ha hartado de llamar disparatadas y absurdas, son, contra lo que casi todos creen, unas reformas ad- mirables, acaso las mejor planeadas que hemos tenido en nuestro país, y, desde luego, las realizadas con más espíritu de continuidad y más rectilínea lógica. A los que encuentren estas palabras
mías tan disparatadas y absurdas, por lo menos, como las famosas reformas, he de recordarles que toda empresa huma- na debe ser juzgada desde el punto de vista dé su fin. Nada es razonable o dis- paratado sino en atención al fin que se p'retende alcanzar. Si una persona, por ejemplo, injiere un par de docenas de pastillas de sublimado, procede con to- da, lógica si desea suicidarse; pero su conducta no tendría explicación si as- pirara únicamente a curarse un catarro. Por eso, para juzgar las reformas de Ca- llejo y compañía, y la «Compañía» es lo peor, hay que atender al propósito que !ha inspirado a los autores. Los autores, los cómplices y hasta los
encubridores de las reformas pedagógi- cas llevadas a cabo por, la dictadura, te- nían el sano propósito, dicho en pocas palabras, de acabar con la enseñanza del Esta,dO; Consideradas desde este punto de vista las tan-traídas y llevadas refor- mas, no cabe duda de que son toda una obra maestra: no creo que nadie pueda inventar nada más ■ radicalmente eficaz para conseguir tales deseos.. Por eso es justo librar a Callejo y sus consortes de la fama de torpes y de ineptos que in- merecidamente les ha ealdo encima. Y también procederán con previsión los de- fensores de la enseñanza del Estado, recordando constantemente el hecho de que el fracaso de la dictadura en mate- ria de instrucción pública no fué, como el de Hacienda1 o el de Fomento, un fracaso involuntario, debido a incom- petencia y a otras causas distintas del propósito deliberado de hacerlo rema- tadamente mal,. sino producto de una intención consciente del daño que se causaba. Nadie, sin pecar de excesivamente
candido, podría pensar que la dictadura iba a sentir interés alguno por la ense- ñanza. A los que escupían la palabra in- telectual, como con frase gráfica se dijo, no cabe suponerles muy encariñados con el fomento de las instituciones de cul- tura. Frases hechas no faltaban, y has- ta se- llegó a decir que la dictadura es- taba cumpliendo, nada,menos, que el programa de Costa. Unos cuantos loca- les, aún vacíos, inaugurados aparatosa- mente, no son suficiente título para atri- buirse esa gloria. Tenía otras cosas mák urgentes que) hacer la dictadura, y no iba a dejarlas abandonadas para dar gusto a sus naturales enemigos, los tan aborrecidos, intelectuales. |
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Un bloqne";'de; casas;; barates ett el Oeste «teuEerUn
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NUEVA ESPAÑA
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INDULTO Y AMNISTÍA
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persecución, la Justicia suele bajar de
su altísimo pedestal para incorporarse al tumulto de los enconos. Y estas cir- cunstancias excepcionales, ¿no justifican la clemencia? Pero hay más. El derecho de castigar
en el Código Penal gubernativo conserva vestigios bárbaros y la crueldad de sus penas inclina a la piedad. ¿No justifica ello el indulto? Se está pidiendo la de- rogación de ese Código. ¿ Cómo no pedir |
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por ANTONIO DUBOIS
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Con el acto organizado por el Ateneo
de Divulgación ¡Social ha comenzado la campaña demandando la ampliación de la amnistía por delitos políticos y socia- les y un indulto por delitos comunes. Pídese al Poder público que ejercite la
gracia, esa varita mágica que tiene el poder de anular las leyes, según la frase de Beccaria. El abuso del ejercicio de esta facultad excepcional ha suscitado cierta hostilidad en los juristas, que han visto en él una de las causas de lo que ha dado en llamarse crisis de la represión. El gran magistrado Loubat, M. Lho-
pitan, M. Lauraire y el insigne juriscon- sulto Belet son los espíritus más pre- ocupados por la crisis de la represión, que, según ellos, amenaza al Mundo con la anarquía. Francia es el país tipo de las concesiones de amnistía^ y su abuso ha movilizado a sus hombres de Derecho para dar el grito de alarma, pudiendo sin- tetizarse la oposición doctrinal en estas palabras de M. Lauraire : «El Parlamen- to y el Gobierno deben, ante todo, garan- tir la justicia y no usar de la clemen- cia más que en casos excepcionales. Es necesario que todos sepan que las am- nistías frecuentes corrompen las costum- bres de la democracia, destruyen en el espíritu público el principio sobre el cual descansa todo en una República bien or- ganizada : el respetó de la ley.» Hay que señalar que esta alarma se
produjo en Francia porque la amnistía se salía fuera de la delincuencia política y borraba las huellas de crímenes y deli- tos comunes, quebrando en muchas oca- siones, por conveniencia de los partidos gobernantes, el acero de la ley y minando en lo más íntimo del mecanismo defen- sivo de la sociedad. Pero esos mismos autores justifican
la reiterada concesión de amnistía en los delitos políticos. Es el delito político un delito súi generis en que el delincuente carece de perversión moral¿ más bien está determinada su acción extralegal por móviles generosos de perfecciona- miento del organismo político y de las instituciones sociales, de suerte que si su ideología triunfa, de perseguido y encar- tado se convierte en dirigente y vence- dor, y ante este linaje de delincuencia, sin vestigio criminoso" alguno, el perdón cabe con ia mayor amplitud, pues siem- pre es fecundo para restablecer el equi- librio social, momentáneamente .pertur- bado por nobles luchas partidistas. Si los juristas, preocupados por la alar-
mante crisis de la represión, no ven pe- ligro alguno en la reiterada concesión de amnistía en los delitos políticos, ¿qué inconveniente ha de tener el Gobierno español para otorgar la ampliación de la ya concedida? Veamos ahora la petición de indulto en
delitos comunes. Este tipo de indulto es el que realmente ha provocado y, en rea- lidad, apoyado en razones científicas el movimiento oposicionista de los juriscon- sultos. Concedido con exceso, deja iner- me el principio de la defensa social. Mas el mismo Lauraire justifica la pe-
tición de ese tipo de indulto que se di- rige ahora al Poder público. Lauraire • |
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ha dicho que «el Parlamento y el Go-
bierno no deben usar de la clemencia más que en casos excepcionales». ¿Y cabe situación más excepcional que la que ha atravesado España en estos últimos años ? |
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Z. Foster dirigiendo la palabra a la mii<
Square (Nueva York) la minoración de sus sanciones por el in-
dulto ? Amnistía e indulto están dentro, pues,
de esas circunstancias excepcionales de que habla Lauraire, que aconsejan la clemencia al Poder público. Y bueno será decir, para evitar exceso en ios gestos re- verentes, que el derecho de gracia tiene su fuente en los sentimientos de piedad que ennoblecen el principio del Poder y de autoridad; pero también mana de los fundamentos más íntimos del sistema po- lítico. Y así, dice Montesquieu: «que son un gran resorte de los Gobiernos mode- rados los decretos de Gracia; el poder que el principe tiene de perdonar, eje- cutado con sabiduría, puede dar admi- rables resuBados». |
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El líder obrero norteamericano William
chednmbre en Unión Es lícita, y no peligra con ella la de-
fensa social, la petición de ese indulto. Después de una dictadura, no es sufi- ciente la amnistía. Cuando todos los Po- deres han estado sometidos a una sola voluntad; cuando los reos no han tenido todas las garantías procesales en su en- juiciamiento y sentencia ; cuando la fe- roz pasión política ha podido hacer vaci- lar la estatua de la ley, está justificado el indulto. La definición de las dictaduras es la
irrespetuósidad ante la justicia. Es po- nerla justicia—eje de las sociedades nor- males—al servicio del huracán de Inte- reses y de la monstruosidad ideológica que representan. Y en el fragor de la |
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ÑÜEVÁ ESPAÑA
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EL SENTIDO SOCIAL
DE LA ARQUITECTURA NUEVA
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CARTA DE BERLIN
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(Con ejemplos de Erich Bfendelsohn)
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por F. FERNANDEZ ARMESTO
cifra más precisa del sentimiento de un
pueblo en un período determinado, uno no puede menos de desconfiar de la efi- cacia que el «arte imaginativo» pueda tener en la propugnación de «la mejor armonía del Mundo». El color, verbigracia, no es por sí
mismo pintura, como la creencia no es por sí misma religión; en cambio, la for- ma, sólo en cuanto existe, es ya arqui- tectura ; esto quiere decir que la arqui- tectura es la inmediatamente más na- tural de todas las artes. No en vano la arquitectura ha sido también el origen de la técnica. Hacia la clase de arte que representa
la arquitectura ha dado nuestra época una vuelta de 160 grados, ¿ qué otra cosa sig- nifica la atención universal, creciente, |
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En nada está tan patente y fija la fi-
sonomía de los tiempos como en la ar- quitectura, es decir, nada reduce a térmi- nos tan breves y tan precisos las compli- caciones de cualquier época. La prueba dé ello es que la historia sólo llega, con clara seguridad hasta donde puede seguir sobre huellas arquitectónicas; cuando se pierde de ellas, la historia es un laberin- to. Una catedral gótica no pudo haberse construido en el siglo x, lo cual significa que la arquitectura es una conquista de los tiempos'sujeta a lógica imprescindi- ble. Teniendo en cuenta que la arquitec- tura es el único arte que se vale exclu- sivamente de elementos ponderables—lo que quiere hacer ahora^ químicamente, el nuevo teatro—, y contrastando corno la arquitectura, en última instancia, es la |
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por el folklore? Es decir, por el arte
hecho no para hacer arte, sino produci- do por el aliento de una necesidad huma- na. El arte que pretende hacer ejercicios en la cuerda, más o menos complicados; el arte virtuoso, en fin, a nosotros no nos interesa. ¿Cómo va a impresionar- nos el riesgo, la audacia, el atrevimiento, el virtuosismo (porque todos esos adjeti- vos de audacia, riesgo, atrevimiento, no son otra cosa que la última forma del virtuosismo) en un lienzo o en un poema a hombres que cruzan el aire en avión, que presencian la elevación de gigantes- cos puentes kilométricos y ven funcionar una rotativa? Los poemas y los lienzos nos tienen sin cuidado cuando no están en connivencia con lo humano. La vuelta del arte cara a la política es
la busca de un terreno |de salvación. Todo gran artista de nuestra época es político, por exigencias, precisamente, de su temperamento artístico, no por exi- gencias de su temperamento ciudadano; porque el artista tiene indudablemente una fe universal y hemos llegado a un momento en el que, para el Universo, está antes el ciudadano que el artista. En una época semejante, que consi-
dera de tal modo al arte, es natural el apogeo de la arquitectura. Se ha dicho que la revolución arquitectónica que he- mos presenciado depende de materiales nuevos como el cemento y el acero, lo cual es una explicación simplista; el acero y el cemento no son sino el instru- mento a propósito para realizar esa re- volución ; pero la revolución en sí pro- viene de un anhelo humano que no ha sido creado por el cemento o el acero, sino, al contrario, que ha creado también el cemento y el acero. El descubrimiento de la velocidad ha sido uno de los he- chos de más influencia en la arquitectu- ra, porque la ha obligado a enfrentarse con un nuevo elemento: el dinamismo; para construir una pirámide egipcia, un monumento griego o una catedral romá- nica, la arquitectura tenía dos términos: material y fuerza de gravedad; para construir un gran buque, una locomoto- ra, un avión, la arquitectura se ha en- contrado con un nuevo término: la ve- locidad, es decir, el término, la condi- ción dinámica. De la colisión de este nuevo término con los otros dos clásicos nació la, arquitectura «apaisada». Hasta entonces, la arquitectura era una proyec- ción de abajo a arriba: la columna, el arco, la bóveda. Desde entoncesf ganó un nuevo sentido, el sentido horizontal: la terraza, la ventana apaisada, la línea ho- rizontal sustituyendo a la columna. En los magníficos ejemplos que aquí presen- to de Erich Mendelsohn, está claramente marcada esta nueva dirección de la ar- quitectura. Merced a ella, los nuevos edi- ficios están en mejor simbiosis con la Tierra, como viviendo en ella, e insensi- blemente se incorporan al ritmo móvil de la ciudad y despiertan en la nueva metrópoli un aire de velocidad. Pero no |
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Un "magazin" en Breslau, fotografiado durante la noche
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NUEVA ESPAÑA
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do el propugnador, el leader de la nueva
arquitectura y su creador. En las foto- grafías que ilustran este artículo, y que casi lo justifican, se puede reconocer un indicio de la obra del arquitecto alemán Erich Mendelsóhn, que ha cambiado la fisonomía de Alemania en unos años. Nació en Allenstein, 1887; estudió en Munich, y desde 1914 vive como arqui- tecto en Berlín. Su vida está íntegra y rígidamente limitada por las líneas de la arquitectura. Mendelsóhn es uno de los temperamentos más fuertes de la Alemania de hoy, y su obra la más tras- cendental que se ha realizado después de la guerra, y quien más ha acelerado el movimiento de reconstrucción germá- nica. No bastaba que Mendelsóhn pose- yera un puro instinto artístico para pi- lotar la nave que ha lanzado, a los vein- titantos años, a alta mar; era preciso, además, disponer de una fuerza social- ícente persuasiva. Mendelsóhn, a los cuarenta y tres años, ha logrado triun- far sin reservas. Su influjo tiene ya marcas en toda la faz' del mundo. Ha dotado a su pueblo de un gran arte; esto es, de un gran instrumento de'justicia social. La nueva arquitectura es la señal más intensa 3e socialización, de todas las señales que ha ganado ya Alemania. Berlín, abril- |
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Xa editorial "Durchtamecb" en La Linden Strasse, en Berlin
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es tampoco la velocidad quien inspira la
nueva arquitectura; la velocidad no es más que un atributo de la nueva arqui- tectura. Su esencia tiene raíz humana: la reivindicación social de nuestra épo- ca, la obra de justicia social en que es- tamos empeñados, es el profundo moti- vo de la transformación arquitectónica. He leído cómo en España se conside- raba, reiterada y frivolamente, la revo- lución arquitectónica como una conquis- ta estética. Es posible que un «chalet», hecho a la medida para un burgués capri- choso, de Le Carbusier, o un «abreva- dero» de gasolina aislado en una ciudad, construidos con arreglo a cánones de la nueva arquitectura, den exclusivamente una sensación estética, pero ante un gran edificio para masas, como un cine, una fábrica, un magazín o ante las filas im- ponentes de casas standard es cuando se comprende el verdadero signo de la arqui- tectura de nuestra época. Conquista ciu- dadana, social, de igualdad. Cuando se ve, por ejemplo, el barrio de Friedinan, en Berlín, en el que viven un millón de habitantes en casas exactamente iguales, |
firmes en inmensas formaciones de calles
exactas, se tiene la sensación del mun- do imponente, justo, armónico, en el que nada es superficial, pero nada fal- ta. En el cotejo de este barrio, sobria, brutalmente igual con cualquiera de los otros barrios burgueses de Berlín, en los que la arquitectura tiene esa diversidad artificiosa y ñoña dé la época imperial alemana, están muchos cursos de ense- ñanza social, muchas batallas en favor de una humanidad más justa y más auténticamente diversa. Los grandes ci- nes, las grandes fábricas, los grandes ma- gazines no son levantados sino para re- coger y proteger el irrompimiento de las masas en la vida, cociéndolas en calor de igualdad en sus inmensos crisoles. Por eso la arquitectura es una de las acti- vidades que un pueblo con afán de su- peración no puede dejar de mano, y es uno de los más grandes instrumentos de nuestra época. ' Sin nombrarle he venido hablando
de Erich Mendelsóhn, he venido ha- blando con su ejemplo latente debajo de las palabras. Porque Mendelsóhn ha si- |
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DÉLA
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OCCIDENTE
El mundo de las
sensaciones táctiles
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Proyecto de edificio para Instituto de Investigaciones Alpinas en la Jungfrau
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NUEVA ESPAÑA
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LA RECONCILIACIÓN DE CLASES
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NUEVA ESPAÑA
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11
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su siesta al esfuerzo fecundo.de la vi-,
gilb. La ambición, la vanidad y la incons-
ciencia de esos viejos políticos, disfraza- dos incluso por el patriotismo, ante el cual pretenden seguir sacrificándose, lle- gan ya a un extremo intolerable. |
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¿SERA POSIBLE?
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HAY QUE DEFENDER A ESPAÑA
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por ROBERTO BLANCO TORRES!
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VISADO POR LA CENSURA
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El señor conde de Bomanones se ha
lanzado a batir el record de las declara- ciones. Habla por los codos y con un des- pejo sui generis. Diríase que tiene algo que decir, y, sin embargo, su charla- tanería es un vulgar ritornello a su ra- timaguera locuacidad de otros tiempos. Seis años de ostracismo no han operado el menor progreso en su mentalidad, la menor novedad en su pensamiento po- lítico. Estos hombres-corcho son admi- rables, son una riqueza indiscutible para un museo de tipos humanos que han aza- caneado toda su vida en el vacío y han agotado la función estéril del que pa- rece agitarse de continuo y andar de prisa, y, no obstante, está paralítico y no va a ninguna parte. El señor marqués de Alhucemas le ha
dado ún puntapié al ataúd y se puso en posición vertical, con un ademán de ma- cabra sorpresa, dándonos el susto con- siguiente a la aparición espectral de un ánima del otro mundo. Y habla; tam- bién habla. Por encima de su cadáver civil pasó la bota militar sin haber de- jado, a lo que parece, la menor huella contundente; pero como el señor mar- qués padece, entre otras cosas, de am- nesia, igual que el país en que le tocó la suerte de venir al mundo y luego re- nacer como si tal cosa, se presenta de nuevo en el ruedo ibérico con un brío inaudito y lanza, con el acento pavo- roso de una voz de ultratumba, una fie- ra amenaza de responsabilidades. El señor conde de Bugallal, que en
seis años de paréntesis en sus ejercicios espirituales de cacique fundamental pu- do, con ascética resignación, densificar, robustecer su típica cazurrería rural, ape- nas habla después de manifestar a su hora y oportunamente lo que él es, lo que se puede ser cuando no se es nada : monárquico y conservador. Pero este otro conde—• ¡ buena está la nobleza, par- diez !;^actúa, actúa. Sin hacer rechi- nar tanto las Prensas como sus colegas, éste va al grano, sin preocuparse de que le interroguen los reporteros atormenta- dos por la urgencia de llenar huecos, des- pilfarrar espacio y matar tiempo, y sin andarse por las ramas de interviús livianas y anodinas en que nuestros con- descendientes compañeros cortesanos les hacen el caldo gordo a esos viejos fan- tasmas, reanimándolos y galvanizándolos con una publicidad gratuita que sería ge- nerosa si no fuese nociva para los inte- reses de la decencia nacional. El señor conde de Bugallal no habla
porque, aparte de que nada tiene que de- cir, opta por obrar. Y obra sin perder tiempo. Hace visitas, exuda ese tópico granuja de la consabida consustanciali'- dad, convoca a sus satélites provincianos y les importa órdenes para sus próximas faenas. Ya no tiene sólo a Orense en el puño; se está metiendo a Galicia en el Bolsillo—o se la están metiendo—, y hay indicios de que toda España va a conver- |
tirse paradisíacamente en una amplifica-
ción política de Galicia. ¡Un encanto! |
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A los ciudadanos españoles compe-
te el rápido menester de desinfectar la atmósfera política y proscribir la piedad en el trato que debe darse a los fariseos contumaces y a los enturbia- dores de la vida moral de la nación. Por- que, en último término, el problema cardinal de la vida pública en España es rigurosamente un problema de ética. |
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VISADO POR LA CENSURA
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* * *
Pero, ¿ será posible la reincidencia de
esos inútiles en la vida política de Es- paña? ¿Se atreverán a reanudar su pre- sencia allí donde han dejado, con trági- cas consecuencias, la triste y lamenta- ble impronta de su incapacidad, de su fámula sumisión bochornosa,, de su de- leznabilidad ética y de su profunda in- cultura ? ¿ No habrán cobrado siquiera, en seis años de residenciamiento, no- ción de su propia insignificancia espiri- tual y de su responsabilidad para no per- turbar en este nuevo ciclo histórico el resurgimiento nacional y el eneauza- miento vigoroso de su vida pública? To- do será posible. La organización de la decencia nacional de que yo hablaba en periódicos gallegos y americanos, al pun- to de preconizarla £>. José Ortega y Gas- set, no es tarea realizable en un día. La sumisión de las masas en el orden políti- co contrasta con su rebelión en el orden social, porque lo político supone inquie- tud espiritual y acrecentamiento de la cultura, y lo social es una cristalización mecánica de modos y costumbres. La masa burguesa, contra sí misma, a la larga, prefiere la estéril tranquilidad de |
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EN PARIS
UN ESTRENO DE GORKIN Nuestro querido colaborador en París,
el joven escritor J. G. Gorkin, acaba de alcanzar un nuevo éxito con su obra dramática Lobos y corderos, represen- tada en la capital francesa por una agru- pación española. La obra de Gorkin es, naturalmente,
una obra social, de ambiente español, donde se reflejan las trágicas luchas campesinas. El autor de Dias de bohe- mia ha hecho, según la Prensa francesa, un drama rural moderno, de gran inten- sidad, que le ha valido el mejor de los éxitos. Deseamos tener ocasión de ver en Es-
paña la producción de nuestro amigo. Lo cual supondría la ruptura con el apestoso teatro de los Quintero, los Li- nares, los Benavente, glorias de la na- ción que tiene toda clase, cte flamencos y de procesiones. |
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Los sin trabajo de Nneva York a las puertas del Bowery Botel, localJdelJSalvatlon
Army, que da alojamiento a~4.200 hombres cada semana. |
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NUEVA ESPAÑA
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%z
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aíPítsafa
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pueden promover una eficaz campaña
pro-indulto. |
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sosegado, sentadito en su escaño de la
Asamblea Nacional, haciendo el juego al dictador por si caía la ansiada cartera, mientras los demás catedráticos e inte- lectuales honorables se hallaban en la cárcel, desterrados o, por lo menos, ale- jados de toda ignominiosa colaboración con la dictadura), no puede tolerarse, decimos, que traten ahora de aparecer como dignos ci'udadanos y hasta den vi- vas a la libertad como ha hecho el abor- tado ministro Sáinz Rodríguez en Bar- celona. ¡ No ! Enmudezca, pues, el tránsfuga y
ex asambleísta. Y trague quina la car- comatosa y judaica Gaceta Literaria de la C. I. A. P., cuyo valor espiritual sin- tetizamos en la célebre palabra del ma- riscal Cambronne. |
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Una pregunta sin malicia:
¿ Se puede saber dónde trabaja el señor
Morillo Deza, el honrado obrero del mitin monárquico? |
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El Patronato Nacional de Turismo fal-
ta a la verdad cuando afirma que el año 1929- gastó Alemania—el Estado a me- dias con Empresas particulares—100 mi- llones de marcos oro en propaganda tu- rística. El Gobierno alemán no presta ningu-
na ayuda directa a la propaganda turís- tica—véase un artículo de Alfred Manes, fechado en Berlín y publicado por el AB C el 29 de agosto de 1929—, que co- rre a cargo de las Empresas particula- res. Además, lo que pagó Alemania por ese concepto en dicho año no pasó de seis millones de marcos oro. Claro es que, en Alemania, no ejerce
el cargo de secretario turístico el señor Sangróniz. Ni son funcionarios turísticos personas ajenas a la técnica del turismo, nombradas para los cargos sin oposición ni concurso, por favoritismo o simple amistad con un cacique afecto a una dictadura. Aquí, nuestra central de tu- rismo es una vasta Central de Enchufes, por donde corre la sangría suelta del di- nero del contribuyente. |
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El Sr. Goicoechea, superviviente del
maurismo, ha dicho que el pleito políti- co moderno es el de las Repúblicas y los Parlamentos. ¡ Claro! Las Monarquías lo han re-
suelto. Lo han resuelto suprimiendo el Parlamento. |
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«Gutiérrez» ha dicho:
«j A mí no me pueden echar! ¡ Porque yo también soy un técnico!» ¿Un técnico? j Ca! j Un cínico! |
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Los fascistas se dedican ahora a hablar
de Virgilio. ¿ De Virgilio ? | Vamos ! ¿ Por qué no
hablan ustedes del manganello? |
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La Gaceta Literaria de la C. I. A. P.
se muestra indignada contra nosotros. Eso es bueno. Ahora nos acusa de ha- ber injuriado al Sr. Menéndez Pidal en la nota bibliográfica que dedicamos al libro La España del Cid. Como podrán comprobar fácilmente
nuestros lectores, miente La Gaceta Li- teraria de la C I. A. P. y miente el hu- milde lacayo del judío Baüer que haya redactado el suelto. No hay nada en aquella nota ofensivo
ni siquiera molesto para la persona del Sr. Menéndez Pidal. Con gusto recono- cíamos en ella los altos méritos del ilus- tre erudito y la espesa ciencia que dies- tila su España del Cid. Lo cual no em- pece para que dicha obra—tan útil, ío repetimos, para todo especialista y para todo buen archivero-bibliotecario—sea un latazo. ¿ Queda suficientemente explica- do nuestro punto de vista? Pues á otra cosa.
Esta otra cosa es que comprendemos
la ira del) distinguido tránsfuga y ex asambleísta Sr. Sáinz Rodríguez contra Nueva España. Sabe muy bien que a él, como a otros muchos antiguos lim- piabotas de la dictadura, les iremos des- enmascarando. Sable lo difícil que le va a ser figurar como «liberal» y «consti- tucionalista» en las próximas elecciones |
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Parece que, al día siguiente de la caí-
da de la dictadura, un guasón llamó por teléfono a La Nación preguntando : —Oi'ga, ¿ me hace el favor ? ¿ Sale ma-
ñana La Nación? —¡ Pues claro que sale, señor! ¡ No
faltaría más ! Pero, ¿ a qué viene esa pre- gunta? —-Soy un suscriptor. Y como ha caído
la dictadura... No sé quién va a dar aho- ra el dinero... —j El nuncio!
—¿ El nuncio ? Pero, ¿ no se lo da a El
Debate? |
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El noticiero huérfano (hemos nombra-
do a La Nación) ha dicho, entre otras co- sas igualmente divertidas: «Por lo demás, antes y ahora procu-
ramos ser parcos, sobrios en la exteriori- zación de convicciones que arraigan en lo más hondo de nuestro espíritu.» Aludía, claro está, al mitin de Afirma-
ción Monárquica, que, en efecto, no pudo ser más sobrio ni más parco. Tanto como la música del Asilo de la
Paloma que.amieni'zó el espectáculo. ¡ Tan bien como hubiera sonado la
música bulliciosa de cualquier banda de regimiento! Hubo demasiada sobriedad...
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¿ El arte como agresión ?
No, hombre. El arte como biberón.
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El Turismo: he aquí una de las ven-
tosas aplicadas al' presupuesto por la dictadura. |
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Palabras fascistas:
¡ Qué artista pierde el Mundo! (Nerón,
al morir.) i Qué artista pierde el cine! (Mussoli-
ni, al marchar sobre Roma.) |
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Un italiano: furioso antifascista.
Dos italianos: hablan entre sí sobre el
fascismo. Tres italianos: tienen miedo de hablar
entre sí sobre el fascismo. Cuatro italianos : fascistas entusiasma-
dos. |
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VISADO POR LA CENSURA
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Según El Socialista, para el banquete-
de afirmación monárquica se pidieron a la Casa del Pueblo 38 camareros, pues se calculaba que pasarían do 800 los asis- tentes. Después se restringió el número de camareros, quedando reducido a 12, y cada uno de éstos sirvió a tres o cua- tro comensales. |
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porque allí donde vaya le seguirán, co-
mo la sombra al cuerpo, estas dos espec- trales palabras: «tránsfuga» y «ex asam- bleísta». ¡ No! No puede tolerarse que indivi-
duos como el Sáinz (que se estaba muy |
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La juventud española no debe olvidar
que permanece en presidio, por un deli- to de índole social, el pintor Juan Bau- tista Acher, «Shum». Para reintegrarle, urgentemente, a la libertad, los jóvenes |
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13
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NUEVA ESPAÑA
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Ohl9fil*fclflf) La trayectoria del Primero de Mayo
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por ISIDORO ACEVEDO
Sin embargo, aquel Congreso no votó
una Manifestación anual, sino una Ma- nifestación para el l.9 de mayo de 1890 solamente. La periodicidad la estableció definitivamente el Congreso internacio- nal de Bruselas de 1891, que resolvió lo siguiente: «A fin de conservar el Pri- mero de Mayo su verdadero carácter eco- nómico y de reivindicación de la jornada de ocho horas y de afirmación de lucha de clases, el Congreso decide que los tra- bajadores de todos los países verifiquen una Demostración única, que esa Demos- tración se celebre el 1.° de mayo, y re- comienda que no se trabaje en todas partes donde esto no sea posible.» A esta resolución añadió el Congreso
internacional de Zürich de 1893 lo si- guiente, que fijó con toda claridad el ca- rácter revolucionario de la Fiesta del Trabajo: «La Democracia Socialista de cada,
país tiene el deber de hacer lo que pueda para llegar a la realización del paro y de alentar toda tentativa en este sentido por las diversas organizaciones locales. »La Manifestación del Primero de Ma-
yo por la jornada de ocho horas debe al propio tiempo afirmar en cada país la enérgica voluntad de la clase obrera de poner término por la revolución social a las diferencias de clase, pronunciándose así por el solo camino que conduce a la paz en el interior de. cada nación y a la paz internacional.» |
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unios!», han escrito Marx y Engels, y el
Primero de Mayo es la consagración de esa unión. Cada año, en la época del 1.° de mayo, que la clase obrera logre o. no holgar en su día de fiesta, aun cuan- do no liayan experimentado modificación los días de labor que enriquecen a los capitalistas, a sus amos, éstos se estre- mecen ante la idea clarividente de su úl- tima hora, que cada vez está más pró- xima. Saben lo que significa el acuerdo consciente, aunque silencioso, del prole- tariado; comprenden que tienen conta- dos sus días, que tendrán que desapare- cer muy pronto, y su satisfacción anual, cómicamente asombrosaj de estar aún de pie al día siguiente, no les compensa la incertidumbre que produce en ellos de nuevo el Primero de Mayo todos los años. El reloj que da la última hora del condenado a muerte no necesita cambiar su sonido habitual para recordar al que va a morir que el momento fatal se acerca. »¡ Proletarios, festejad el Primero de
Mayo en todas partes en que os sea posi- ble hacerlo; en este día es vuestra pro- pia fiesta la que celebráis! Y si no os es posible por consecuencia de las condi- ciones odiosas de vuestro trabajo actual, que os quiten liberalmente toda libertad, celebrarle en público de una u otra ma- nera, pues nada se perderá por eso. Na- die os puede impedir que en este día pen- séis de un modo especial en vuestros her- manos de todos los países, víctimas co- mo vosotros, y que, como vosotros,: as- piran a la misma emancipación; nadie os puede impedir lo que implica el retorno regular de esta afirmación más o menos comprimida de solidaridad internacional: la esperanza para vosotros, el terror, pa- ra vuestros explotadores. Y esto basta pa- ra recomendar de todas maneras el man- tenimiento del Primero de Mayo.» |
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Gabriel Deville, uno de los hombres
más eminentes del socialismo interna- cional y el mejor divulgador—a mi jui- cio—de la doctrina marxista, ha escrito una historia del Primero de Mayo que quizá sea la más exacta y sincera de cuantas se han publicado hasta el día. Siguiendo a este teórico francés, voy a trazar yo un ligero esquema—unos apun- tes—de los orígenes, significación y fina- lidad del Primero de Mayo. Creo que este trabajo, adecuado a la actualidad, encaja bien en el marco espiritual de es- ta Eevista, marco amplio que permite re- coger todas las vibraciones del pensa- miento liberal. * * *
El primer antecedente histórico del
Primero de Mayo le ofrece la colonia de Victoria (Australia), donde se im- plantó la jornada de ocho horas para los adultos en abril de 1855. Se instauró desde entonces una fiesta anual para con- memorar aquella conquista. Posteriormente, los obreros alemanes
residentes en los Estados Unidos adqui- rieron la costumbre de holgar el primer lunes de septiembre de cada año, dando a la fiesta un carácter de mero esparcí» miento, que después se convirtió en ac- tos de propaganda societaria, a los que acudían trabajadores de todas las nacio- nalidades. El primer antecedente serio, por su
carácter revolucionario, se encuentra en la Convención de Chicago de octubre de 1884, que resolvió imponer la jornada de ocho horas a partir del 1 de mayo de 1886, haciendo un llamamiento a las or- ganizaciones obreras «para que se prepa- rasen al efecto». Esta resolución fué confirmada en el Convención de Was- hington de 1885, ampliándola en él sen- tido de que en 1 de mayo de 1886 se declararía la huelga general en todos los puntos de los Estados Unidos donde la resolución no fuese acatada por los pa- tronos. La jornada fué sangrienta. El Gobierno, azuzado por los capitalistas, que veían amenazados sus privilegios de clase en aquella actitud de franca lucha contra ellos, ahorcó a los principales promotores de la huelga que estalló en Chicago. La burguesía americana reveló entonces que por encima de todo pone sus intereses de clase, defendidos a san- gre y fuego cuando los trabajadores quieren hacer efectiva la verdadera li- bertad humana. Es, pues, la Convención de Chicago
la primera asamblea obrera que fija la fecha del 1 de mayo para formular la re- clamación de las ocho horas. Pero el Primero de Mayo, en toda la
extensión de su significado y de su ca- rácter internacionalista, no salió de di- cha Convención. El Primero de Mayo se instituyó, realmente, en el Congreso de París de 1889, que es donde nació tam- bién la Segunda Internacional, muerta en espíritu y acción en las trincheras de la guerra europea, galvanizada ahora por un socialismo que sirve de soporte, más que de piqueta demoledora, del régimen capitalista. |
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Sirvan de remate a estos apuntes los si-
guientes párrafos con que Gabriel De- ville cierra el trabajo que nos ha servido de guía, y en los cuales el eminente so- cialista francés define la significación de la Fiesta del Trabajo: «¡ Proletarios de todos los países^
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La Policía de Los Angeles (California) dispersando ana manifestación de 3.000 co-
munistas mediante el empleo'de;bombas «inhumo y gases lacrimógenos (De A B (') |
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14
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NUEVA ESPANA
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SE HA SUICIDADO
POETA ÉPICO DE Li |
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Vladimir Maiakovsky, el poeta ruso, se
ha suicidado de un tiro en el coraron. Era joven, de menos de cuarenta años. Su fi- gura tiene ei doble relieve literario y po- lítico de un escritor que hizo con Lenin y Trotsky las jornadas revolucionarias contra los zares. Su realid.ad, sus poemas ayudaron a crear en el fondo del obrero industrial ruso esa confianza en la nueva civilización para la que se le pedía va- lor y sacrificio. Los poemas de Maiakovs- ky circularon clandestinos primero, y |
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después fueron fijados como proclamas
en los periódicos murales de la Rusia roja. «¡A las barricadas, camaradas! ¡A las
barricadas de las almas y los corazones !» Era como el profeta de un mundo que había que empezar a construir. La bur- guesía, rusa, en sus tiempos de futuris- ta, antes de la Revolución, no lo leía. No lo entendía. Tuvieron que venir las milicias de las fábricas para interpretar aquel lenguaje ardiente, de me'áio-ras fu- |
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El poeta Maiakovsky
riosss. El pueblo está virgen para las nue-
vas palabras. Su poema «150.000.000» es la exaltación del obrero edificando'la nueva Rusia, No se ha suicidado de desesperanza,!
sino de dolor físico. Era un hombre 'ep-J ferino. Aunque o'ra cosa digan las Agen-i |
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Varios retratos del poeta y sus amigos
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Ficha policiaca del revoluc
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NUEVA ESPAÑA
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1»
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AIAKOVSKY, EL
REVOLUCIÓN RUSA |
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A
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Maiakovsky en una biblioteca del pueblo
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y en su lecho] de muerte
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c:as. Mai'akovsk} era un ortodoxo del co-
munismo y no un títere del arte puro. Sa- bía ser hombre de su época y ponía su alma impetuosa al servicio de. la justi- cia. Hizo poesía lírica, poesía épica, tea- tro. Fué un gran trabajador intelec- tual. |
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"150.000.000"
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por VLADIMIR MAIAKOVSKY
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que sube hacia la estrella
en un rayo de luz.
Alma nuestra,
tú serás el estuario donde se reúnen
los amorosos Yolgas.
En la corriente de las arterias
lanzaremos
los barcos de hadas
de las invenciones poéticas.
Oomo nosotros lo escribimos
asi será el Universo.
Y en medio de los tiempos,
y en el pasado,
y hoy,
y en la eternidad,
y después,
y más tarde,
en la eternidad de las eternidades.
Por el estío centenario
lucha,
canta,
y asi será la lucha final.
Con una salva de voces
entonemos el himno.
Millones!
Multipliquemos por ciento!
Fn las calles!
Sobre los techos!
Al Sol!
En. el Universo
lancemos
nuestras palabras
gimnastas de las piernas sonoras.
He aquí:
Busia
no es más que un mendigo en andrajos,
no es más que un montón de desperdicios
no es más que cenizas de edificios.
Rusia,
toda entera,
es un Iván único
y su brazo
es el Neva
y sus talones
las estepas del Oaspio.
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Controlar los registros
de toda la creación del Universo,
es cosa útil.
Bueno,
asi eh.
Inútil.
Yaya al diablo!
Una cruz negra.
Nosotros
te destruiremos, mundo romántico.
En lugar de religiones
electricidad,
vapor
en las almas.
En vez de ser pobres
acaparemos la riqueza de todo el Universo.
Matemos lo que es viejo.
En la devastación salvaje
limpiemos el pasado.
Haremos desplomarse
en el trueno al Mundo,
el mito nuevo.
La barrera del tiempo
la romperemos con nuestras piernas.
Pintarrajearemos el cielo
con millares de arco iris.
En el nuevo mundo
florecerán
los sueños y las rosas
que los poetas- han profanado*
Todo
para la alegría
de nuestro ojos.
Tomaremos ... ■' - ■
e inventaremos
rosas nuevas,
rosas de capitales en los pétalos de las plazas públicas.
Todos los que lleváis
estigmas de tortnra,
venid pronto
a buscar al verdugo de hoy.
Y aprenderéis
que los hombres
pueden ser tiernos
como,,el amot.
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clonarlo en la época zarista
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NUEVA ESPAÑA
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EDITORIAL CÉNIT, S. A
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ACABA DE PUBLICAR:
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IMÁN
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(NOVELA)
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POR
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AMON J. SENDER
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ÍNDICE
El campamento
El relevo
Animal
La eatástrofe
Salvación
La guerra
Licénciamiento
La paz de los muertos
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Pedidos contra reembolso de 5 pts. al Apartado 1.229—MADRID
Exclusiva de Librerías: C. I. A.P.-Fernando Fe, Puerta del Sol, 15 M A D R I )
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NUEVA ESPAÑA
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fondo de sus s ojos azules, con el azul
de la trucha que para regalo de burgue- ses cuecen viva en los restaurantes de postín. Desnos se marchará a Busi« O a Mé-
xico, un día de éstos, sin despedirse. Sus amigos—y la Policía-—se enterarán de su partida porque, frente a-'uno de los bares cosmopolitas de Montparnasse, en- contrarán su silla desocupada. Madrid, 1930
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LA IZQUIERDA LITERARIA
R O B ER T O DESNOS
por MIGUEL ANGEL ASTURIAS
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Se le ve siempre en una de las sillas
zancudas del' bar más cosmopolita de Montparnasse, -a eso de las once de la noche. Pero es un hombre de bar que no bebe más que agua. Viste como un deportista, y tan pronto se deja largos los cabellos como se los recorta en for- ma de brocha. Con los cabellos largos pa- rece un violinista húngaro. Con los cabe- llos cortos, un alemán. Roberto Desnos representa mejor que
cualquier otro la nueva literatura fran- cesa, por.su temperamento revolucio- nario y su vasta preparación cultural; y es, por excepción, un francés que se preocupa de lo que sucede «la-bas», es decir, fuera de las fortificaciones de Pa- rís. Sándino le entusiasma; escribe ar- tículos en periódicos de izquierda para hacer ambiente en Francia a la campa- ña libertadora del gran soldado nicara- güense, y colecta fondos para enviarle municiones y quinina. Habla en un mi- tin borrascoso contra el tirano de Vene- zuela, y cuando la lucha de los estudian- tes españoles, escribe, perora y se preo- cupa con sinceridad de hombre de iz- quierda de la suerte de la intelectuali- dad y juventud revolucionarias de Es- paña. No obstante estas cualidades, poco co-
munes en un francés, a Desnos se le co- noce poco fuera de su país. Y es natu- ral. El escritor burgués, el escritor fas- cista, medio hombre y medio pederasta, ha temido, propagar su nombre como el nombre de la dinamita, y le ha rodea- do de una muralla de silencio peor que la muralla china. A veces, y esto por- que no podían menos, hablan de Des- nqs al tratar del superrleiali&mo. Pero muy a la ligera, sin hacerle justicia, co- mo si se tratara de un acólito de Bretón, y nó como uno de los iniciadores. Pero..., otros dirán: «Desnos no escri;
be en los periódicos literarios; nunca hemos leído -su nombre en esta clase de publicaciones.» Y es verdad. Desnos no escribe en los periódicos literarios, como tampoco en los de derecha; escribe en la Prensa de las izquierdas. Y él da la razón en un artículo publicado hace cinco meses : «A un mercader de vinos —dice más o menos—no se le haría por ningún precio poner su nombre (la firma comercial de su casa) en un tonel que fuese repleto de m...; y, ¿por qué, en- tonces, se pretende obligar al escritor a poner su firma en los periódicos burgue- ses, que no son otra cosa que toneles lle- nos de m... ?» De sus libros no se puede hablar. La
burguesía francesa, usando de la «cen- sura» en todo lo que ataca a la familia v a las buenas costumbres, los ha mu- |
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tilado, cuando no ha recogido las edicio-
nes enteras, encarcelando al autor y persiguiendo a sus editores. —¡En Eusia o en México, a una de
estas dos «imprentas», iré a" que me edi- ten!-—-dice a menudo, y sonríe desde el |
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UN LLAMAMIENTO A LOS ESCRITORES
por TEÓFILO ORTEGA
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añadirá el importante del «estreno»,
cuya cifra se fijará por categorías, en las que el mismo autor se incluya. Los pe- riódicos, como las compañías de teatro con las obras y las artistas con los cu- plés, tendrán plena libertad para ele- gir trabajos, y de los mismos autores dependerá su difusión, siempre que su exigencia con relación a la categoría en que se incluyan esté en armonía con su valor y con la aceptación que Hallen. ¿ Inconvenientes ? Se verán algunos a
simple vista, que iremos aclarando en el curso de nuestro próximo artículo. En- tre tanto, bueno será que acudan autores con su consejo, con su advertencia leal y hasta con su discusión, encauzada hacia un mejor resultado, o bien, si eso les dicta su criterio, con su adhesión com- pleta. Estimamos que este proyecto es muy necesario y francamente realizable, que, con la cooperación entusiasta de. todos, se llevará a la realidad en segui- da y que, aparte el interés que para los autores representa, se encuentra otro mayor y más pródigo: el de que las letras hispánicas hallen una forma efica- císima de mayor difusión y de segura depuración, pues los autores escribirán menos y mejor, beneficiándose más. Sin duda que NUEVA ESPAÑA aprobará este propósito de buscar fórmula solucio- nadora de la actual anormalidad. Nada más es necesario, puesto que en sus pla- nas habrá lugar para el movimiento pro- pulsor que dispare hacia la realización del proyecto. |
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Nos parece muy bien
la idea de nuestro cola- borador Teófilo Ortega, y la acogemos con mu- cho gusto. (N. de la B.) Desde hace bastante tiempo me ronda
una idea en torno a la defectuosa valora- ción y difusión que actualmente tienen toda clase de trabajos destinados al perió- dico, y la persistencia de ese proyecto, en contra del desmayo que en todos pro- duce el paso de los días, me convence de su oportunidad y subsistente eficacia, así como de la continuidad del proble- ma que trata de solucionar. Cuando he cambiado impresiones sobre el te- ma con otros escritores — más exper- tos y avezados — , todos han coinci- dido en hallar pocos o ningún incon- veniente y muchas posibles ventajas para cuantos trabajamos con destino a las planas de los periódicos. Por eso hoy me decido a traer el tema a NUEVA ESPAÑA, porque estimo que es excep- cional tribuna para la consecución de dos partes, las más importantes del proyec- to : notable mejoramiento de la vida eco- nómica de los productores y mayor pro- pagación de sus obras, con el consiguien- te beneficio para la cultura general. Ser o no ser, he aquí el problema,
como en Hamlet. Hasta el momento no se puede asegurar que se «es» normal productor periodístico, y el problema es ese: llegar a serlo. Pues qué, ¿ no se halla en situación de inferioridad el que escribe un artículo cerca de quien hace una obra de teatro, una partitura, un simple cuplé? La difusión del artícu- lo, . del ensayo, es escasa, y escasa tam- bién su retribución. En cambio, el sim- ple- cuplé lanzado a la vía pública no se pierde fácilmente : le vigila y pro- tege la Sociedad de Autores, con la aten- ción del pequeño derecho y el fácil pro- ducto ; halla una recolección abundantí- sima, suficiente para satisfacer al que más exija. Pues al artículo periodístico, al ensa-
yo destinado al periódico, al cuento, a la novela corta, incluso al dibujo y a la caricatura, hay que prepararla un buen terreno, del que se pueda esperar todo el provecho necesario. Persistirá, sin duda, lo que puede llamarse «estreno» del tra- bajo; pero, después, la Sociedad de Auto- res le divulgará por todo el mundo de habla hispánica—y, si es oportuno, has- ta se traducirá—, y los periódicos apor- tarán los derechos, insignificantes para cada uno, pero cuantiosos en total, para el autor. Como es natural, a todos estos pequeños derechos de reproducción se |
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NOTICIAS LITERARIAS
Alemania
Se ha escenificado, con gran éxito, la
novela de Zweig, El sargento Grischa, en el escenario aéreo del teatro de la No- llendorf Platz. Para la escenificación se ha «pelado a resortes técnicos de gran efecto. —Ha vuelto a Berlín, al teatro de la
Wallace Strasse, Piscator, con la presen- tación de una obra titulada Artículo 218. —Max Beinhard ha estado en París
montando su opereta Die Fledermaus, y ahora se encuentra en Amsterdam con el mismo objeto. —Dentro de poco aparecerá un libro
alemán sobre Góngora, del que es autor el joven y enjundioso ensayista Papst. —Se ha celebrado en Berlín una mara-
villosa exposición del mueble y el amue- blamiento moderno. —So va a traducir al alemán el libro
de Antonio Espina sobre Luís Candelas. |
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Corpus Barga nos escribe desde Ber-
lín que' no ha tenido nada que ver con la edición que se ha hecho de sus nove- las Pwsián y muerto y Apocalipsis1, y que por esto se excusa de no hacer en- víos de autor, |
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IS
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NUEVA ESPAÑA
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Pintura soviética carta de estocolmo
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por ERNESTO M, DETHOREY
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Han coineidido — coincidencia de fe-
chas—una exposición de pintura norte- americana y otra de pintura soviética. En ambas exposiciones notamos el es- fuerzo que por caminos diferentes hacen estos dos países para producir un arte original que no se parezca a ninguna de las artes que se cultivan en otros países. ¿Lo consiguen? No. En pin- tura, rotundamente, no. La creación tiene sus límites en todas las ar- tes plásticas en general, y, por lo tan- to, los tiene la pictórica. En lo que ha- ce referencia a ciertas tendencias que son del dominio universal, ambas exposicio- nes se parecen en muchas cosas. Los nor- teamericanos no ocultan que son tribu- tarios de Europa. En cambio, los pinto- res soviéticos reclaman una originalidad que, no obstante, no va más lejos que la |
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este sea un país de «pieles-rojas». Por lo
tanto, quienes los pinten, no pintan una realidad nacional actual, sino histórica, pasada. Así el arte pictórico soviético, para no perder su «rusismo», cae tam- bién en los regionalismos que se cultiva- ban con éxito en tiempo de los zares.) No sabemos hasta qué punto será líci-
to juzgar el arte de esos dos «mundos» que son Rusia y los Estados Unidos pol- la raquítica demostración que hemos po- dido ver de ambos países en Estocolmo. Esta clase de exposiciones tienen siempre vicios de origen. Es imposible que todo el arte de un país esté bien representado en una exposición así. Más que en lo pre- sente casi hemos de pensar en las omisio- nes. Desde luego, entre una y otra expo- sición hay una diferencia fundamental. Los norteamericanos, tan modernistas v |
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so, Derain, Vlaminck, Dufy, Utrillo...
Vemos también unas muestras del
«arte del libro» en la U. R. S. S. Si en pintura dependen de París, en «arte del libro» dependen de Berlín. En otras artes como las populares, labores case- ras, etc., vejnos el mismo arte ruso de siempre, ya conocido. Las esculturas ca- recen de interés. En la exposición nota- rnos esa viveza de colorido del conjunto que ha caracterizado al arte ruso de to- cias las épocas. Notamos también en al- gunos cuadros el espíritu maquinista, el deportivo, el de una jocundidad propia de los que viven vida nueva; pero eso es una característica del arte univer- sal después de la guerra. Rusia no se ha adelantado, en muchos aspectos, a las naciones que iban a la cabeza de la civilización, sino que se ha colocado de golpe a su niveJ, extremariclo la nota, por natural reacción, en ciertos aspectos de la vida y en especial en el de la co- lectividad; estatuyendo sin transición, como norma general, algunas ideas que apuntaron ya hace años en Europa y que una evolución natural había—o ha- brá—de traer tarde o temprano. La pintura no es un arte para multi-
tudes. Es un arte de «capillita». Hasta la misma «pintura religiosa», cuando la religión se hace universal, pasa de las «capillitas» a la masa, degenera. No es raro ver, pues, cómo ¡en Sovieis fraca- san al hacer pintura «soviética». En las muchas Casas del Pueblo que hemos vi- sitado en algunos países de Europa he- mos visto pinturas terribles que conme- moraban hechos capitales del socialis- mo. El hecho que conmemoraban era bueno, digno de ser glorificado; pero la pintura era mala. El simbolismo pade- cía. Los mismos Soviets para hacer pin- tura se dividen en grupos. En esta ex- posición hay obras de los grupos «OST», «4 Artes», «OMCh», «ACHR» «13», «ARMU», «Tschowten», «OSMU»..., en fin, «capillitas». No creemos que con la pintura se mueva a las masas en la U. R. S. S. No puede decirse, por la muestra, que
el arte pictórico que cultivan los Soviets sea original. En cambio, hay un arte en el cual ningún país aventaja a Rusia en originalidad. Un arte del cual los Soviets han sabido servirse como na- die para sus fines. Un arte que les ha venido como anillo al dedo para la pro- paganda político-social. Es este arte que llega a todas partes, arte para multitu- des por excelencia, arte que mejor en- carna la visión panorámica de grandes masas sociales de nuestro tiempo: el ci- nematógrafo. En éste sí que han encon- trado los Soviets—movimiento de ma- sas—su acento propio, como los norte- aimericanos—soñadores y forjadores de grandezas—hallan el suyo en la arqui- tectura de los rascacielos. Dos películas soviéticas que han sido pasadas ante un reducido número de invitados hacen que no tengamos ninguna duda respecto a la originalidad de los Soviets en este arte. En el primer film, «Turk-sib», asistimos |
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Wladimir Faworsky, "El año de la Revolución 1917'% grabado en madera.
(Exposición de Arte Soviético de Estocolmo) |
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maquinistas en su manera de vivir, son
en pintura tradicionalistas. Los rusos, que vivieron hasta hace doce años ago- biados por la tradición, al sacudirse és- ta de la vida en general, tratan también de sacudirla de la pintura. No siempre lo consiguen. Pero este empeño sólo ya es bastante para separarlos—en esta ac-, tividad espiritual—de los norteamerica- nos. La característica del arte ruso'; hoy
día', es su utilidad práctica para fines políticos. Hasta qué punto es lícito se- cuestrar la libertad del arte, obligarle a ser portavoz de la nueva política social, eso no lo vamos a juzgar en esta cróni- ca Consignamos el hecho que es inne- gable, Sin embargo, esto no quiere decir que ese arte que ellos hacen servir para sus fines de propaganda social sea «nue- vo», «original», ni siquiera «bolchevis- ta». Tiene, claro, el matiz «soviético» de cartel de combate, agresivo. Pero, en esencia, ese arte depende de París. No es difícil hallarle la filiación porque las revistas de arte que se publican en la U. R. S. S. reproducen obras de Picas- |
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de los norteamericanos. La pintura, co-
mo muchas otras cosas, de un carácter marcadamente nacional que tuvieron en tiempos pretéritos, han pasado a ser del dominio internacional. Hoy día se pinta igual—las excepciones, si alguna vez exis- ten, confirman la regla—, en París como en Moscú, en Estocolmo como en Méji- co o Nueva York. Cuando se busca una originalidad nacionalista o racial en pintu- ra, hay que recurrir al regionalismo, que es como recurrir a la arqueología o a la etnografía comarcal. La pintura naciona- lista que hoy día se produce consiste en una resurrección extemporánea del tipis- mo, cosa que hoy día ya hemos superado. (En la Argentina, por ejemplo, pintura nacional es la que representa «gauchos» a caballo con el «poncho», etc., y otras escenas de la «pampa». Pintura de esta clase la padecen todos los países. En los Estados Unidos—lo hemos visto en esta exposición—pintan «pieles-rojas» muy modernos, muy estilizados, pero que no dejan por eso de ser anacrónicos. Aun- que existan todavía «pieles-rojas» en los Estados Unidos, no puede decirse que |
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NUEVA ESPAÑA ,
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19
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20.332.135. Unos 14 miÜönes más de lo
que se recibe. No será necesario decir que cubrió el empréstito el Banco de Crédi- to Local. El último presupuesto del antiguo ré-
gimen importó 1.313.868 pesetas. El or- dinario de 1S29 ha importado 1.646.328, lo que significa un aumento en el pre- supuesto municipal de 332.460 pesetas. A ellas habrá que sumar el importe del presupuesto extraordinario, con lo que el aumento total será de 739.102. A más, el Ayuntamiento enajenó sus bienes, cuyo valor se aproximaba a un millón de pese- tas, y se quedó sin ellos. Hacer todo esto en seis años, no es poco. Desgraciadamente, el pueblo no |ha
querido reconocer los desvelos de la fa- milia Yanguas por la felicidad de los con- vecinos y ahora hasta hay concejales que se escandalizan porque el Ayuntamiento perdió el año último 13.504,42 pesetas en un partido de fútbol que al marqués se le ocurrió organizar. Y tratan de averiguar cuántas pesetas costó cada una de las pa- tadas que se dieron en el mencionado par- tido. A más, hay quien piensa que el se- ñor de Yanguas, conocido también como vizconde, de Santa Clara de Avedillo, se ha excedido en sus devociones familiares, llenando el Municipio de retratos de sus deudos. Allí hay retratos de su padre—de feliz recuerdo—, de su tío—cada uno de estos retratos ha costado 750 pesetas—, da él, de su esposa, de su primo, etcéte- ra, etcétera. Y no faltan quienes creen que sería conveniente para los intereses públicos que el señor vizconde recogiese todos esos retratos, abonase al Ayunta- miento lo gastado en ellos y recreara sus nobles sentimientos familiares en la con- templación directa, en su propio hogar, de las efigies de sus deudos. Acaso algún lector piense que si todo
esto hizo el Municipio de Linares fué porque* el pueblo adora al señor de Yan- guas y éste no podía, oponerse a los sen- timientos de sus paisanos. Aclaremos tal sospecha. Al renovar los Ayuntamientos el gobierno Berenguer, entraron a formar parte del Municipio los contribuyentes y ex concejales a quienes correspondía. En- tonces el señor de Yanguas, con ese agu- do sentido político de que le ha dotado la Providencia, y que no es inferior al que pueda encontrarse en una bicicleta, pidió al Gobierno que se dejara al Ayuntamien- to de la ciudad del plomo en libertad para elegir alcalde, aduciendo que por ser los vecinos adictos al yangüismo no debía el Gobierno oponerse a la voluntad popular. Así se decidió. Reunidos 28 concejales de los 32 que integran la Corporación, eli- gieron por 23 votos y 5 papeletas en blan- co a D. Juan Hernández García de La- ra que ya había sido dos veces alcalde en el antiguo régimen y que estaba signifi- cado como antiyangüista antes, ahora y siempre. Y no fué elegido por más votos porque un accidente de automóvil impi- dió a otros concejales asistir a la sesión. Estos botones de muestra pueden ser- vir para juzgar aspectos de lis actuacio- nes públicas del señor vizconde. Deben ser divulgados para que la verdad reciba su obligado tributo. |
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POR SUS OBRAS LOS CONOCERÉIS
EL CONSORCIO DEL PLOMO, EL MUNICIPIO
DE LINARES Y LA FAMILIA YANGUAS por JOSE VENEGAS
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No hace muchos días, el ex presidente
de la Asamblea deseaba aclarar que sus andanzas dictatoriales sólo le habían pro- ducido un ingreso extraordinario de 11.000 pesetas al año. Diríase que en este momento, cuando se comienza el ajuste de cuentas a los Calvo Sotelo, Guadal- horce, etc., el señor Yanguas aparecía con una pureza de ángel, un desinterés rabioso y un abnegado espíritu de sacri- ficio. Por esto conviene poner las cosas en su punto. Es cierto que el señor Yanguas—o de
Yanguas, como a él le gusta ser llama- do—no cobraba sueldo en el Consorcio del Plomo; pero no es menos cierto que, como presidente del Sindicato Minero de Linares-Carolina, ha percibido unos cien- tos de miles de pesetas en concepto de prima reintegrable—para el país mucho menos reintegrable que prima—por ser ■ propietario explotador del grupo minero «Venus». Amigos y parientes suyos han participado igualmente en estas.primas, distribuyéndose los millones que gene- rosamente facilitó el Estado. Su paternal tutela en el Ayuntamiento
de Linares también ha sido beneficiosísi- ma para el pueblo. Nombró alcalde a su tío. Como este señor se encontraba im- pedido por enfermedad, el señor de Yan- guas hizo nombrar primer teniente a otro pariente, que ni aun era vecino de Linares. No es que le faltasen parientes en el pueblo; es que entre ellos no había ninguno que fuese marqués, y el señor de Yanguas es muy sensible a las cosas aris- tocráticas. Por esto extrajo del anónimo a un marqués pariente suyo, lo trasladó a Linares y lo puso al frente de la ges- tión municipal. De paso, el marqués, que es un caballero de la Tabla Eedonda, se encargó—muy fructuosamente, por cier- to-—de representar el Monopolio de Pe- tróleos. Influido por las ideas financieras de su
colega el señor Calvo Sotelo, que han pro- |
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porcionado al presupuesto nacional unos
superávits tan irreprochables, el señor Yanguas indicó la conveniencia de reali- zar un presupuesto extraordinario, a fin da atender a diversas obras de interés lo- cal. Su tío, el alcalde, formuló la ini- ciativa al Ayuntamiento, y su primo, el primer teniente, marqués y petrolero, aprobó la propuesta en nombre de la Co- misión—¡ Cuando hay armonía en las fa- milias, es una cosa que da gusto!—. En virtud de todo esto, el Ayuntamiento contrató un empréstito de seis millones y medio de pesetas, enajenó bienes por valor de 859.798 y agregó a estas dos par- tidas un ingreso por Mancomunidades de 55.000 pesetas. En total: 7.414.793 pe- setas, que es el importe del presupuesto extraordinario. Las condiciones del empréstito no son
malas : hay que pagar durante cincuenta años 406.642 pesetas anuales. En junto, |
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JAVIER 1HORATA
HA PUBLICADO:
Villanueva:
EL MOMENTO CONSTITUCIONAL
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5 pesetas
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ViUanueva:
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¿QUÉ HA PASADO AQUÍ?
5 pesetas.
Vital Aza:
FEMINISMO Y SEXO
4 pjsetas.
Ooutte:
EL DESEO DE MATAR Y EL INSTINTO SEXUAL
4 pesetas.
Barcia Goyanes: LA VDA, EL SEXO Y LA HERENCIA
8 pesetas.
Feyjoó:
LOS HOMBRES DE VIDRIO
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López Ureña:
EL MISTERIO DE LA VIDA
6 pesetas.
Gabriel Maura:
AL SERVICIO DE LA HISTORIA. - Bosquejo his-
tórico de la dictadura. 5 pesetas.
Polo Fiayo:
EL GRAN ESCLAVO - EL MÉDICO
5 pesetas.
Torrubiano: EL DIVORCIO VINCULAR Y EL DOGMA
CATÓLICO
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P.á:
LA MISIÓN INTERNACIONAL DE LA RAZA
HISPÁNICA
3 pesetas.
Roso de Lima:
ABERRACIONES PSÍQUICAS DEL SEXO
10 pesetas.
Valdés Lambea: TUBERCULOSOS Y NO TUBERCULOSOS
5 pesetas.
Roiz-Funes: ENDOCRINOLOGÍA Y CRIMINALIDAD
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Torrubiano: „ .
BEATERÍA Y RELIGIÓN
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Novoa Santos:
EL INSTINTO DE LA MUERTE
4 pesetas.
EN TODAS LAS LIBRERÍAS DE ESPAÑA Y AMÉRICA
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a la construcción del ferrocarril Turkes-
tan-Siberia, etapa primordial de la ex- pansión económica de Rusia en el Este. Esta película fué filmada por un discí- pulo de Eisenstein, que hace honor a su maestro. En el segundo film, la cé- lebre «Línea general», de este gran ci- neasta ruso, asistimos al llamado «plan de cinco años» de los Soviets, uno de cu- yos objetivos principales es la racionali- zación de la agricultura y sus derivados. Los films rusos, aun aquellos hechos ex- clusivamente con el fin de propagar sus ideas y hacer prosélitos, no excluyen ni el efecto ni la emoción. La técnica y el arte cinematográfico puro que hay en ellos acumulado los hace más interesan- tes, a veces, que uno de estos buenos films dramáticos modernos. Los Soviets han descubierto caminos insospechados para el arte cinematográfico. Es este su arte «revolucionario» por excelencia. Estocolmo, abril, 1930 |
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Toda la correspondencia de
NUEVA ESPAÑA diríjase al Apartado de Correos 8.046 |
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20
______ ______________ ♦
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NUEVA ESPAÑA
i *■-'».,
ya las conocidas eran muy malas. Puede
ser; pero ésta les ha hecho buenas. Concluyendo:
Se ha demostrado que.artistas que con
dirección española habían realizado con suficiente perfección su papel, han fraca- sado con dirección extranjera. No hacía falta ir a estudios londinen-
ses para sólo tomar una habitacioncita. El maestro Guerrero debe dedicarse a
proveedor de organillos, Muñoz Seca y Pérez Fernández no de-
bían de haber salido del teatro. Algunos galanes no debían tener el
pelo rizado. No hacía falta hablar ni de los came-
ramen ni del laboratorio, pues es sacarlos a la vergüenza pública ; y |
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por JOSE DE LA FUENTE
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La
canción
del día |
fica y ha salido una amalgama con pre-
tensiones que no tiene nada ni de una ni de otra. Reafirmamos: como «film», peor que todos los españoles; como re- vista, una cosa ingenua en su realiza- ción. No podemos analizarla. No resistiría el
más pequeño desmembramiento. Sin embargo, debemos hacer resaltar un de- |
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Predispuestos a su favor, asistimos a
la proyección de este «film». A su éxito vinculábamos el hallazgo de nuevos y firmes cauces para nuestra cinematogra- fía. Nunca creímos en una obra de arte; con el maestro Guerrero y con Muñoz Beca y Pérez Fernández, la película, a la fuerza habría de ser popular o, más bien, populachera. Con este fin, supone- mos, se contrató a Bretaño. Pero todos estos juicios, a priori, no resultaron com- probados. Repetimos : no pensábamos encontrar-
nos con un Show Boat ni con un Follies Fox; pero tampoco creímos hallar una Canción del diu. No merecía la obra el empleo con ella
de una cuartilla si no fuese necesario ha- cer resaltar que esta película tiene una significación en el cinema nacional: es la peor película_española. Para hacer la peor película española fué
necesario que se uniesen personas que parecían entender de cine, con Muñoz Seca, Pérez Fernández y el maestro Gue- rrero. Una película hablada en castellano ha
sido dirigida por un inglés: Samuelson. Se ha despreciado a los directores espa- ñoles, que, en este caso concreto, eran más necesarios que nunca, y se puso a un extranjero, del que se esperaba, ya que no dirección perfecta, por las difi- cultades del idioma, por lo menos una disposición de cámaras que hiciese agra- dable, fotográficamente, la película. Si se quiso salvar la falta de arte en
la fotografía con la música, no se ha con- seguido, ni se podía lograr con esa me- lopea que es La canción del día. La obra musical del maestro Guerrero culmina en la adaptación de este «film». Después de El sobre verde, creímos no se iba a superar en ramplonería musical; pero aquí nos ha demostrado lo contrario. La sonoridad de una película no debe
nunca ser la base de la misma ; es, sobre la acción,, sobre la| realización muda, donde se debe levantar el edificio de mú- sica y sonido. El sonido, la música, la palabra, deben ayudar a hacer más emo- tiva una escena, no lo contrario. Esto no sería cine, sino un espectáculo más o menos agradable y entretenido. El cine, que se basa exclusivamente en
la sonoridad, y en el cual el «film» no es más que el vehículo, la justificación de esa sonoridad, no es cinema, así como no son teatro los espectáculos Velasco, aunque tengan alguna acción justifica- tiva de los grandes cuadros y desfiles. En La canción del día se ha querido
unir la revista con. la obra cinematográ- |
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Una escena de la película de guerra "Cuatro de infantería", que se está elaboran-
do en Alemania por la Nero Film A. G., y en la que intervienen como protagonis- tas algunos de los más famosos actores alemanes |
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El cinema «completamente» nacional
está de enhorabuena, porque, no sólo no es tan malo, sino que es mejor que las híbridas películas anglohispánicas. |
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talle que nos proporciona la nueva téc-
nica del cine sonoro, lo único que hemos encontrado de novedad, ^un detalle de zarzuela: la evocación, no por medio de fotografías de la imagen de la persona que se evoca, sino por su voz. ¿Pero qué eá esto en toda una serie
de apelmazadas escenas? Además, el detalle no le interesa al
público, y una película con argumento de novela por entregas, con el consi- guiente hallazgo del recién nacido (en este caso, mujer y ciega, por añadidura), una musiquilla ramplona y cursi y unos ehistes sin gracia, rebuscados, no puede, no debe obtener éxito. ¿ Qué es lo que se salva ? En parte, la
interpretación; en parte, nada más. Bretaño, con sus chulerías a destiem-
po, en cuanto a su actuación hablada, y, con respecto a la muda, parado, sin suficiente libertad ni de gesto ni de mo- vimiento, ha fracasado con dirección ex- tranjera, como era de suponer. Una nueva cuestión: se ha escogido
a una artista debutante en el cinema para el papel central. ¿Por qué?. Será porque |
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ái
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NUIVA MÚPkhk
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ORGANIZACIÓN REPUBLICANA
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EL CONGRESO DEL PARTIDO
RADICAL SOCIALISTA |
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Lo mismo se entiende respecto a los
congresistas que lo sean por su derecho personal en curanto a sus cuotas respec- tivas. |
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quienes confieran, al efecto, su represen-
tación, por medio de acta, en que conste el número de socios de la entidad repre- sentada, el pueblo de su domicilio y el acto y fecha en que se adopte el corres- pondiente acuerdo. Los representantes de los grupos en
formación que no hayan podido consti- tuirse por causas disculpables a juicio del Congreso, siempre que acrediten su representación en la forma y con los re- quisitos que anteriormente se expresan. Los directores de los periódicos adic-
tos. Los fundadores firmantes del mani-
fiesto. Segundo. Los representantes de los
primeros grupos tendrán derecho a in- tervenir en todas las deliberaciones. Si un círculo o agrupación local nombra más de un representante, todos tienen este derecho. Pero en las votaciones sólo podrán intervenir los que estén expresa- mente facultados a este efecto por los represenfados, y se les computarán los votos, tantos como sea el número de los anteriores. Los representantes de los dos últimos
grupos tendrán voz en los debates y voto personal. Tercero. Todos los .congresistas po-
drán intervenir en la discusión de las po- nencias y hacer preguntas y proposicio- nes en relación con el objeto del Con- greso, conforme a las disposiciones que el mismo adoptará al efecto. Cuarto. Será requisito indispensable
para ser admitido al Congreso un repre- sentante, que la entidad representada íestó al corriente en el pago de las cuotas correspondientes a los meses de octubre de 1929 a marzo de 1930. |
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Conseguida ya la oportuna autoriza-
ción, la Comisión organizadora del par- tido republicano radical socialista ha acordado la celebración del primer Con- greso nacional para los días 15 al 18, in- clusive, de mayo. Las sesiones ordinarias se celebrarán
los días 15 al 17 en el teatro Bornea. La sesión de clausura tendrá lugar el
18, a las once de la mañana, en el tea- tro Pardiñas,' y en ella hablarán varios oradores del partido. El orden del día del Congreso será el
siguiente : 1.° Presentación de credenciales.
2.° Constitución del partido republi-
cano radical socialista y apertura del Con- greso. 3.° Votación de la Mesa.
4.° Discusión del reglamento y acuer-
do sobre aprobación o reforma del mis mo. 5.° Ponencia sobre ideario del partí-
do, por Alvaro de Albornoz. 6.° Ponencia sobre posición del parti-
do en relación con las demás agrupacio- nes republicanas y de izquierda, por Mar- celino Domingo. 7.° Ponencia sobre organización del
partido, por Botella Asensi. 8.° Designación de ponencias para el
próximo Congreso y elección de sus man- tenedores. 9.° Elección de los organismos direc-
tores del partido. 10. Sesión de clausura.
Para el régimen del Congreso, la C. O.
ha tomado los siguientes acuerdos: Primero. Podrán asistir al Congreso:
Los presidentes o mandatarios de los
círculos, agrupaciones o partidos republi- canos locales adheridos al P. E. E. S. a |
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LA ALIANZA REPUBLICANA
He aquí los actos que tiene en pro-
yecto la Alianza Republicana: Medina del Campo.—Aplazado hasta
mediados del mes de mayo, por no ha- llarse aún restablecido el Sr. Lerroux. Alicante.—Se celebrará el 11 3e mayo,
con asistencia, entre otros, de los se- ñores Guerra, Azaña y Lerroux. Cuenca, Guadalajara y Toledo.—Se ce-
lebrarán tan pronto como se resuelvan algunas dificultades gubernativas. Bilbao y Logroño.—Aprovechando el
viaje que a estas capitales liará el señor Azaña, die la Junta Nacional, se prepa- ran mítines de afirmación republicana, cuyos detalles se publicarán la semana próxima para debido conocimiento de los numerosos elementos comarcales que de- sean asistir. León.—El importante núcleo republi-
cano adherido a la Alianza que se acaba de constituir en está capital, organiza, de acuerdo con la Comisión de Propaganda, un gran mitin para la segunda quincena de mayo, con carácter regional, en cola- boración con los organismos de Alianza en Asturias, Zamora, Palencia y Federa- ción Gallega. Chamartín.—El próximo domingo, a
las once de la mañana, se celebrara un mitin republicano, con asistencia de los señores Coca, Zubillaga, Martín Echeva- rría y Puig de Asprer. |
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NÜÉVA ESPAÑA
ÑOLA
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22
VIDA
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E SP A
berlo hecho, se hubiera dificultado a los
gubernamentales la posibilidad de triun- far en unas elecciones generales; |
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LEVANTE
Ante unas problemáticas
elecciones Constituyó una optimista emoción po-
lítica la demostración liberal con que el país acogió el derrumbamiento de la pri- mera dictadura, victima de sus propios desaciertos. Persistió el optimismo ante ci gobierno jaerenguer, no por lo que este representara ue garantía para las libertades ciudadanas, sino por su' pro- mesa de restablecer la normalidad an- terior ai Ib de septiembre, aunque ésia iij sea la verdadera normalidad—norma- lidad europea—que nosotros deseamos para la vicia española. De esa promesa, uoii el anuncio de unas próximas elec- ciones generales—proximidad que cada vez vemos más alejada—, está prendi- do, por el momento, el anhelo popular. 1'ero, ¿hasta qué punto esas elecciones pueden satisfacer iä voluntad española ue ser representada por quienes ella eli- ja':1 ¿Ofrece la vigente ley electoral, ga- rantiza suficientemente el respeto a la voluntad nacional? Hasta el momento presente, no. Ro-
tundamente. Todos sabemos cómo se han hecho
siempre las elecciones españolas y por qué en casi todas ellas ñan triunfado siempre las candidaturas burguesas y ca- pitalistas. Ese triunfo lo han dado, en el mayor número de casos, la compra de votos, la coacción de los patronos pode- rosos y de los grandes terratenientes, la acción, autocrática de los «mayores con- tribuyentes» que hoy, por privilegio de su riqueza y absurda disposición del Go- bierno, están rigiendo. Ayuntamientos y Diputaciones. No confianza, sino recelos, es lo que
sembrará el Gobierno con disposiciones de esta índole, amparadoras de las vie- jas mesnadas caciquiles que el pueblo re- pudia con igual energía con que repu-. diaria una nueva dictadura. ¿ Quiere el Gobierno seriamente, since-
ramente, hacer unas elecciones puras?! Pues él tiene en su mano la solución.' Debería estar consignada en el Código Penal de Primo de Rivera?—cuerpo seu- dolegal repudiable por más de un moti- vo; pero esto hubiera representado un acierto, porque representaría el amparo de los derechos electorales del español, y la dictadura no se distinguió precisa- mente por protecciones legales. Empero, lo mismo que por el artículo 677 se pro- tegen determinados derechos sociales del obrero, castigando con prisión de tres meses a un año y multa de 1.000 a 2.000 pesetas a «los que empleen fuer- za, violencia o intimidación para obli- gar a los obreros a que abandonen la Asociación que libremente hayan escogi- do», debería haber otro artículo que cas- tigara con pena más rigurosa y multas más elevadas a quienes por cualquier medio intentasen torcer la voluntad del elector. La comisión codificadora que redaeta*
ra el susomentado artículo, no fijó el que aquí queda sugerido, porque, ele ha- |
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nos: Torrelavega, Rei'nosa y Castro-Ur-
diales, el movimiento izquierdista cun- de, con intensidad que induce al opti- mismo. Hay que añadir a los nombres de estas jóvenes ciudades — mozas en pensamiento y acción—el de Santoña. El partido radical-socialista cuenta ya
con una dotación espléndida. Las agru- paciones de acción republicana-—sin ró- tulo de adhesión a determinadas frac- ciones— poseen, asimismo, calidades y cantidades muy. expresivas. El proletariado no permanece insensi-
ble a las solicitaciones políticas, y exis- ten augurios de inmediata e intensa ac- tuación. En la provincia se producen, pues,
afirmaciones de dignidad civil muy es- timables. Conviene advertir que, aun en los períodos llamados de normalidad, la Montaña ha sufrido la opresión de un cacicato cien veces oneroso y repugnan- te. La penetración clerical en los núcleos rurales impidió, en todo tiempo, a los republicanos crear organizaciones provin- ciales afines. Empero, el brote de rebel- día ha sido magnífico y espontáneo. Quede para otra nota la referencia al
desarrollo y actividades inmediatas de las izquierdas montañesas, que habrán de encontrar, en su camino, fuerzas de choque adversas. El empuje liberal no retrocederá, seguramente, en esas esca- ramuzas t y podremos consignar la victo- ria. V.
CANARIAS
Estreno de "Tic-Tac"
«Donde menos, se piensa—-dice el re-
frán—salta la liebre.» Ciertamente, Na- die iba a suponer—al menos los buenos amigos de Talía—que una agrupación proclive como la de Pepe Romeu fuera capaz de incorporar a la escena nada menos que Tic-Tac. Y lo que es más inaudito: que esta incorporación fuera aparejada con la fortuna. Los actores que de continuo encarnan las «grandes creaciones» de nuestro teatro al uso, quedan—a la postre—anquilosados para tentativas de mayor envergadura. Que- dan —artísticamente— atrofiados, como órganos sin función. He aquí por qué había razón para temer por la suerte de Tic-Tac, echado sobre las espaldas de Romeu. Actor que desenvuelve sus fa- cultades artísticas, dentro de los sucin- tos aledaños del teatro al uso. Sin em- bargo, todo ha sucedido contrariamente a lo que habíamos temido. ¡ En buena hora ! Romeu ha timoneado con acierto a
Tic-Tac hasta arribar al puerto del éxi- to. Las albas hojas del cuaderno de bi- tácora no han sido desfloradas con la anotación de ninguna nota desagradable. En nuestro ambiente, el éxito de Tic-
Tac adquiere caracteres de lo inusita do. Nuestra situación atlántica no nos permite saborear ningún intento honra- do de renovación escénica. Nuestras as- piraciones teatrales ya se sabe—de an- temano—en qué fronteras mueren : Be |
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VISADO POR LA CENSURA
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El gobierno Berenguer afirma que
quiere ser neutral y respetuoso con las ideas políticas de cada ciudadano. Con- cedámosle un crédito de confianza, ai pe- sar de su gran error en lo referente a la constitución de Ayuntamientos y Di- putaciones ; pero quede limitado y con- dicionado este crédito a las medidas que adopte para defender los derechos del elector en el sentido punitivo que queda expuesto. Si el Gobierno no obra de for- ma que las elecciones puedan verificarse con toda sinceridad, protegiendo la ..li- bertad del sufragio, ¿qué confianza .po- drá ya inspirar al país ? Y si tiene fe en los fervores monár-
quicos del pueblo, no debe dudar: dicte una disposición que permita a éste mos- trarlos libremente. Sería el mejor medio de hacernos ver a los republicanos que nuestras luchas'por el triunfo de la de- mocracia son un ideal irrealizable y utó- pico. |
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VISADO POR LA CENSURA
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Jóse CÁNOVAS Y ALBARRACIN
Murcia y marzo de 1930
CASTILLA (Santander)
Quisiéramos :— mejor — estampar, al
frente de esta nota, ese concepto de Montaña que consigna adecuadamente ¡la vastedad regional, Quizá la causa de la "Libertad encuentre solidaridades más es- pontáneas y frecuentes en los núcleos urbanos, independientes de la capital, que en la ciudad. Hace algún tiempo, un viejo y noble republicano, Roberto Cas- tro.vido, expresaba sus temores por que en Santander la causa de la Libertad hubiera sido aplastada por Ja influencia de un veraneo en el que relucen, con brillo deslumbrador de papanatas, de- terminadas fastuosidades. Castrovido co- noció un Santander en el que se produ- cían pugnas constantes y arrebatadas por la República. Un Santander con mayo- rías socialistas, republicanas y ácratas. Un Santander menos tibio, en las polé- micas de traza política, que el Santander- actual. Aguardemos, empero, las renovaciones
de conciencia 35 sensibilidad que deben esperarse de estas urbes que permanecen aún en silencio. Y, entretanto, nos importa consignar
el movimiento joven y apasionado de las izquierdas en el resto del área provin- cial. En tres ciudades montañesas, que son como, tres faros, liberales .rep.ublica- |
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NUEVA ESPAÑA
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navente, Arniches, Quinteros y Cía. Li-
mited ; Ardavín, Abati, Muñoz Seca, Pérez Fernández y... Y nada más. Tic- Tac ha sido la banderilla de fuego que ha hecho renacer nuestras ya arrincona- das aficiones teatrales. Por Tic-Tac he- mos vuelto a recordar que más allá del Atlántico—^mar de tópicos líricos—y, probablemente, más allá de la divisa pirenaica, existe un teatro asomnífero. Que no estira la vida cotidiana, con sus anversos y reversos, hasta las candile- jas. Al contrario, desde éstas al público se establece una corriente de ensueño. «No admitamos que la boca del telón abra ante nosotros su gran bostezo para hablarnos de negocios, para repetir lo que en su pecho y en su cabeza lleva el público: sólo nos parecerá aceptable —ha escrito Ortega y Gasset—si envía hacia nosotros bocanadas de ensueño, vahos de leyenda.» Tic-Tac se ajusta a la certera adver-
tencia de nuestro . epónimo, pensador. Señalemos con trazos de alborozo el hecho de que, concurriendo estas, cir- cunstancias—agravantes, sin duda, ante la masa de espectadores atrofiados por los embates del teatro al uso—, haya encontrado en el público una ola de sim- patía. Ola de simpatía que la noche del estreno, partiendo de la sala, fué a rom- per varias veces en el prosctnio en rei- teradas salidas del autor a escena. , Esta actitud de comprensión franca
ha sido motivo para que Tic-Tac bisara las tablas escénicas del «Pérez Galdós» en función de homenaje a su autor, Clau- dio de la Torre, y, escenógrafo, José Hur^ tado de Mendoza. El mercurio de los termómetros de nuestro indigente am- biente artístico ha experimentado una fuerte sacudida |
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Arrinconemos ahora nuestras aficiones
teatrales. Vivamos con una lejana es- peranza : que el anunciado advenimien- to de la compañía Eivera-De Eosas nos proporcione alguna nueva manifestación de teatro. No un retazo de vulgaridad y chabacanería, que con ejemplar insisten- cia se nos sirve una y otra temporada. (Señores: ya es hora de que varíen la dieta con que desde los años mil se vie- ne alimentando a Taha. Todo por obra -y gracia de unos señores contumaces y ejemplares en fabricación de vulgari- dad.) A. HUETADO DE MENDOZA
Las Palmas |
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El aborigen, el «guanche», ha sido re--
nejado por nuestros escritores en el is-
leño. Ha sido un traspaso pueril, de psi- cología de bazar. El paisaje, tratado sin valorarlo, permanece blanco. La arqui- tectura se intentó—y aún se sigue inten- tando—^encontrarle su carácter, situándo- se el arquitecto en el período de la Con- quista, logrando lo más un raquítico cas- tellanismo. Será necesario insistir sobre algunos de estos temas, ahora que se revalora toda España con el hambre de los más puros alfabetos. El paisaje ibérico ha sido tratado se-
riamente en estos últimos tiempos (Ba- roja, Unamuno, Ortega). Unamuno es el único que ha pasado su mirada desin- fectante por una de nuestras islas : Euer- teventura. Un joven serio1 profesor in- corporado a los jóvenes occidentalistas de España, Agustín Espinosa, ha pasado ahora, a través de otra de nuestras isias: Lanzarote, en un libro reciente. El re- descubrimiento ha empezado en Un sen- tido profundo, de virginidad, de pureza natural, por las islas más pobres y con propios elementos constituidas. Queremos adelantarnos al ojo de la
Península. En este momento de formal constitución artística queremos incorpo- rar a la inquietud occidentalista de Es- paña el nombre del Atlántico, no en su sentido mítico, como lo hiciera Tomás Morales. No en un sentido de abstrac- ción. Sí en un sentido europeo, social, a la par de los transatlánticos. Eduardo WESTEEDAHL
Isla dv Tenerife, abril de 1930 |
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El sentido de la juventud
Las Islas se encuentran en un inte-
resante momento de formal constitución artística. Sobre el cadáver de un regio- nalismo enclenque se apoyan vuelos ais- lados que empiezan a tender el esque- leto de nuestra futura personalidad atlántica. Valbuena Prat ha sido, sin duda, el
primero que ha trazado un serio esbo- zo crítico de nuestra lírica. ¿De revalo- ración? No; simplemente destructivo. La lírica canaria—dijo en un admirable ensayo, publicado en un diario local—ha girado en torno a una epopeya. Y ha fracasado. Pero, indiscutiblemente, ha habido más La novela, el drama de las Islas, ha querido ser extraído por pro- cedimientos raciales. El aborigen ha sido tratado por vulgares medios, cristalizan- do en un tipo insulso, donde se compen- dian los más puros sentimientos. |
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E D I C I O NES ORIENTE
LEYENDAS DE GUATEMALA, por Miguel Angel Asturias
La civilización maya aparece en estas leyendas en toda su maravillosa plenitud. En Guatemala, aquella
civilización, como dice Díaz Fernández en El Sol, se caracteriza por su maravilloso poder poético y humano, donde los árboles, las flores y las aves se corporizan frente a la imaginación opulenta del pueblo- Interesa este libro no sólo al erudito, sino a todo lector, pues en él encuentra aventuras y episodios de la más extraña y poética vitalidad, descritos primorosamente por Miguel Angel Asturias. 100 ilustraciones mayas, CINCO pesetas
ARIEL O LA VIDA DE SHELLEY, por Andre Maurois La biografía más perfecta escrita por el biógrafo más prestigioso del Mundo, y en torno a una de las
vidas más intensas y tumultuosas del siglo pasado. LOS MISTERIOS DEL ESPIONAJE INGLES, por R. Boucard
Conocer el desarrollo de la gran guerra a través de toda la red de espionaje a que ella dio lugar, tiene
un interés indiscutible, y para conseguirlo es indispensable la lectura de este libro. |
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Concesionarios de la venta en librerías:
SOCIEDAD GENERAL ESPAÑOLA DE LIBRERÍA. - FERRAZ, 21.-MADRID
EDICIONES ORIENTE -;- GENERAL ARRANDO, 18.-MADRID
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NU E^Ä ESPAÑA
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el combatir a la religión; por el contra-
rio, esta campaña Ka de estar intima- mente ligada a la lucha de clases; la religión no nace:—como piensa la bur- guesía—de. la falta de cultura, sino que tiene como determinante las condicio- nes económicas de la sociedad; la reli- gión es un embeleco al servicio del ca- pitalismo; cuando éste sea destruido, desaparecerá aquélla. El resto de los capítulos están—en su
mayoría—destinados a combatir la tí- mida y oportunista táctica de los men- cheviques ; en ellos aparecen claramen- te dibujados los rasgos del bolchevismo: oposición a todo lo que no sea encarni- zada lucha de clases, audacia y, como resultante: guerra a los intelectuales, nada de contemplaciones ni alianzas con la burguesía, insurrección armada del pueblo, el poder a los soviets, etc. Y es interesante cómo estos artículos, a pesar de estar escritos para periodismo combativo, tienen una base teórica tan extraordinaria, que les da inestimable valor para la historia e interpretación, no sólo del movimiento, sino también de la doctrina marxista. Todos los capítulos van precedidos de
notas de P. Pascal o de las que el Insti- tuto Lenin ha insertado en la edición de las Obras Completas del genial revolucio- nario; con esto desaparece el inconve- niente de que el lector de lengua hispana, por lo general no conocedor de los de- talles del movimiento obrero ruso, se encontrara desorientado ante la lectura da estos capítulos, versantes sobre cups- tiones concretas del susomentado mo- vimiento. La traducción — del francés — no es
todo lo clara que sería de desear. M. García PELAYO
ERNESTO CAUDA.—Cinematografía
sonora. Hoepli; Milán, 1930. El cinema va teniendo una gran bi-
bliografía. Son- ya centenares los libros a este respecto, pero todos extranjeros. En España no contamos más que con dos o tres, siempre traducciones, porque los que nos han dado originales no nos merecen confianza, por la falta de auto- ridad de sus autores. Solamente ensa- yos como el de Ayala podrían abrir las puertas a futuras publicaciones de este tipo. En cuanto a la técnica, nadie po- dría hablar por sus propias experiencias: falta material de estudio y han de recu- rrir a fuentes extranjeras en busca de documentación. Pero el cinema necesita tanto de estudio como de práctica; de ahí que, cuando se publica algún ma- nual de cinematografía, no haga sino re- petir lo que ya sabemos, generalmente de un modo más oscuro que como nos- otros lo conocíamos. Con el cine sonoro, estos problemas
de estudio aumentan. No tenemos apa- ratos de registro. Se hacen pruebas de nuevos sistemas, cuando por todo el Mundo triunfan algunos que son perfec- tos. No podemos ir a los estudios a aprender, porque no hay estudios ni apa- ratos. Leemos artículos de resumen oue no nos enseñan nada. Y, por la rapidez de la introducción de los «tallries». fal- tan tratados especiales. Por eso, el ha- llazgo de un libro especialmente dedica- do a cinematografía sonora nos sorpren- de gratamente, y recurrimos a él para calmar nuestra sed de saber de cine. |
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rido muere al día siguiente, de un ac-
cidente de automóvil. Los hermanos se trasladan a la nueva casa con otros dos amigos—una amiga y un arnigc—, vivien- do todos la tragedia de la nueva casa. ¿Por qué impide Isabel que su amiga se case con su hermano? Esa es la cau- sa del suicidio de éste, que se envenena con un veneno de los que coleccionaba... Cuando en la agonía insulta a su her- mana, ésta dice: «Pues bien, sí. Esta- ba celosa.» Y desafía a todos con un re- vólver. La escena es de un patetismo al que no se había llegado nunca. To- dos presencian la locura de esa herma- na que Cocteau describe de manera ge- nial : «Expresaba su locura con una pan- tomima grotesca; intentaba hacer im- posible la vida a fuerza de ridículo; in- tentaba ensanchar los límites de lo vi- viente, llegar al minuto en que el dra- ma la expulsaría, no la soportaría ya.» Después de transcribir estas palabras,
no hay nada más que decir. Prueban hasta qué punto Cocteau busca la tra- gedia en nuestras acciones y—como du- rante toda la novela—encuentra el ab- surdo en nuestra naturalidad, enroscado a nuestra vida. (Porque lo cierto es que todos somos niños terribles.) Estamos hablando de la traducción
Infancia terrible, que ha compuesto ma- gistralmente Julio Gómez de la Serna y que las «Ediciones Ulises» acaban de dar al público. Infancia terrible es una obra insana ; lo que en el siglo pasado se comenzó a abordar, se aborda ahora con toda la responsabilidad de nuestros años brillantes. Y el más 'significado hombre de abordajes es Cocteau—autor de Le cap de Bonne Es-pérance y de Le Coq et V'Arlequin—escándalo, siem- pre, de la estética tradicional. Antonio DE OBEEGON
V. I. LENIN.—Páginas escogidas (El
partido bolchevique en acción). To- mo II. Madrid, 1930. Constituyen este segundo tomo de
Páginas escogidas una serie de artículos polémicos que sobre táctica y organi- zación fueron escritos por Lenin en con- testación a los aparecidos en la nueva Iskia, órgano de los mencheviques des- de 1903. Para darse cuenta del interés de este
volumen, basta observar que los capí- tulos que lo forman están escritos sobre los acontecimientos nacidos de 1904 a 1910, es decir, que comprenden aquella época de tan extraordinaria importan- cia en el movimiento revolucionario ru- so que comienza con las huelgas de 1903, sigue con los sucesos surgidos de la guerra rusojaponesa y termina en 1907. De gran interés—en estos momentos
en que la frase de Marx, la religión es el opio del pueblo, se extiende por toda la ÍT. E. S. S.—es el capítulo que ver- sa sobre el discutido tema religión y so- cialismo. Para Lenin no existe proble- ma : marxismo es materialismo, y ma- terialismo es antípoda de religión; mas no por esto ha de ser uno de los princi- pales objetivos del movimiento obrero |
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JEAN COCTEAU.-Lesenfants terribles.
Leyendo el libro de Cocteau se ve
hasta dónde puede llegar una novela moderna en visualidad y penetración; hasta dónde puede dirigirse el artista en busca de filones novelables; hasta qué punto puede hendir, registrar, operar en ios abismos más inexplorados de la psi- cología y del instinto sexual. Cocteau — verdadero artista -— divide
sus obras publicadas en tres grupos. A la Poesía la llama Poesía; a la Novela, Poesía de Novela, y a la Crítica, Poe- sía Crítica. Para él—agudo y perfo- rante—todo es poesía, y poesía es lo que ha vertido durante más de doscien- tas páginas en forma de novela. ¿De dónde ha sacado Cocteau esa poesía? ¿adonde ha ido a buscarla? Ese es el gran misterio del gran artista francés que nos lanza al rostro Les enfants te- rribles como la afirmación más rotunda de su genio. Desabridamente. Sobria- mente. i No se sabe adonde iremos a parar
con estos descubrimientos de mundos ig- norados. Vivimos en ellos, nos tutea- mos con sus sombras y, hasta que vie- ne un hombre extraordinario a decír- noslo, no nos damos cuenta de las di- mensiones, de la capacidad del secreto. Lía escrito Cocteau una t novela que es una pesadilla horrible, una novela de ni- ños cuyas cabezas se mueven mons- truosas, agigantadas, en la pantalla de cada página, llenándonos de hondo ma- lestar. Esa novela no sería nada si no estuviera concebida y escrita por un ver- dadero artista, o sería muy poco si ese artista se olvidase de si mismo en algu- na laguna difícil de la descripción o del análisis ; pero Cocteau ha puesto la úl- tima palabra como puso la primera, con la conciencia del maestro, y la obra es maestra. Hay un niño y una niña que se que-
dan huérfanos al morir su madre, que no tenía nada de madre, que era un mueble o un objeto inútil. El niño vive durante toda la novela recordando a su amigo, a un amigo que le tiró una bola de nieve, a consecuencia de cuyo golpe enfermó. Cuando a poco de comenzar la novela van los dos en un coche, dice Cocteau: «El coche continuaba en pleno cielo. Cruzábase con astros.» Ese niño y esa niña viven en una alcoba y esa al- coba es, sin que sepamos por qué, una de las tragedias más intensas de sus vi- das rotas: «a partir de aquella fecha —leemos—se internó mar adentro la al- coba. Su envergadura era más amplia, su estilo más peligroso, más altas sus olas...» La novela no sólo habla de esos dos
hermanos que están ligados—de ella a él—por un amor indescifrable. «Aquella niña que iba por primera vez en un ex- prés-—dice en una ocasión—, en vez de escuchar el tantán de las máquinas, de- voraba . el rostro de su hermano con gritos de loca, con una cabellera de loca». En la, novela hay más niños. Ella. la hermana, se casa de pronto y su ma- |
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J>t
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NUEVA ESPAÑA]
El libro de Ernesto Cauda (Cauda es
miembro de la Sociedad Alemana de Ci- netécnica, de Berlín, y de la Society of Motion Picture Engíncers, de Boches- ter, N. Y.) es, completo, en lo que cabe. No se puede hacer un libro completo so- bre cinema sonoro, a menos que fuese de un tamaño desusado; pero tampoco se necesita. Cada día aparece una nue- va modificación, un nuevo adelanto, que un libro no puede registrar. Para eso están las revistas técnicas que nos tie- nen al día de esos progresos. Pero ne- cesitamos, para darnos cuenta de estos adelantos, conocer las fuentes, los prin- cipios eléctricos,, acústicos, en que se Lusa este invento, y esto nos lo resuel- ve ampliamente el libro de Cauda. El estudio del cinema sonoro nos lo
ha dividido en tres partes. Una, que nos da a conocer los diversos sistemas de cine sonoro. La segunda, habla de la teoría del fonofilm, y la tercera, de la instalación y uso de los aparatos. Va- mos a dar una ligera ojeada sobre estas partes, con el fin de hacer notar su uti- lidad a todo el curioso—o profesional— del cinema Los diversos sistemas de fonofilm se
pueden sipnotizar del siguiente modo: Sistema de incisión, sistema electromag- nético, sistema de absorción y de luz y sistema de registración foto-acústica. Estos se subdividen en grupos, como, por ejemplo, incisión sobre disco sincro- nizado, no sincronizado, incisión sobre el celuloide de la película, etc., o por sistemas': Vitáfono, Beeltone, Phototo- ne, Movietóne, etc. Después de un cua- dro explicativo de todos los sistemas, los resume del siguiente modo: 1.° Grupo electro-alemán (A. E. G.,
Siemens-Halske). 2.° Grupo electro-americano (Gene-
ral Electric Comp, y B. C. A.). 3.° Grupo electro-americano de la
Western Electric. 4.° Grupo anglo-americano (General
Talking y Bristish Talking); y 5.° Grupo de los varios sistemas gra-
mofónicos independientes. A cada grupo acompaña su estudio técnico. La parte de la teoría del fonofilm es
la más extensa, por ser la más necesa- ria. Hasta ahora, nos habían explicado la técnica de los diversos sistemas, pero sin enseñarnos el menor elemento de acústica. Esto es lo que nos ha venido a remediar el libro de Cauda. Nos ha hablado de las características del soni- do, de su intensidad, del timbre, ,de la presión acústica, de los errores y las co- rrecciones, de los altavoces, de las mem- branas, de los límites de frecuencia, de las distancias entre las espirales del dis: co gramofónico, etc. Más, seguramente, di lo que es necesario conocer para sólo tener una idea del registro. Y, por fin, al hablar de la instalación,
hace especial mención del coeficiente de' absorción del sonido, de distintas fre- cuencias, por ventanas, paredes de ce- mento, ventiladores, telas, mármoles é, incluso, por las personas y los muebles, terminando con la descripción de un tea- tro de «posse» perfecto y de los diversos aparatos de proyección. ■Resumiendo.: un gran libro; fácilmen-
te comprensible por su estilo claro, sin. pedanterías técnicas, que debe estar en toda biblioteca de aficionado ,al cinema. J. DE LA F.
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a»
Y el último capítulo, que yo qui-
siera comentar aparte, es el dedicado a «Falla y sus contemporáneos». Con mi absoluto desprecio por la música «armis- ticio», con reservas respecto a la músi- ca «por cuartos ■ de tono» y con—para mí—gustas apreciaciones sobre el valor de los «retornos a...», Mr. Treud nos presenta a Falla como dueño de la mú- sica más importante del momento ple- sente. J. B. y G. SÁNCHEZ GUERRA (RAFAEL).—
El movimiento revolucionario de Va- lencia (CiapJ. Madrid, 1930. El libro de Rafael Sánchez Guerra,
procesado con su padre con motivo de la frustrada conspiración de Valencia, tiene dos rneritísimas condiciones: la since- ridad y gallardía con que está escrito y el carácter de reportaje político que, des- de el principio al final, tiene el volumen. La dictadura no nos había dado hasta > ahora una muestra de este periodismo ágil y emocionante que en otros países han engendrado acontecimientos seme- jantes. A BafaeL Sánchez Guerra le ha bastado escribir, sin embozo ni irrita- ción, el diario de aquellos meses para lograr una obra que aportará a la histo- ria de seis años anticonstitucionales los datos más preciosos sobre hombres y he- chos. La conclusión que se obtiene al final
del volumen es que el movimiento de Valencia estaba pésimamente organiza- do. Que todo dependía de la actitud de un general que, si al principio había acep- tado participar en la agresión a la dicta- dura, cuando vio cerca la fecha se negó a tomar parte en el movimiento. Desde luego, la actitud de Sánchez Guerra en- tonces fué siempre diáfana y decidida. Y fué él, como se deduce del relato de su hijo, el que impidió que los artilleros de Valencia imitasen a los de Ciudad Bpal, declarándose en franca rebeldía. En éste caso será la historia la que juzgue al po- lítico conservador en este punto de su conducta. Bafael Sánchez Guerra tiene buen.eui-
dado en hacer justicia a los hombres que entonces dieron prueba de entereza y de carácter y de señalar a. los que vacilaron o retrocedieron en el momento difícil. Valdría eso sólo para hacer del libra mi documento de gran mérito. JD. F. |
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J. B. TREUD. -^Manuel de falla and
Spanish music. New-York. Alfred A. Knopf, 1929. El principal cuidado del autor—bien
conocido musicólogo e hispanista inglés—■ es presentarnos en todo momento la fi- gura de Palla como formando parte de un paisaje. Este propósito se revela con el máximo vigor en dos capítulos: «Fa- lla en «Arabia» y «Palla y sus contem- poráneos». Desde Iuego^ es este el mejor procedimiento para estudiar una figura. (Situando a Palla en su comarca, prime- ro, y luego en el panorama de la música contemporánea, Mr. Treud logra darnos una visión completa de «la obra y su sig- nificación» del músico andaluz. Músico andaluz1, sí; pero con un lado
catalán, latino^ mediterráneo. Así nos lo dice Mr. Treud repetidas veces. «La ima- ginación, la gracia y el humor del andaluz y la inteligencia (clear-headedness), la sutileza y el sentido de la forma del me- diterráneo.» La derechura (directuess) de pensamiento, el comenzar las cosas sin andarse por las ramas, una de las princi- pales características de. esta música. Uno de los capítulos más certeros es
aquel en que se nos habla del encuentro de Palla con Debussy. Puó éste quien reveló cosas de la música andaluza al mismo Palla, nacido en Andalucía. Palla, «una parte del sueño de Debussy», nos dice Mr. Treud. Escrito todo el libro con gran calor,
apasionadamente, alcanza sus más altos momentos cada vez que se hace necesa- rio evocar el ambiente andaluz en que trabaja Manuel de Falla, turbador esce- nario que el autor de Spaim from the South conoce perfectamente. Hay un capítulo por cada obra importante de Falla, y el Retablo, con sus problemas de escenificación y su música, tan dife- rente de las obras anteriores, ocupa dos capítulos. Las referencias a la obra to- tal del compositor alcanzan hasta La Atlántida-, todavía en plena elaboración. Los dos primeros capítulos del libro
están dedicados a «Felipe Pedrell» y a «El idioma español». Este último es un apasionante estudio de lo que suele lla- marse «español» en música. Materia ac- tualmente en litigio, pero de la cual Mr. Treud obtiene certeramente alguna perspectiva aceptable. |
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Pabellón de muestras en la Friedrich Strasse, en Berlín
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NUEVA ESPAÑA
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&x quincena
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INFORMACIÓN
El .Tratado Naval
El martes 23 de abril, a la una de la
tarde, y después de tres meses y un día de deliberaciones poco edificantes, |
Banco nacional nombrará para la Jun-
ta a un representante del comercio, la industria o la finanza de su país respec- tivo, y se admitirá además a nueve re- presentantes de otros países. El Banco Internacional. de Pagos, si
cumple debidamente sus fines, puede contribuir eficazmente a la pacificación de Europa, facilitando la liquidación de las reparaciones de guerra entre Alema- nia y los países ex aliados; puede ejer- cer una influencia importante en la es- tabilización del valor del oro, y en ge- neral coadyuvar al mantenimiento de la paz internacional. El experimento es también intern; nte desde el punto de vista de los sinceros intemacionalistas, partidarios de grandes federaciones su- pranacionales. El tiempo dirá si en cam- bio el B. I. P. ha de servir a robuste- cer la hegemonía de la gran Banca cos- mopolita, como aseguran enemigos del nuevo organismo, algunos de los cua- les son a la vez enemigos de la buena armonía entre naciones, lo cual resta |
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yesen barcos de esas mismas categorías
en número tal que quedare amenazada la seguridad de las tres Potencias men- cionadas.» Aunque la contingencia es poco probable, los prudentes técnicos han dejado esa puerta entreabierta. Hay que ser previsores. La verdadera previsión y la máxi-
ma seguridad consistirían, sin duda —en nuestro concepto de profanos paci- fistas—, en medidas genuinas, eficaces, drásticas, de. verdadero desarme. De esto podría derivarse un serio alivio en nues- tras abrumadoras cargas fiscales, y aun se habilitarían cuantiosos recursos para atender necesidades sociales apremian- tes de educación, higiene, seguro y pre- visión^, capaces de ganar para nuestra civilización batallas incruentas, pero transcendentales para la ignorancia, la enfermedad, la miseria y hasta las fuer- zas naturales destructoras,. Tales batallas—quizá porque somos
profanos—nos parecen bastante más in- teresantes que la de Jutlandia. A los se- ñores técnicos, encargados de derrochar nuestro dinero, en cambio no parecen in- teresarles. Y mientras cuenten con la confianza de unos pocos y la pasividad resignada de los más, ellos dispondrán, volverán- a. reunirse en cualquier otra ciudad para regatear en parecida forma, firmando en el mejor de los casos otro acuerdo tan innocuo para salvar siquiera la fachada. El Banco Internacional
de Pagos Ha quedado definitivamente constitui-
do el organismo inten ..unal previsto por el Plan Ycu, o para la liquidación de las reparaciones de guerra. Reunidos en Basilea sus directores, han elegido presidente al norteamericano Gates Me Garrah, ex presidente del Federal Re- serve Bank, de Nueva York, y director general efectivo al francés Pierre Ques- nay, jefe del departamento de investiga- ciones económicas del Banco de. Fran- cia. Este con el voto en contra de los alemanes, cuya protesta es más bien sentimental y teórica, pues la compe- tencia y aun la relativa objetividad de Quesnay les constan como a todos. La Junta actual del B. I. P. se com-
pone de los gobernadores de los Ban- cos emisores de Alemania, Bélgica, Gran Bretaña, Italia y Japón, con un representante de las organizaciones fi- nancieras norteamericanas. Francia y Alemania, como especialmente intere- sadas en la cuestión de las reparaciones, tienen un representante suplementario. El nuevo Banco, que no tendrá con-
tacto directo con el público, no necesi- ta cámara de seguridad. Sus operaciones son puramente contables. Quesnay ha dicho que era como un club en el cual los directores de los Bancos nacionales se encontrarán todos los meses para dis- cutir juntos planes y dificultades y con- cretar una acción común. Más adelante, cada gobernador de
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PHILIP SNOWDEN
E¡1 hombre del día en la Oran Bretaña quedó firmado el documento llamado ofi-
cialmente «Tratado Naval de Londres de 1930». Con tan pomposo nombre, no pasa del mero balance a que aludíamos en el número anterior. Sólo puede consi- derarse medida efectiva de desarme —aunque harto tímida—la parte prime- ra de dicho balance, relativa a los aco- razados y cruceros de línea que van a quedar suprimidos o desarmados, en la proporción siguiente: La Gran Breta- ña renuncia a cuatro acorazados y un crucero; los Estados Unidos, a tre9 aco- razados, y el Japón, a un crucero. El resto del Convenio se refiere prin-
cipalmente al tonelaje permitido para otras clases de buques: cruceros me- díanos y pequeños, destructores y sub- marinos, hasta el 31 de diciembre de 1936, y a los barcos auxiliares que cada una de las cinco Potencias firmantes po- drá asimismo conservar. Uno de los artículos que .tal vez me-
rezcan atención especial es él 21 del ña- mante Tratado, con arreglo al cual la Oran Bretaña, los Estados Unidos y el Japón podrían eventualmente aumentar su tonelaje respectivamente fijado para cruceros, destructores y submarinos, en el caso de que «otras Potencias constru- |
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ARTHUR HENDERSON
Que acaba de negociar el Tratado con Rusia y ultima otro con Egipto bastante autoridad a sus criticas antici-
padas contra el «superbanco» de Basi- lea. La rebelión en la India
Terminada la, semana de desobedien-
cia civil, y cuando la campaña contra la gabela parecía decrecer un tanto en in- tensidad, han surgido en diversos pun- tos de la India motines y rebeliones de forma violenta que complican seriamen- te aquel espinoso problema. En Chittagong, un atentado terrorista
contra el arsenal hizo nueve víctimas entre los defensores y ha dado motivo |
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NUEVA ESPAÑA
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para la proclamación de las leyes de
excepción, como preludio a una repre- sión que, sin duda, será tan dura como lo permita la prudencia del virrey. Las manifestaciones tumultuosas to-
man forma cada vez más violenta y se han extendido a Peshawar, en la frontera Noroeste, el punto más vulnerable y pe- ligroso para las fuerzas británicas. En aquella ciudad los Gurjas dispararon sus ametralladoras contra una multitud amenazadora. Violentos incidentes se produjeron
también en la cárcel de Alipore, donde se hallan cumpliendo condena muchos prisioneros políticos, entre ellos el al- calde de Calcuta, Sen Gupta — casado con una inglesa que le defiende con ener- gía desde el exterior—y el otro caudi- llo de los swarajistas del Bengal, Subhas Chandra Bose. Ha sido evidentemente una medida
muy hábil el no detener a Gandhi, a pe- sar de los gritos y excitaciones de la Prensa imperialista. Pero se ha detenido a la mayor parte de sus discípulos más activos, juzgándoles sumarísimamente para condenarles a penas de »prisión muy severas, en absoluta desproporción con los delitos o infracciones de que se les acusaba : el haber infringido la ley de la gabela, por ejemplo, en la mayo- ría de los casos. Gandhi mismo ha deplorado los ac-
tos de violencia, diciendo que su cam- paña de desobediencia pacífica y de pa- siva resistencia—que él juzga la más efi- caz, y acaso lo sea, en efecto—habrá de luchar ahora contra dos clases de vio- lencias : la de las autoridades británicas y las de los terroristas indios. Pero pre- dica la firmeza para proseguir «hasta el triunfo» la campaña emprendida. Sería difícil prever en estos momentos si la voz tenue del Mahatma logrará, en efec- to, imponerse y dominar el fragor de la tormenta que estremece el inmenso te- rritorio. Pero, de cualquier manera, la si- tuación es en extremo crítica, y tal vez más que para nadie para aquellos ingle- ses que desean sinceramente la libertad y la plena dignidad cívica para los pue- blos de la India, sin que corran el ries- go de hundirse nuevamente en un caos de sangre y de violencias. La perplejidad del Gobierno laborista, que no ha logra- do aún siquiera la publicación de la Me- moria de Simón, se concibe más fácil- mente que la solución eventual que ha- brá de proponer. El Congreso del I. L. P.
Sin que se haya llegado a la ruptura,
no puede ocultarse que, después del Con- greso de Birmingham, el divorcio en^ tre el Independent Labour Party y la organización general laborista se ha acen- tuado considerablemente. James Max- ton, Wheatley y el ala extremo-izquier- da del movimiento quieren recabar su li- bertad completa de acción, y no sólo la de critica más o menos acerba contra la política del Gabinete MacDonald, sino incluso la de votar en contra suya siem- pre que lo exijan «convicciones profun- das de doctrina», quieren, a la .vez, per- manecer dentro del Partido Laborista, porque comprenden que la separación total—hov que han dejado de pertenecer alvPartido Independiente sus más pres- tigiosas figuras—sería en cierto modo un suicidio político. Pero no es lógico suponer que el La-
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INGLATERRA Y LA INDIA
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por OTERO
La actualidad parece abandonar un
poco la lucha antirreligiosa, de los rusos para concentrarse en torno a otro dra- ma, religioso también. Con la diferencia de que si la campaña rusa era coreada a la vez por el capitalismo y la Iglesia, ésta y aquél, pero aquél en mayor medi- da, procuran atenuar la significación y el alcance de la campaña india. A la Igle- sia le dolerá saber que un predicador oriental puede sacudir millones de con- ciencias con su palabra plena de sentido religioso y mansedumbre, cuando sus pueriles diplomáticos no logran añadir un milímetro a la falda de las damas. Y el capitalismo se limita a valerse de la ironía para encubrir entre sus pliegues el peligro y a exaltar el progreso, su mito sin entrañas con que suele justificar sus arteras intervenciones. Es preciso percatarse de que el proble-
ma de la India, en su forma más pura, es un problema de valores. La India opo- ne a la técnica y al instrumento europeos la conciencia humana. Europa quiere im- poner los medios —: o esconderse tras ellos—y la India prefiere los fines. ¿Vale más el progreso o el hombre ? El hombre vale más, no lo duda na-
die. Ni la India, que lucha por él, ni In- glaterra. Pero ésta sabe que vale más el hombre siempre que se trate del hombre inglés. Ahí están sus Public School, su Cambridge, su Oxford... Pero también su escuadra del Pacífico. Si Inglaterra tuviese la fe que muchos
creen en la superioridad de su cultura, se valdría de medios más eficaces para di- fundirla. A Inglaterra no le convence la conducta de Bertrand Bussel y Souh De- wey. Prefiere; extender su cultura, más que valiéndose de los sabios, por medio de sus fabricantes de tejidos. TMBBHM—gaWMaWME^^iWIIWH—
bour Party acepte tales pretensiones,
por lo demás muy difíciles de sostener en razón y sin sofismas. El dilema plan- teado antes por x\rthur Henderson vol- verá a presentarse seguramente a los rebeldes : o admitir la disciplina elemen- tal del partido o separarse de él. Las |
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ESPASANDIN
No la conmueve que los niños indios
trabajen día y noche en sus hilaturas, aunque así comprometa el futuro de un pueblo, y más aún de un continente. Porque así es como sus acaudalados co- merciantes pueden sostener las «escue- las libres» y crear becas cuantiosas para formar al gentleman en sus universida- des. ' Lo inverosímil es cómo un Gobierno
socialista aguanta el bochorno de la hora presente. Mientras Gandhi pide la auto- nomía de su pueblo, el Gobierno laboris- ta se entretiene en buscar un acuerdo con las naciones capitalistas sobre la li- mitación naval. Prueba de que la liber- tad, uno de sus postulados, no le preocu- pa gran cosa o de que quiere así disimu- larlo. ¡ Cualquier pueblo oprimido pue- de confiar en las candorosas elucubra- ciones de nuestros socialistas! ¿ No tiene poder suficiente el Gobierno inglés para enfrentarse con la burguesía y el capita- lismo?... ¿No tiene el decoro suficiente para dimitir y ponerse al lado de. Gandhi y buscar por una senda más directa la solución?... ¿O, como el socialismo ma- drileño—mucho mejor que español—, se halla en el fondo contaminado y corrom- pido por el morbo que aparenta comba- tir?... Gandhi triunfará tarde o temprano
por el sentido humano de su campaña. Y su triunfo será, ante todo, un triun- fo de los valores supremos del hombre —la libertad y la moral—sobre el feti- chismo progresista de Occidente. Y quién sabe si será ésta una lección salvadora para Europa, hoy empobrecida por sus timbres de gloria y sin cauce para su devenir histórico. |
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divergencias de método son muy hon-
das, y, aun cuando Maxton lo pensará sin duda mucho antes de salirse del Partido Laborista, no se ve cómo podrá evitarse la escisión en el socialismo bri- tánico, con todas sus consecuencias. O. P.
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Escena del Teatro de Mayerhold
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NUEVA E SPAÑ«
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NUEVA POLÍTICA
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LA REPÚBLICA Y LOS OBREROS
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por JOSE ¿DÍAZ FERNANDEZ
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Eso de que los obreros no están capa-
citados para tomar parte en la.dirección de la vida española es una argucia tan burda como todas las que inventa la ín- fima mentalidad derechista. Hasta aho- ra la experiencia nos tiene demostrado lo contrario. Las escasas figuras proleta- rias que han participado, de un modo o de otro, en las funciones públicas, han dado pruebas de tanta serenidad, com- petencia y preparación como las mejores ,de las clases altas. A ver qué hombre po- lítico ha creado en este país, con su solo esfuerzo, una organización como la de Pablo Iglesias. A ver quién supera en idealidad, en tesón, en energía, en des- interés a los promotores del sindicalismo andaluz de principios de siglo. El prole- tariado ha hecho en nuestro país, luchan- do con el ambiente más rencoroso e in- dócil, una obra asombrosa. Logró, abrir brecha en un capitalismo cerril y obli- garlo a sancionar la legislación más avanzada, por lo que se refiere a jornada y horario. En medio dé las violencias del Poder, la oposición de los neutros y la represalia de las llamadas clases de or- den, los obreros han logrado, solos, or- ganizarse, disciplinarse, instruirse. Ins- truirse, sí. Y yo aseguro que la igno- rancia de los obreros es mil veces más |
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fecunda que la repugnante cultura de la
casi totalidad de nuestra burguesía. El peor analfabetismo es el de los letrados. Un trabajador español está en condicio- nes de apropiarse una educación y una sensibilidad de tipo moderno. En cambio, la instrucción habitual de las altas cla- ses, esas que estudian con clérigos y cu- roides—que tanto abundan en nuestros centros de enseñanza—, les impide ya para siempre enfocar con libertad los problemas contemporáneos y situar la mente y el espíritu en el área de la cul- tura nueva. Preguntadles a nuestras cla- ses superiores cuáles son los escritos pre- feridos, qué periódicos leen y qué arte prefieren; sus lecturas, si es que las tienen, serán siempre las más medio- cres y sus aficiones serán casi troglodíti- cas. Por eso todo progreso político entre
nosotros ha de polarizarse preferente- mente en los núcleos trabajadores. Los obreros saben que para desenvolver sus aspiraciones de clase dentro de la táctica de cada fracción se necesita como postu- lado previo una auténtica democracia. Una forma de gobierno popular, la Re- pública, supone, por lo menos, la ruptu- ra con los privilegios tradicionales, la de- |
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mocratización de la enseñanza, la muer-
te de la oligarquía caciquil, el fin del monopolio privado, la garantía de los de- rechos del hombre y del trabajador, la transformación de las relaciones entre el Estado y el individuo que produce. Y una República que no inscribiese en su pro- grama el mínimo de reformas que de- fienden las organizaciones obreras sería una República facciosa, sin arraigo en la conciencia popular, tan flaca y paralitica como aquella que se dejó morir en Sa- gunto. Afortunadamente, las nuevas ge- neraciones republicanas proyectan su obra hacia la línea de las soluciones so- cialistas y su conducta imprimirá al nue- vo régimen la suficiente responsabilidad ideológica para que no se quede donde quieren dejarlo los faraones electoreros. Los trabajadores españoles son en la
política una fuerza pura, no contaminada de los vicios que provocaron nuestra de- cadencia. Su condición de víctimas de to- dos los regímenes los garantiza ante el porvenir español de una ótica y una dis- ciplina que no mejorarán las demás fuer- zas de izquierda. Es indispensable aca- bar con el profesionalismo político y arro- jar por la borda a los hombres de nego- cios, los cuales seguían siéndolo en el Parlamento y fuera de él. Tan pronto se le inyecte a la política una sustancia popular, que no viene sólo del voto, sino de la propia representación, caerá el complejo tinglado de intereses y oodieias que hicieron posible un divorcio total en- tre el pueblo y los poderes del Estado. El injerto de las fuerzas obreras en la iz- quierda será, además, el único medio de afirmar un sistema republicano de gobier- no, donde la transigencia mal llamada li- beral no pacte con el enemigo ni ponga en peligro a diario las garantías más elemen- tales del trabajador. Cuando se trata de garantizar los fines de la democracia, no hay dualismo posible entre democracia y Parlamento. Pero, si lo hubiera, el Par- lamento es lo de menos. Las izquierdas, antes que facilitar el triunfo derechista, es decir, antes de dar marcha atrás, irán en alianza con el proletariado. En linea recta hacia el futuro, que es lo que le im* porta sobre todo a una civilización que nace. |
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Iä Policía de Nueva York disolviendo la manifestaeian.de obreros sin trabajo
en Unión Square
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ARCUS. •Altamlrano, 18.-Tel. 40505. - MADR»
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