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Afectos que en celebridad de la toma
de Pamplona, consagran los Espa-
ñoles á su amado Rey y Señor Don
Fernando vii commemorando el
dia
14 de Octubre de 1813, cum-
pleaños de S. M.
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O abundante Otoño, que del año
Eres parte si puede dividido
El tiempo, en la veloz carrera,
Que formando de instantes sucesivos
Los minutos, las horas y los dias,
Las semanas los meses, años, siglos,
Tan rápido camina, que hasta ahora
Ningún mortal su curso ha detenido.
Detente hoy á mi voz 5 ¡pero quán necio
El imposible, que confieso, pido !
Detenerte no puedes, mas no obstante,
Llevado del exceso, del delirio,
De un extremo dolor que me atormenta,
De una pena que turba mis sentidos,
De una idea que aflige mi memoria,
De una pasión que agita el pecho mío,
Pido que te detengas, no un momento
Sino el preciso tiempo que imagino
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Ser para mis ideas necesario,
Pues hoy en tu estación llenarlas fio:
Mas si en la realidad parar no puedes,
Podrás en metafórico sentido,
Y esto á mi intento basta por ahora.
¡O quántas cosas en tu estancia miro!
Tus meses ya mas frescos y templados
xQue los del caluroso ardiente estío,
Tus dias, unos claros y serenos,
Otros con blandas lluvias y rocíos,,
Húmedos y apacibles me presenta
Sino valles hermosos y floridos,
Prados reverdescidos con los nuevos
Retoños de la yerba producidos,
Que entre las secas y agostadas hojas
Parecen al brotar los tiernos hijos
Hermosas esmeraldas, engastadas
Con natural primor en oro fino.
Los Arboles robustos agoviados
Con frutos sazonados y exquisitos,
Y   las frondosas y lozanas vides,
Haciendo gala de su fruto opimo.
Masay! que contemplando tus tesoros,
Bel principal objeto ya me olvido,
Y  absorto en tus hermosas producciones,
De la que hoy en tí busco me desvio.
El catorce de Octubre en otro tiempo
Be júbilo, placer y regocijo,
Mas dia en éste de dolor y llanto,
¡Quánto recuerdas, quánto al pecho mío!
Bla feliz quando en el suelo Hispano
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Resonaban los cánticos festivos,
Los vivas, los aplausos y las voces
Con que el Pueblo mas fiel, el mas sencillo,
E¿ Natal de Fernando celebraba.
Femando, si, ¿ mas cómo el labio mió
Ha pronunciado tan amable Nombre
Sin que mi corazón al producirlo,
No experimente del dolor la fuerza
Siendo dentro del pecho dividido?
Día feliz quando miraba Hesperia,
Al dueño mas amado, mas querido
'Príncipe idolatrado, en quien tenia
Su esperanza, su amor y su cariño.
Mas ahora infeliz, infeliz día,
En que miramos tristes, afligidos
De nuestro propio seno arrebatado
Este mismo Fernando, que cautivo,
Baxo el dominio del mayor tirano,
En dura esclavitud gime oprimido.
Infeliz dia sí quando en él, solo,
En vez de aquel antiguo regocijo
Que antes le distinguía en la existencia,
Entre nosotros del Hispano hechizo.
Solo nos ha quedado la memoria
Para llorar su ausencia y su martirio,
Para sentir las penas que le cercan,
Y temer, ay de mí! su precipicio.
Este amado Monarca virtuoso,
Que de su Reyno la delicia ha sido,
Despojado se vé pérfidamente
Del Trono, que por tantos largos siglos,
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Ha colocado en el altar virtudes,
Con laureles la España enriquecido,
Pues nos presenta casi inseparables
Del Cetro y Sóüo los enormes vicios,
Que solo propios son de quien desprecia
De nuestra fe los sólidos caminos.
Dia en fin infeliz, en unos tiempos
En que el soberbio Galicano impío,
De su injusta codicia dominado,
Y   de su iniqtía saña conducido,
Le declaró la guerra sin rebozo
Al soberano místico edificio,
Que sobre el destrozado Capitolio
Estableció, Supremo Autor Divino.
¡Mas, ó buen Dios! ¿será posible dure
Tal confusión de males? ¿tal abismo
De desgracias? ¿Seremos dominados
De nuestros mas temibles enemigos,
Que segregados voluntariamente
De tu dócil rebaño, de tu aprisco
Devoren como lobos carniceros
En el redil los tiernos Corderilíos?
¿Veremos destrozadas las cabanas?
¿Dispersos los Pastores, y oprimido
El ganado inocente sin que pueda
Exhalar su dolor entre balidos?
¿No volverán á ver ya nuestros ojos
Este Rey tan amado y perseguido?
¿Será sacrificado á la perfidia?
¿Será cortado de su vida el hilo,
Y  vertida su púrpura inocente?
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¿Mas adonde camina el dolor mío?
¿Adonde mis temores me conducen?
¿Dónde... por qué.... ni como desconfio
De la .piedad Divina? ¿Ya no vemos
Visibles sus favores , sus auxilios ?
¿No ha disipado el brazo poderoso
Los hasta aquí invencibles enemigos?
¿No ha ínfundido valor á los Soldados
Que otras veces corrían fugitivos?
¿No les ha concedido las victorias
Á los mismos que tantas han perdido?
¿No ha lanzado ese Exército triunfante
De Ja fuerte Pamplona al enemigo,
Adquiriendo una gloria que eterniza
Su fama en la existencia de los siglos?
¿No ha congregado con su voz las gentes.
Los Reynos y Naciones ha reunido.
Para que juntos todos desbaraten
Los soberbios proyectos , los delirios
De la disforme bestia, que asombraba
El Orbe cotv sus fieros , y bramidos?
Y  finalmente ¿no nos ha mostrado
Su mayor protección quando elegido ,1]F
Ha para nuestros triunfos y victorias
El ilustre, feliz, sabio caudillo
A cuya dirección, cuya prudencia
Debemos los laureles adquiridos?
No, no desconfiemo#yEspañoles,
Pues el Héroe Britajijco Wellington,
Con la espada en su mano vencedora,
Y   su brazo de Dios fortalecido,
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Hollando los soberbios Pirineos,
Que ya baxo sus píes están rendidos,
Y   traspasando la orgulíosa Francia
Con vuestros propios Gefes, que tan dignos
Son de su confianza, y de la vuestra
Sabrá con ardor noble conduciros
Hasta llegar á la prisión que oculta
Entre dolosos viles artificios
Nuestro Monarca, nuestro dueño y Padre
Por quien son nuestras ansias y suspiros.
Sentado, no lo dudo, le veremos
Sobre el augusto Trono, que adquirido
Por el valor, virtudes y justicia,
Le dexáron tan bien ennoblecido
La piedad de Pelayo, y Recaredo,
Fernando y.... mas fuera ya prolíxo
El detenerme en describir los nombres
De tantos hombres de la España dignos,
En su mano el Cetro con la espada
Le veremos triunfar de los impíos:
La Religión dominará en su solio,
Y  la tranquilidad en sus dominios;
Quándo extirpadas las infames sectas,
Y   desterrada la impiedad y vicios
Queden con el Monarca los Vasallos
Con vínculos recíprocos unidos.
Oh ¡quándo lograremos tanta dicha!
Ah ¡quándo cesarán nuestros gemidos!
Oh [Fernando! recibé^tíüestros votos,
Y  quál si fuera fácil el oírnos,
Escucha nuestras voces y lamentos,
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Atiende desde ahí nuestros suspiros.
Haz un esfuerzo , rompe las cadenas
Con que te tiene un bárbaro oprimido:
Vuelve al tierno regazo de tu Patria,
A los brazos amantes de tus hijos;
Al fino de los Pueblos que te aman.
Vuelve, pues,. de tu Corte al dulce asilo.
No te pasme el horror de los destrozos
Que desde que te fuiste hemos sufrido.
No te estremezcan los despojos tristes
De Ciudades y Pueblos destruidos,
Ni los campos sembrados de esqueletos
Que el tiempo ha desecado, y consumido}
No el ver nuestros semblantes macilentos
Be miserias, y males abatidos;
No las madres y viudas desoladas,
No los huérfanos,, pobres desvalidos,,
Pues todos con tu vista deseada,
Sino remedio, encontrarán alivio;
Todos en una voz dicen. ♦ Fernando,..
Y repiten con ayes y gemidos:
Ven, que aun tenemos sangre que ofrecerte
Aun nos esperan nuevos sacrificios.
MADRID
IMPRENTA DE VILLALPANDO
A&Q DE 1813*