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WELLINGTON
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CAUDILLO DE TRES NACIONES
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SOBRE LA ANTIGUA MANTUA CARPENTANA,
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Canto único.
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SU AUTOR
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Eliso Barcíneo,
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OVIEDO:
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En la Oficina de D. Francisco Cándido Pérez Prieto,
Impresor del Principado, año de 1813. |
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Néc pietate fuit, nec helio major et armts*
Virg. Maád, tib. U
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AL QUE LETERE.
A 1 ver las proezas del inmortal Wellíngton, du-
que de Ciudad-Rodrigo, tomó en ellas, mi grati- tud tanta parte como Ínteres; y siguiendo este ge- neral sentimiento de mi nación, quise acreditarla en cuanto pudiese, celebrando alguna, por ser el relato de todas obra superior á mi capacidad; du- dando aun así del feliz éxito. Ninguna mas inte- resante que la toma de la antigua Mantua carpen- tana, después de la gloriosa batalla de los Arapi- les; y esta es la que me decidí á dar al público en el presente canto, adornándola de diferentes ficciones poéticas. Difícil es sin duda referir la ga- llardía, sabias disposiciones de nuestro héroe, y la obediencia, fraternidad, al paso que la intrepi- dez de los soldados anglo-liispano-lusitanos; y aun- que procuré en lo posible desempeñar la empresa, en que me habia constituido, ni creo mi obra exen- ta de defectos, ni haber llenado los deseos de mis lectores. Pdr esto dudé en publicarla ; pero me animé á e|ío, estimulado de gratitud acia nuestros aliados, y persuadido deberían disculparse mis fal- tas, por la sana intención y decidido patriotismo, que me movieron á su publicación. |
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J&tl Pindó excelso dexa, docta Clío,
Y bondadosa á mi favor desciende:
Un rayo de luz vibra al pecho mió* Y el bélico furor en él enciende:
De Wellíngton heroico el marcial brío,
Por donde sus fulgores Febo extiende Exaltaré con metro tan sonoro, Que el mármol lo eternice, ei bronce, el oró, Y tú heroico adalid, sabio guerrero,
Que en debida venganza enardecido, Con fulminante brazo y. firme acero - Humillaste del Hércules mentido; El infante, alazán y caballero, Benigno acepta el don, que agradecido, A tu valor y nombre, venturoso Un hispano consagra respetoso. -^ ' ¿i Los llanos devastaban de Castilla
Del tirano de Francia las legiones» Sufría la doncella su mancilla, Y los grillos los ínclitos yarones.
La sangre derramaba, su cuchilla Del inerme paisano á borbotones; Y por,todo el francés en dolos fuerte
Llevaba la impiedad, terror y muerte. • |
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Mas al apunto* á vengar tanta fiereza
Se adelanta Wellíngton hazañoso, Y levanta una triple alta cabeza
De bretón, luso, hispano valeroso: Á todos tres infunde tal braveza, Que juran del francés ignominioso Derribar la cerviz, y los ardides Burlar del falso y temerario Alcides. Temiendo del aliado el.ardimiento,
Forma .en los Arapileá recia valla Marmontj del .-.galo vil cabo sangriento, Y la bomba-dispone y la metralla.
Perqhel anglo adalid en.,el «momento Los brutos aproxima á la batalla,. .,« Y avanza ,eon extrema bizarría
^1 bronce vengador é infantería* (?Como flao'ántigua:selva, que crecida
Parece que orgullosa al Cielo toca, Queofi: poder de. los siglas atrevida Keta conv altivez soberbia y loca; Mas de eléctrica nube despedida, Cuando en reñida lid con otra choca, Destructora centella fulminante En cenizas, la vuelve en un instante: *;-* Ad el infame galo su trinchera '
Desvaratada mira enteramente, Apenas el caudillo la primera Senil de. acometer hace á su gente; Y el gine-te ó peón, que no acelera
La fuga, del aliado combatiente Se rinde presuroso al bravo acero,
Ó enrojece espirando Adaja y Duero,' |
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(ni) .....
$u disperso escuadrón' Wellingtbnisígiie^.^
Imponiendo pavor al suelo mismo, jovijtvl Nada halla que su excelso ardor mitigue,5 v
Ni riesgo que no venza su heroísmo; '& Y cuando mas intrépido persigue • i, ;v
Al galo, monstruo horrendo del abismo, El bruto se detiene y estremece,- '--i -;-¿ Y á, la voz, y á la espuela-no obedeced
Vuelve el rostro *el caudillo:ve imahefmosa
Poncella en una nube ensangrentada,'1-'^
De marcial casco y peto armada Diosa,'
De honprosa diadema coronada:
Una llama, de fuego vigorosa
En su inflexible mano ve empuñada; ••>!''
La,ve mirar airada hacia la tierraV-v 1:^
Y siente que su diestra firme, aferra1. -v *
Oye luego su voz: »el seguimiénfo
Dexa del enemigo, pues bastante* tiro koJ Es.' parte de tu gente á: s^i-escarítiienté. ft Adonde tu presencia es importante' ':i¡ -- Corre sin detención; ttr noble'ñtteríto De laurel ceñirá la sien triunfare;' ' * \ Vuela, gran duque, al suelo Carpéñtaríó¿ Y vindica el honor ;delkrono' hispanos'^
Dixo; y como sus 'garras'-'eStrecSando
El águila al cordero preso*; íl^V-á:,^*ú '• :^Hc Y ,el fiero Noto, el AquilcVn cortando,^ n
Á la etérea región-veloz se eleva: ^i,>>:í Espantosos,fulgores rutilando üLh:.<•:>,*.*')i m La Diosa;-:de venganza justa en ^uefea^* Y seL héroe > arrebata ndo áé' este aírelo $*i**
Rompéctapidamente j<:un'í bas^t>rviiítóií^o t; l #
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(IV)
*< Del rayo luminoso al ronco trueno Mayor espacio va, que del instante, Que la excelsa visión cogió en su seno Al invicto britano militante, Al punto, en que de horror dexando lleno El cercano pais, llega radiante, £a prontitud mintiendo de la Fama, 41 pie : del encumbrado Guadarrama. Un breve rato solo allí reposa;
Luego con el caudillo á la eminente CJumbre del puerto vuela presurosa. Agradable le mira y complaciente, Y rutila ya menos sanguinosa,
Mostrando que de Olimpo solamente La venganza baxar le hizo de España, Y el jionor y la gloría de Bretaña.
fÁ Wellíngton señala con su diestra
Los dilatados campos carpentanos, Y 4¿a Mantua española también muestra
Esclava del «mayor de los tiranos. Sus pesadas cadenas le demuestra;
Y á humillar los- verdugos Inhumanos
Descender impertérrito la manda, Prometiéndole el lauro eri la demanda, 4í[;c»*Enrvatio el enemigo jactancioso
i>Reunirá,sus «infantes y escuadrones. «Mientras tú á ¡Mantua libras valeroso* «Conduciré sus fieros batallones, «Fingiendo el Genio ser galo orgulloso, «A4onde te darán nuevos blasones.» ; Dixo^[y envuelta en una obscura nube Se oculte luego,v y ,por el ayre sube. |
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De la visión Welííngton admirado
La certidumbre duda del portento: No apercibe ni el llano, ni el collado, i Y por un rato pierde el movimiento:
Como al viagero dexa deslumbrador ;i) *\ ■ La exálacion, que oculta en el momento, Que, fugaz aparece en noche obscura, De las sombras aumenta la espesura*. í Mas, recobrando luego su sentido;
Conoce á la venganza justiciera,. Que le habló terminante, y sometido Á su mandato, enristra la severa Lanza y al bruto aguija enardecido, Y del alto del puerto la carrera, : .
Ansioso de humillar al galo, emprende Y al llano de Carpe ato asi desciende, j
Al. pie de Guadarrama alborozados
Sus gínetes encuentra y sus infantes, Que en el ameno suelo reposados, Olvidan los trabajos agravantes Ü De las pasadas lides;-. y hermanados Q
El manjar y el licor parten amantes, Y si alguno discuerda sin porfía,
Es «dando á su país la primacía* Luego que al adalid cerca perciben,
Arrojan el licor, el manjar dexan; n,l De bombas y granadas se aperciben; Y,en sus alegres cantos se semejan A las sonoras aves, que reciben Al benéfico sol, y le festejan, Con trinos de loor, cuando fulgente Las anchas puercas dora del oriente. ;'.>'_» |
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(VI)
Denodados empuñan los peones
Las picas, ios fusiles, las espadas: Ensillan los '■ gkíetes sus • bridones, -<\ Y en tres líneas se forman dilatadas.
Luego son las impávidas legiones Por «1 caudillo heroico revistadas, Y a su vista el marcial aliento crece,
Y del.ocio ei amor desaparece.
$.1afrente de los*bravos militares
Coronadas ' de .junco se presentan Las v Napeas del claro Manzanares. El rencor á los galos les aumentan Y ev-ansia.de venganza sus cantares;
Y agraciadas coronas les ostentan,
Qaerofrecen repartir á los primeros, Que' en: gala sangre laven sus aceros, ; Emprenden las falanges la partida
Al son de los marciales instrumentos. Siguen clarín y ; casta enfurecida De las ninfas los. bélicos acentos, Que con música y: danza repetida Coxiducen los briosos regimientos, Animándolos siempre á la refriega, •■-■ Hasta la hermosa puerta de la Vega. ••»■! vr¡"Previendo el galicano su llegada,
En forma de embestir" las huestes pone; Y juzgando el pendón* la tropa aliada
Rendirá, cuando él firme se le opone, La demanda presume ya ganada, Del cuantioso botin loco- dispone,"
Y de su íyugo .vil esposa y grillo
Ceñir .piensa al án-trépido caudillo* |
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(VII)
Como la inmunda sierpe maliciosa
Al labrador incauto se adelanta, Y la altiva cabeza venenosa
En su daño mortífero levanta; Pero, con mano hiriéndola nerviosa, Su orgullo el diestro labrador quebranta;
Y tortuosa la muerte huye ligera,
Y se oculta en su antigua madriguera.
Así el galo el cañón dispuesto tiene
Contra la acreditada infantería: Dispara; pero en vano: no detiene Al bizarro peón su artillería; Y viendo que á embestirle se previene
Numerosa gentil caballería, Antes que oiga del bronce el primer tiro*
Pavoroso se oculta en el Retiro. Siguen á los soldados aturdidos
Sus águilas también con raudo vuelo, Y extienden con horrísonos graznidos
En toda la comarca un denso velo. Al buen Retiro llegan, y estallidos Tan espantosos dan, que el recio suelo Del fragor conmovido se estremece, Y á absorverlas abierto, ya parece.
Wellíngton del francés en seguimiento
Avanza sus belígeros bridones; Y su rabia aumentando y ardimiento
Denodados les siguen los peones, Que, faltando á los brutos el aliento, Sobre sus hombros llevan los cañones, Pues por hacer el tránsito mas breve, La carga mas pesada les es leve,: |
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(VIII)
Llegan presto al Retiro, y la batalla Empiezan vengadores animosos; Mas del bronce al abrigo y de muralla Oponense los galos jactanciosos A su estremo valor, y de metralla y balas lluvia arrojan sanguinosos, Fulminando sus ojos de tal suerte, Que infernales despiden ira y muerte. Sus tiros despreciando los aliados
Al pie del alto muro se aproximan. La vida prometiendo á los malvados, De la plaza la entrega les intiman; Pero á muerte ó vencer determinados De Wellíngton la oferta desestiman, Y añaden del canon al recio luego
Del mortero y obús el pronto juego, Al hijo de la Albion nada intimida,
Que blandiendo marcial el fuerte acero, Al frente de la tropa embravecida Avanza como simple granadero. Obstáculo no encuentra que le impida La venganza seguir del galo fiero, Pues cuanto mas violento le resiste, Con tanto mas tesón heroico insiste. Del caudillo á la par Carlos España
Combate, y Julián Sánchez arrogante, Que del bronce aumentando mas la hazaña, Menosprecian el fuego exorbitante, Y aunque acabe el francés con furia estraña
Del aliado al amigo, el bravo infante, Imitando á sus gefes, solamente Mas vengador se vuelve y mas valiente.
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(IX)
A la muralla arriman las escalas
Y el asalto principian hazañosos.
Ni las continuas bombas, ni las balas
De su arrojo les hacen pesarosos, Pues hijos impertérritos de Palas, Si matan ó derriban los furiosos Sitiados á los bravos que adelantan, Á sucederles otros se levantan. Crece la ira del galo; el valor crece
También del sitiador, y tan sangrienta Al punto la lid se hace, que parece Que solo entre leones se sustenta. De la vertida sangre se enrojece La muralla, y la escala se ensangrienta, Pues cuando el nuestro amaga enfurecido, Al sitiado extermina ó dexa herido. Logran los esforzados campeones
Penetrar vencedores en el muro, Y enarbolando al punto sus pendones,
Aumentar de los galos el apuro, Que fugaces corriendo á los bastiones,
Presumen evitar el choque duro; Y por mas que sus fuerzas reconcentran,
Siempre invencible al coligado encuentran. Mas de defensa ya desesperados,
Al luso , y al bretón, al fuerte ibero, De sangre y de sudor propio bañados, Los cañones entregan y el acero; Y del héroe á las plantas humillados,
Con tono le suplican lastimero Por cuanto pueda serle mas precioso
La vida les conceda generoso. |
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Intrépido Wellíngton aun blandía
La sanguinosa espada vengadora:
Su denuedo notando parecía
Ceder todo á la diestra vencedora.
Pero igual á su brío y bizarría
Es también su piedad, y sin demora,
El degüello prohibiendo á sus soldados,
La existencia asegura á los sitiados.
• Envaynan obedientes las espadas,
Y cesan de matar las bayonetas;
Las bombas arrinconan y granadas, Los fusiles arrojan y escopetas; Y el triunfo las legiones afamadas,
• Al son de los clarines y trompetas,
(¡Celebran con armónicas canciones, Que añaden nuevo lustre á sus blasones. En himnos de loor Mantua resuena,
Que á Wellíngton tributa su habitante, Y al ver del yugo rota la cadena,
Gozoso le apellida padre amante. Con llanto de placer el suelo llena , En que las plantas afirmó triunfante; Y aquel por venturoso es mas tenido,
Que el sombrero le toca ó ya el vestido. Complacida también naturaleza
Del aliado celebra el vencimiento: Del abrasado estío la crudeza El céfiro mitiga vago y lento; Y del gentil Wellíngton la proeza,
Del ginete y peón el ardimiento Repite con acento el mas sonoro De las pintadas aves dulce coro. |
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(tí)
v Entre verdosos juncos Manzanares
Levanta su cabeza cristalina i Grato mira á los fuertes militares: Ai pecho transparente la reclina; Y meciendo los bellos aladares, Aplaude dé los vándalos la ruina; Mas con sonora voz, que el ayre llena t Su exterminio eficaz al Tajo ordena: "No dexes que los restos ominosos
De los galos sus fértiles riberas De hoy en mas amancillen sanguinosos. Harto tiempo áus huestes altaneras Talaron nuestros valles deleitosos. Contigo al ancho mar lleva esas fieras; Y libre del francés y su tirano
Vuelva á la antigua paz el suelo hispano.'.? Cual detiene al viagero el agraciado
Xilguerillo, que trina dulcemente, Y mientras que lo escucha no le es dadfe
Proseguir su camino diligente: Oyendo al Manzanares admirado .
Suspende el Tajo undoso su corriente^ Y á castigar del galo la insolencia
De este modo promete su obediencia;
^Impaciente del crudo galicano
Las reliquias aguardo y vengativo. Como sepulté al bárbaro africano^ Arrojaré su gente al golfo altivo; Si en castigar tardare á este inhumano, Será solo que €l número excesivo De sus muertos, formando antemurales * 5 El surso detendrá de mis raudales." |
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(Xíl)
Viendo eí padre Océano que no acrece Mas sus linfas del Tajo caudaloso La corriente anchurosa, se enfurece, Y en montes su cristal vuelve espumoso;
A Europa sumergir ora parece; El Asia acabar ora proceloso;
Ora hendir las cavernas del abismo; Ora insano amagar al cielo mismo. Fragoso continúa y turbulento
Sus destructoras furias espantosas, Hasta á Ulísipo oír el ardimiento Celebrar de las huestes victoriosas. Y saber que causó el detenimiento
De las aguas del Tajo numerosas El ansia de acabar enteramente Los restos del francés en su corriente.
Las líquidas montañas encrespadas
Entonces del crecido furor ceden; Separanse las aguas congregadas, Y á sus antiguos lindes retroceden;
Un murmullo á las furias extremadas t Y al Aquilón Favonio ya suceden;
Y de la Europa y Asia las riberas
Las: claras ondas bañan placenteras. De Océano en la diáfana llanura
Alzanse las Nereidas y Tritones, Y gozosos celebran la bravura
De los hispanos, lusos y bretones;
Sus escamosas colas con blandura Sacuden, y en ligeros batallones Vuelan., surcando el mar, á la Bretaña Del caudillo á anunciar la estrema hazaña. |
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(XIII)
Cuál la nave las velas engreída
Suelta, y al mar se entrega y suave viento, Y en breve de la costa despedida
Del puerto ansiado toca el firme asiento,
Tritones y Nereydas la partida Emprenden con tan raudo movimiento, Que de Ulísipo apenas se separan El canal de la Mancha ya reparan» ' Veloces en él entran : magestuosas
Oprimen de su estrecho la corriente, Y sujetan las olas procelosas;
Y á la boca llegando prontamente,
En que vierte sus aguas abundosas El Támesis rendido y obediente Al caudal agitado de Océano,
Así anuncian las glorias del brkano:
»En pos del gran-Wellíngton sus aceros,
Renovando el valor de los Estuardos, A la faz de los galos altaneros Blandieron los británicos gallardos. Al verlos á la lid marcharon fieros Los. tercios enemigos; mas no tardos, Y llenos de pavor á los bretones
Rindieron las banderas y cañones.» »De su carmín regada la Castilla,
El Adaja y el Duero se enrojecen. Llega el héroe á Carpento, y la cuchilla. El, yugo del francés desaparecen; Rie 4e Manzanares la ancha orilla; De placer sus praderas reverdecen, Mientras apronta el Tajo sus raudales Á acabar á los torvos imperiales.'? |
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(XIV)
' Tritones y Nereydas tal dixerón'; Y de nuevo surcando con blandura
El espumoso golfo, se volvieron A sus antiguas grutas con presura.
Del Támesis las Ninfas repitieron En Londres del aliado la bravura; Y complacida toda la Inglaterra,
Juró otra vez al galo eterna guerra., Al modo que en la tarde mas serena
Del abrasado estío se levanta De eléctrico vapor la nube llena, Y con obscuridad, que densa espanta
La comarca encubriendo luego atruena, Y los polos parece que quebranta,
Cuando sigue al relámpago lumbroso Del trueno el. estallido tempestuoso: El Támesis también asi agitado
Ál oír del francés la furia inmensa, A humillarle, y vengar determinado De la hispana nación la grave ofensa., Encrespando sus aguas decontado, Y á Londres encubriendo con extensa
Niebla, intima del Sena diligente La pronta rendición á la corriente.
9) ¿No basta ya á tu rabia desmedida
Haber visto regadas tus riberas De sangre de tus hijos mal vertida? ¿Quieres aun, abortando nuevas fieras, La maldad , con que fuiste envilecida, Llevar á las naciones estrangeras? ¿ Quieres que Europa toda á tus soldados? Mire como verdugos desalmados ? ;> A |
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(XV)
«Tiembla; dexa tu loco atrevimiento *, Pues los hispanos, lusos y bretones
Juraron vengadores tu escarmiento.
Sii va solo el valor de esas legiones
Contra e\ tirano infame, que el asiento
Ocupa usurpador de los Borbones;
Y no el solio de Luises respetable
Cubra á un aventurero despreciable.»? Imperioso exclamó de esta manera
El Támesis al Sena, que al instante Su diáfano cristal pávido altera. Con hórridos bramidos espumante, Sus linderos desprecia , y la ladera Cubriendo de su curso, al habitante Del país, que regaba deleitoso Atónito le dexa y temeroso. Grita en su fuente el Sena, y la gran nueva
peí triunfo del bretón acreditado A Lutecia su voz al punto lleva, Refiriendo que el brio del aliado, Cuando Wellíugton el acero eleva, Queda el francés exército arrollado, V que su ruina el Támesis sabiendo,
Amaga derrocar ai monstruo horrendo» ,Queda, escuchando al-Sena, conmovida
La gran Lutecia al punió y pesarosa; Ve en llanto su alegría convertida; Marchita su alameda deliciosa; Su beldad celebrada ve perdida; El Louvre ve temblar, y pavorosa I£n el bosque ocultarse ve la gente, Ó en ©1 sagrado templo diligente, |
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(XVI)
Abren las Tullerías su ancha puerta, Y el soberbio palacio se estremece.
Bonaparte al estrépito despierta; Escucha cuidadoso y se entristece. Ya de vengar su honor llegarse»cierta
La Emperatriz Josefa le parece; Ya que el pueblo le busca tumultuoso; Ya ,que fulmina el Cielo poderoso. Cual sus armas Ayáx enfurecido
Disputa con Ulises arrogante, Y en la lucha fatal queda vencido;
En la noche le busca, y ya triunfante t
Sintiendo su puñal humedecido, Se juzga; pero el hierro al sol radiante De sangre del cordero ve manchado, Y con él se atraviesa despechado:
De este modo el infame Bonaparte,
Luego que del fragor la causa inquiere,; Su ira á satisfacer violento parte; Mas del palacio en vano salir quiere; No acierta; el imperial manto desparte; Mesa el cabello, brama, el rostro hiere; Y muestra con señales verdaderas
No ser su trono y vida, duraderas. j • Así al frente de lusos y bretones,
De heroicos españoles hazañoso Derrotó de la Francia las legiones Wellíngton, á los galos ominoso. Tembló así el destructor, que las naciones Esclavizó de Europa sanguinoso, Al acero blandir la fuerte mano Del caudillo anglo-ibero-lusitano,, CANTE.
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